Figura

Martin Scorsese, el buen muchacho de Queens

Martin Scorsese, uno de los directores de cine más importantes de todos los tiempos, cumple 80 años. Celebrarlo es reconocer su capital de producción fílmica aún activa como, también, entender su legado constante por la preservación de la historia audiovisual.
Un fanático de la historia, un analista, un archivista, un editor, un compilador y, además, un director superlativo.
Pablo Manzotti 15-11-2022
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"Todo lo que estamos haciendo ahora no significa absolutamente nada. Todo nuestro agonizante trabajo y esfuerzo creativo es en vano porque nuestras películas se están desvaneciendo". 

Así inicia la carta que, en 1980, un joven Martin Scorsese que no había cumplido aún cuarenta años les escribió a sus amigos y colegas realizadores. Por entonces ya era el artífice de joyas, de obras maestras como Calles Salvajes, Alicia Ya no Vive Aquí y, por supuesto, Taxi Driver

Con esta premisa y preocupación, comenzó a liderar la campaña para cambiar el estándar de la industria y llevar el archivo fílmico a un stock más plausible de preservación. Fue así que en 1990 con amigos como Steven Spielberg, George Lucas y Francis Ford Coppola formó la Fundación Cinematográfica (The Film Foundation). Desde entonces, la Fundación ha recuperado más de 900 películas y continúa trabajando al día de hoy.

Martin Scorsese no es solo el cineasta en actividad más importante de la historia del cine. Es un hombre que cumple ocho décadas de vida y "exuda" cine. Es un fanático de la historia, un analista, un archivista, un editor, un compilador y, además, un director superlativo. Su proyecto no solo se limita a recuperar y preservar el celuloide sino que se acerca a las nuevas (actuales) formas de visionado: The Film Foundation Restoration Screening Room es una plataforma para exhibir películas restauradas con el apoyo de la entidad y sus socios. Está disponible de forma gratuita desde mayo, con presentaciones adicionales y los estrenos son el segundo lunes de cada mes. La primera presentación fue I Know Where I'm Going (1945, dirigida por Michael Powell y Emeric Pressburger), restaurada por The Film Foundation y el BFI (British Film Institute) National Archive.

Los brazos de su obsesión por la preservación del cine en todo su amplio concepto se extienden hasta cada flanco posible. Los convenios de restauración también llegan a acuerdos con el excelente sello Criterion. Y, recientemente, hubo una muy buena noticia para regocijo de la cinefilia vernácula: se editó restaurada en 4K Prisioneros de La Tierra, la notable película argentina de realismo social del director Mario Sofdici estrenada en 1939. La presentación cuenta con un análisis del mismísimo Martin Scorsese y una larga exposición de Paula Félix-Didier y Andrés Levinson (autoridades del Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken) acerca del proceso de restauración. 

Esto también es Scorsese: el cine en toda su dimensión simbólica y tangible.

El arte de narrar

"Las películas, como cualquier otra forma de arte (o arte presunto), no cambian. Pero las personas que miran películas sí cambian. Crecen (o envejecen) y su percepción de una película en particular, cambia". Esta textual es parte del prólogo del propio Martín Scorsese al libro que el crítico Roger Ebert (fue uno de los especialistas más respetados del rubro en el mundo fallecido en 2013) le dedicó a su director favorito y que se titula "Scorsese by Ebert".

Scorsese es un cineasta, así se considera. No un director que supone una persona que, técnicamente (y quizás de manera brillante), puede llevar adelante la interpretación de un guión. El cineasta, según el realizador de Taxi Driver, es aquella persona que puede desarrollar el material de otro y que, aún así, se vea su marca discursiva personal. En definitiva, que sea una labor autoral.

Martin Scorsese pertenece a la segunda oleada de directores que influyó en la narrativa del cine clásico americano luego de la irrupción mundial de la nueva corriente francesa (la conocida Nouvelle Vague). Al lado de Steven Spielberg, Brian De Palma, William Friedkin, George Lucas y Francis Ford Coppola marcaron el pulso del cine de la década del setenta. No solo implicó un posicionamiento estético sino, también, una mirada política respecto del cine de autor y la libertad creativa. Fueron ellos quienes se plantaron frente a la política de estudios que estaba en crisis y ofrecieron una salida diferente, recuperando el lugar autoral que sus pares franceses habían marcado desde la crítica. Y tomando como punto de partida a los grandes clásicos: Hitchcock, Ford, Hawks, Wilder. Pero sobre todo Hitchcock. 

