El FMI midió impacto de un posible segundo brote a comienzos de 2021
El panorama económico que delineó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su World Economic Outlook (WEO) es durísimo por la magnitud de la caída, la tibieza del rebote y el panorama desolador que dejará la pandemia.
Por ejemplo, con una suba del desempleo que agudiza las tensiones distributivas: sufren más los más trabajadores informales y las mujeres. Eso, dijo el FMI, podría volver a fojas cero el progreso logrado en la reducción de la pobreza global desde los '90: el porcentaje de personas con ingresos menores a US$ 1,90 diarios pasó de 35% en 1990 a menos de 10% en los últimos años. Por el Covid-19, la economía global perdería, entre 2020 y 2021, US$12,5 billones. Ahora, el organismo espera una caída del PIB planetario de 4,9% en 2020, la mayor desde la Gran Depresión. Y los riesgos son a la baja.
Además, los ratios de deuda pública llegarán a los niveles, como porcentaje del PIB, más elevados desde la Segunda Guerra Mundial. Por eso, la economista jefe del FMI, Gita Gopinath advierte que la respuesta a la crisis generará desafíos de mediano plazo que impliquen poner los números fiscales en orden. Sin embargo, la reconstrucción económica (social y productiva) necesitará financiamiento público. No vienen tiempos fáciles.
Y ni hablar si hay una segunda ola en algún momento de 2021: el FMI midió ese escenario también y proyectó que, si ocurriera, el PIB global caería otro 4,9% en 2021 y la recuperación, desde un pozo más profundo, arrancaría recién en 2022. Allí, recuperar el nivel de actividad previo tardará años y será una preocupación menor con respecto a los conflictos adicionales que suscitará una recesión profunda, prolongada y planetaria.