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Anticipo de “Pinedo y Prebisch”, el nuevo libro de Juan Carlos de Pablo

El economista Juan Carlos de Pablo vuelve a la carga un nuevo libro: “Pinedo y Prebisch” (Sudamericana, 2022)
Anticipo de “Pinedo y Prebisch”, el nuevo libro de Juan Carlos de Pablo
02-03-2022
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“Dirijo este libro principalmente a mis colegas economistas, aunque aspiro que también les resulte inteligible a otros”. Así comenzó John Maynard Keynes el prólogo de La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Este capítulo final de la obra también está dirigido principalmente a los economistas, porque su contenido es obvio para quienes no lo son. 

Las circunstancias me llevaron a orientar mi vida profesional principalmente a analizar políticas económicas.

Mi experiencia sugiere la conveniencia de plantear el análisis desde la perspectiva de los procesos decisorios (las cosas no ocurren sino que “alguien” las hace ocurrir), un enfoque que ilustro de la siguiente manera: trabajar en política económica, como ministro, asesor o analista, implica primero y principal entender la actitud con la cual hay que encarar la tarea. El ministro de Economía de un país y el presidente del Banco Central operan de manera muy similar al jefe de la guardia de un hospital. Imagino al médico sentado, leyendo una revista, cuando de repente se abre la puerta de la guardia, por la cual ingresan veinticinco heridos, producto de un choque de un par de ómnibus. El facultativo deja de lado la lectura y comienza a adoptar decisiones dramáticas, sin poder elegir a los pacientes, contando con muy poca información, con el tiempo en contra y rodeado de familiares y amigos de los heridos, quienes gritan, lo insultan o lo agreden. Quien no tenga “estómago” para trabajar en estas condiciones que se dedique a otra cosa. 

Pues bien, una minoría de economistas, aun una minoría de los economistas aplicados, está entrenada para trabajar en política económica. 

La teoría de la política económica (reseñada en De Pablo, 2019), el campo de estudio desarrollado a partir de mediados del Siglo XX, buscó identificar los requerimientos técnicos que tiene que tener una política económica para ser exitosa. Desde el punto de vista práctico, se trata de una condición necesaria para lograr los objetivos propuestos, pero no suficiente. Quiero decir: una política económica técnicamente defectuosa no puede alcanzar los objetivos deseados, por más apoyo político que tenga; pero que la política económica esté bien diseñada desde el punto de vista técnico no asegura su éxito, porque tiene que ser vendida, comunicada, implementada, monitoreada, etc. 

La mayoría de los economistas entrenados en la teoría de la política económica asignan sus energías de manera desequilibrada, porque gastan mucho tiempo en verificar la congruencia del esquema, alguno en la relevancia y muy poco en el resto de las cuestiones que se requieren para llevar adelante una política económica de manera exitosa. 

¿Cuánto tiempo le llevó al general José de San Martín concluir que la forma de echar a los españoles del territorio argentino consistía en cruzar la cordillera de los Andes, liberar primero a Chile y luego a Perú? Déjeme exagerar: minutos. No lo consideramos el padre de la patria por haber escrito una monografía diciendo lo que había que hacer, sino porque insumió años de su vida para llevar la tarea a cabo. A la luz de lo que acabo de decir de los economistas, me pregunto: ¿qué se enseña en las academias militares? 

Todo esto lo sabía antes de comenzar a escribir esta obra. ¿Para qué la reflexión final entonces? 

Para enfatizar un punto importantísimo. El análisis del accionar de Pinedo, Prebisch y Keynes muestra claramente que conseguir resultados requiere mucho más que escribir monografías y redactar proyectos de leyes o decretos. Requiere, además, imaginar los mecanismos operativos a través de los cuales la legislación será aplicada; pensar cómo convencer a las autoridades ejecutivas y legislativas de la necesidad y la conveniencia de aprobar la legislación; y estar dispuesto a luchar, en condiciones desiguales, contra las críticas de la oposición, los medios de comunicación, buena parte de los economistas, etc. Sacrificando bienestar, cuando no deteriorando la salud. 

Cuando le preguntaron a Arnold Carl Harberger cuáles eran las condiciones más importantes para tener éxito como ministro de Economía, respondió que la principal era el coraje. Porque no es fácil aguantar, tanto en el plano físico como psíquico, tener que pasarse el día diciendo que no. Porque las demandas son sistemáticamente mayores que los recursos disponibles. No debe haber sido fácil para Prebisch aceptar que lo echaran de la gerencia general del BCRA en 1943; el fracaso de Pinedo en lograr que el Congreso aprobara su programa económico en 1940; o a Keynes ser testigo de cómo en Versalles los principales líderes políticos del mundo jugaron con la vida de millones de seres humanos. Pero, gracias a Dios, se recompusieron.

Tengamos en cuenta todo esto por si nos toca actuar o analizar la actuación de otros.

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