Abad defendió el proyecto de reforma tributaria

"Está claro es que tenés una tensión entre déficit fiscal y recaudación o presión tributaria", dijo el recaudador
02-11-2017
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El director ejecutivo de AFIP, Alberto Abad, además de dar los datos de recaudación tributaria de octubre, se refirió al tema del momento: la reforma tributaria. Defendió al proyecto, aunque aclaró que aún está en proceso de redacción de la letra chica, y sostuvo que es lógico que hayan discusiones sectoriales entre los que se sienten beneficiados y los que sienten perjudicados y que esos debates se definirán en el Congreso. Aunque destacó que es necesario sortear el camino de achicar la brecha entre gasto público y recaudación.

Defensa

El recaudador se refirió a las quejas que surgieron inmediatamente desde los sectores cuya alícuota crecerá si el proyecto llega a aprobarse: el vitivinícola, el cervecero y el de las gaseosas, entre los más destacados. Dijo: “Cada vez que tocás una alícuota, alguien se va a sentir perjudicado. Pero también la baja de ingresos brutos en las provincias va a significar para las empresas y para los consumidores una mejora significativa. También si no distribuyen sus utilidades y las reinvierten van a pagar un impuesto a las ganancias menor. El impacto a calcular es una mezcla de los beneficios y los perjuicios. También las mejoras en ingresos brutos perjudican al Fisco pero beneficia a las empresas. Lo mismo con la baja en las contribuciones patronales”.

Y agregó: “Lo que está claro es que tenés una tensión entre déficit fiscal y recaudación o presión tributaria. Tenés que ir articulando de manera que ese camino se sortee de la mejor manera posible. El Congreso es el lugar donde se van a dirimir esas discusiones sectoriales. Porque a otros los impuestos les bajan”.

Respecto a la implementación de un mínimo no imponible en las cargas patronales afirmó: “El mensaje es que, si vos no vas a pagar cargas patronales, se sobreentien de que vas a estar en blanco. Debería mejorar la formalización en 5 puntos. Y ampliás la base y combatís la evasión en la cuestión del empleo formal”.

Además sostuvo que “toda la lógica de esta reforma es el gradualismo. En la mayoría de los casos es gradual y para adelante. No va a tener impacto hasta 2019. Esto se va a tratar en 2018”.

Disgustos

Esa misma lectura, de que la reforma es muy gradual y con algún sabor a parche, generó disgustos entre los analistas. El director de Epyca, Martín Kalos, quien en la previa ya venía criticando la política impositiva por su indefinición cruza de decisiones progresivas y regresivas a la vez, expresó: “No me disgusta el paquete de reforma tributaria. Pero me sabe un poco a poco. Faltan simplificaciones del laberinto y cambios de fondo. El costo de estas medidas es moderado: 1,5% del PIB de ahora a cinco  años. Buscan compensar con menor evasión y más crecimiento”.

Más duro aun fue el economista José Luis Espert: “La reforma es a la medida de empresarios, clientes y amigos de los gobiernos y muy en contra de la gente que no tiene lobby. La clase política ganó otra vez. No se habla del gasto público impagable sino de impuestos”.

Y en ese nivel de dureza se manejó el economista director de Economía & Regiones, Diego Giacomini: “Una muy mala reforma desde lo técnico. Despilfarra capital político. Nada de cambio. Cobardía. Más de lo mismo. A este ritmo la presión tributaria bajaría 10 puntos recién en 2052, la misma presión que en la región hoy. Si Antonia es presidente en 2052 sí podrá competir por inversiones”.