Un giro (gradual) a la competitividad

Pese a las materias pendientes en equidad, las propuestas tributarias lucen sensatas, elevan la calidad del debate y se focalizan sobre los verdaderos obstáculos
17-11-2017
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Por Rodrigo González Director ejecutivo de la Fundación IDEAL

En julio, la OCDE presentó un reporte en que analiza profundamente el sistema tributario argentino. El veredicto es conocido: tenemos un sistema distorsivo, que atenta contra la competitividad, las inversiones y el crecimiento. Y, además, que resulta poco progresivo. En ese contexto, el estudio sugiere una serie de cambios que podrían sintetizarse en la modificación de siete impuestos, algunos relacionados con la eficiencia y otros con la equidad.

Si se compara el proyecto de reforma tributaria con estas sugerencias de la OCDE puede advertirse que el Gobierno coincidió con prácticamente todas las sugerencias que promueven la eficiencia mientras que descartó las principales que generarían mayor progresividad en la política tributaria.

La OCDE hace énfasis en Ganancias e impuestos al trabajo, tributos que atentan contra las inversiones, la formalidad y el crecimiento ya que poseen alícuotas distorsivamente elevadas (respecto a la región). A su vez, se destaca el Impuesto al Cheque e Ingresos Brutos, que generan el conocido “efecto cascada” en la tributación a lo largo de la cadena de valor, con nocivos efectos sobre la competitividad de la economía.

En el proyecto de reforma, la reducción de alícuota del 35% al 25% para ganancias empresariales no distribuidas, y la generación de un Mínimo No Imponible (MNI) para contribuciones patronales de salarios menores a $12.000 logran (en su plena aplicación) empalmar lapresión de estos tributos a los niveles regionales. A su vez, la deducción del 100% del Impuesto al Cheque permite eliminar el impacto de este tributo, y los acuerdos alcanzados entre la Nación y las provincias reducirían la incidencia de Ingresos Brutos por el equivalente a 1,5% del PIB (comprimiendo en un tercio su alcance actual).

Al final del exuberante gradualismo, la reforma hace un esfuerzo por converger con la región en los principales impuestos que hoy generan asimetrías competitivas. Sin embargo, queda en el tintero una segunda generación de reformas relacionadas con la equidad. En este contexto, la OCDE destaca al menos tres impuestos que debería reformularse. Por un lado, se destaca que las exenciones y alícuotas reducidas del IVA generan una importante  fuga de recursos que es capitalizada en gran medida por los estratos de mayores ingresos. La sugerencia es homogeneizar la alícuota, y hacer una política de devoluciones focalizadas sobre la población de menores ingresos (con mayor intensidad a lo realizado en la actualidad). Por otro lado, sería necesario darle mayor progresividad al Impuesto a las Ganancias de personas físicas, e incrementar la importancia relativa de los tributos al patrimonio. No debe soslayarse que algunos de estos cambios generarían tensiones políticas ya que impactarían adversamente en familias de ingresos medios y altos.

Sin embargo, acercarían la progresividad tributaria argentina a los niveles de la OCDE, logrando sensibles mejoras en la distribución del ingreso. En definitiva, a pesar del gradualismo y las materias pendientes, las propuestas lucen sensatas, elevan la calidad del debate y se focalizan sobre verdaderos obstáculos al crecimiento.