Fue "Marty" quién mejor interpretó al director británico, al maestro de maestros. Y el cine de Scorsese es el que mejor entiende la potencia del plano, la subordinación de la técnica a la excelencia narrativa.

Una guía para homenajear sus ocho décadas

En las plataformas hay muchas de sus películas fundamentales para quien quiera rendir tributo al director o para quienes sientan el impulso, por primera vez, de adentrarse en su producción (envidiados serán los que acceden por primera vez a esas obras maestras)

Un paneo por las plataformas deja un saldo altamente positivo al respecto. En HBO Max se pude ver Buenos Muchachos (GoodFellas, 1990). Si uno prescindiera de sus obras maestras de la sombra de sus obras de las dos décadas anteriores, se podría decir que esta película de 1990 es su mejor film y, por supuesto, una de las mejores de la historia del cine. 

"Supongo que la película dónde más experimenté fue en Buenos Muchachos; aunque, por otra parte, tampoco estoy seguro de si lo llamaría experimentación, porque el estilo se basa principalmente en la de March of Time de El Ciudadano (Citizen Kane, 1941) y en los primeros minutos de Jules y Jim (Jules et Jim, 1962) de Truffaut. En esta última película cada fotograma está repleto de información, una información hermosa", comenta Martin Scorsese en Lecciones de Cine, el excelente libro de entrevistas de Laurent Tirard, editado en Argentina por Paidós en el sello Comunicación.

La historia de la película se basa en el libro Wiseguy de Nicholas Pileggi. Fueron precisamente esos "chicos listos" los que Scorsese observaba desde la ventana de su casa durante su niñez en el barrio de Queens en New York. Esos italoamericanos que hacían negocios non sanctos, que tenían vínculos con la policía, que imponían sus reglas de juego. Buenos Muchachos' es la historia de Henry Hill (el recientemente fallecido Ray Liotta), de su ascenso al poder mafioso y de su caída. La historia del hombre que, como relata desde la escena de inicio, "desde que tiene memoria, siempre quiso ser un gángster". La narración en off del personaje ejerce como hilo conductor del relato y Scorsese navega sobre él con diferentes apreciaciones estéticas para nutrir de información el cuadro en cada escena. Cada movimiento de la cámara en el cine del director tiene una justificación, transmite una idea. Como ese excelente plano secuencia que retrata como Henry Hill lleva a su novia al bar Copacabana (recinto habitual de gángsters en los cincuenta y sesenta) donde se explicita en una sola toma el momento de máximo poder del protagonista. Como dijimos en el inicio: Scorsese exuda cine. Cuando habla y también cuando filma.

También en HBO Max se puede encontrar la reciente El Lobo de Wall Street, con un Scorsese modelo Siglo XXI y El Rey de la Comedia, film que llevó la actuación de Jerry Lewis a un plano que nunca antes había alcanzado.

Netflix ofrece otro puñado de obras clave. Obviamente la primera que hay que destacar es Taxi Driver. Fue la película que le abrió las puertas al mundo con el premio de la Palma de Oro en Cannes de 1976 y el film definitivo para afianzar sus marcas narrativas. Humo, luces de neón, una edición frenética y un rojo intenso que rompe el cuadro, elementos que imprimen patente de su identidad audiovisual. También la producción que sella esa relación simbiótica con uno de sus actores clave: Robert De Niro. Precisamente, en la plataforma, también se puede ver Casino, otra de sus películas con el actor y otra incursión en su exégesis de la mafia. Exégesis que culmina con El Irlandés, una producción propia de Netflix y la prueba de que aún en el momento actual de la industria, Scorsese sigue pensando el cine clásico en gran escala. 

