“Cumplir con las sentencias es lo correcto”

Entrevista a Alejandro Rodríguez, PhD en Economía y docente de UCEMA.
16-06-2016
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En diálogo con El Economista, Alejandro Rodríguez plantea que “si le pagamos a los holdouts entonces, también corresponde que le paguemos los acreedores internos que son nuestros abuelos. Si no hay plata para uno no hay plata para los otros. Ese es el espíritu del pari passu”.

Luego de haberlo desechado inicialmente, el Gobierno optó por hacer un blanqueo. ¿Por qué cree que cambió de postura?

La necesidad es la madre de la invención. El Gobierno necesita plata y está haciendo todo lo posible por conseguirla. Obviamente un blanqueo no es una novedad. No es el primero y seguramente no será el último. Sin embargo, muchos expertos en la materia coinciden que este blanqueo puede llegar a funcionar ya que hay factores externos a nuestro país que parecen indicar que en el futuro cercano manejarse con dinero no declarado en el exterior será cada vez más difícil.

Sus colegas dicen que la inyección de pesos a los jubilados, así como otras medidas tomadas por el Gobierno que implican mayor gasto o resignación de ingresos, agrandarán, lógicamente, el agujero fiscal. ¿Cuáles son las consecuencias de eso?

Cumplir con las sentencias que implican un ajuste de haberes de los jubilados es lo correcto. Si le pagamos a los holdouts, entonces, también corresponde que le paguemos los acreedores internos que son nuestros abuelos. Si no hay plata para uno no hay plata para los otros. Ese es el espíritu del pari passu. Aclarado esto, es cierto que cumplir con todos nuestros acreedores implica un esfuerzo fiscal mayúsculo. Yo soy de la opinión que los recursos deberán salir de la clase “estatal”, que incluye a la clase política pero se extiende para abarcar a todos los que viven prendidos de la teta del Estado. Lamentablemente, esta clase está muy organizada y dispuesta a luchar por preservar sus privilegios por lo cual un ajuste fiscal de la magnitud que se necesita parece utópico. Si se logra, Argentina volverá a ser un país del primer mundo como lo supo ser hace muchos años y sino esta será otra más de las fallidas experiencias que plagan nuestra historia donde nos enamoramos de un boom financiado con recursos del exterior para luego reventar en una crisis de deuda externa y default.

Vuelven a aparecer los temores de que el tipo de cambio real está atrasado y que la inflación se “comió” la ganancia cambiaria de la devaluación, ¿qué debe hacer el BCRA?

Primero debemos preguntarnos qué es lo que queremos que haga el BCRA. ¿Queremos que el BCRA controle el tipo de cambio o que el BCRA controle la inflación? No le pidamos que controle dos variables (o tres variables si además le pedimos que mantenga el nivel de actividad) si solamente tiene un instrumento de política monetaria que es la tasa de interés. Obviamente, podemos darle más instrumentos al BCRA como el control del flujo de capitales (el cepo cambiario es un ejemplo), pero incluso si volvemos a un esquema de movilidad de capitales regulada lo cierto es que tampoco hay mucho que el BCRA pueda hacer para controlar el tipo real de cambio ya que este a la larga está determinado por factores reales entre los cuales destaco las variables fiscales como el gasto público y la estructura impositiva altamente distorsiva. Claramente estas son variables de política económica pero su ajuste no recae sobre los hombros del Presidente del BCRA.