Queda destacar la excelente Cabo de Miedo. "El único film que he hecho para un público en especial ha sido Cabo de Miedo, pero se trataba de una película de género, un thriller y, cuando haces algo así, hay ciertas reglas que tienes que seguir para que el público reaccione de un  determinado: suspenso, miedo, excitación, risa... Pero, a pesar de todo, permíteme que lo exprese así: el esqueleto de la película ha sido para el público, el resto, lo hice para mí", cuenta Scorsese en el libro Lecciones de Cine, antes citado. La película es una remake de Cape Fear, un clásico de Hollywood de 1962. Scorsese, luego de ser convencido por Spielberg para que tome el proyecto, la convirtió en una película suya 100 por ciento.

En Star+ hay una joyita olvidada de la década del ochenta: El Color del Dinero, con Paul Newman y Tom Cruise, la continuación de The Hustler de 1959. Un relato delicioso de la puja de egos y la competencia con un registro de las mesas de billar y pool nunca antes logrado en el cine. Quién iba a pensar que ese joven Tom iba a unirse, años más tarde, a Scorsese como puntales de la lucha por ver cine en el cine, por la defensa del cine espectáculo.

Más allá de las películas, está también el Martin Scorsese televisivo. HBO Max cuenta con sus dos proyectos ambiciosos, en los que dirige algunos episodios y actúa como productor general: la soberbia Boardwalk Empire y Vinyl, una serie excelente acerca de la movida de música rock en la escena de New York de los setenta, pero que quedó cancelada luego de su primera temporada. Por otro lado, Netflix produjo y tiene en su catálogo la serie Supongamos que Nueva York es una Ciudad, las reflexiones que el director realiza junto a la intelectual Fran Lebowitz acerca de la mejor metrópoli del mundo y su amor a la misma.

De la pantalla al streaming

En 2023, con sus ochenta años cumplidos, Martin Scorsese llegará nuevamente a los cines con una superproducción. Killers of the Flower Moon es un drama histórico inspirado en hechos reales sobre una serie de asesinatos en Oklahoma. La producción general es de AppleTV+ que se garantiza los derechos de emisión mundial a través de su plataforma. Paramount, socio en la producción, será la encargada de la primera parte de la exhibición, en las salas cinematográficas. 

El clásico Marty encontró en los últimos diez años que ya los estudios estaban reticentes a invertir en sus producciones. Luego de las dificultades que tuvo para llevar adelante Silencio (Silence), su obra épica religiosa, el director cerró el acuerdo con Netflix para El Irlandés. 

Defensor a ultranza del cine en el cine, aceptó que la industria está cambiando y se aprovecha de ella para continuar haciendo lo que mejor le sale: el cine en su dimensión más perfecta. Scorsese es un representante de una forma de hacer películas que yo no existe. 

Al respecto, durante los 100 años del nacimiento de Fellini, reflexionó en la revista Harper's acerca del streaming, el concepto de contenido y las redes sociales: "Hasta hace quince años, el término 'contenido' se usaba solo cuando la gente discutía sobre cine con seriedad. Era utilizado en oposición a la idea de 'forma' pero gradualmente se hizo de uso corriente y por gente que se apoderó de las empresas de medios, que en su mayoría no sabían nada de la historia del arte cinematográfico, ni les interesaba lo suficiente para conocerla. El 'contenido' se volvió un término comercial, utilizado para nombrar a todas las imágenes en movimiento: una película de David Lean, un video de un gato, un comercial del Super Bowl, la secuela de una película de superhéroes y un episodio de una serie. Se relaciona, por supuesto, no con la experiencia de la proyección en salas sino con el consumo hogareño en las plataformas de streaming que se impusieron sobre la experiencia de ir al cine del mismo modo en que Amazon arrasó con las tiendas físicas" Y, aclaró sabiendo que juega en alguna de esas líneas: "por un lado, los sistemas de streaming han beneficiado a los realizadores, entre los que me incluyo. Pero por otro lado crearon una situación en la que todo es presentado al espectador con el mismo nivel de disponibilidad. Algo que suena democrático pero no lo es". 

Martin Scorsese cumple 80 años. El cine en sí mismo, lo festeja. Y, jugando con la magia clásica de la industria, espera que sean las primeras ocho décadas de muchas más por regalar relatos.