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El 87,3% se siente inseguro en su casa, barrio o en la calle

03 noviembre de 2016

Según el informe “Victimización e Inseguridad Subjetiva en la Población Urbana de la Argentina (2010-2015)” elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, difundido ayer, el 87,3% de las personas se siente insegura en su casa, barrio o vía pública y consideran una alta probabilidad de convertirse en víctimas de un delito. La cifra se mantiene arriba de 80% desde 2010, cuando arrancó la serie.

Con esos guarismos, es lógico que la inseguridad aparezca, con 32,2%, como la mayor preocupación de la población urbana de 18 años y más. Aunque hubo una caída con respecto a 2015, atribuible a que surgieron otros temas como la pobreza, el narcotráfico y la corrupción, al inseguridad sigue liderando, tal como ocurre en buena parte de América Latina.

¿Sensación?

No es necesario aclarar que no es una sensación, como sugiriera alguien alguna vez. En 2015, el 27,7% de las personas o algún miembro de su familia ha sido víctima de algún hecho de delincuencia o violencia. La cifra supuso una baja con respecto al 31,1% del 2014, que “podría deberse a una mayor vigilancia policial y a un reforzamiento de la seguridad, producto del contexto electoral predominante en 2015”, según el informe.

El desagregado

Según el informe de la UCA, el sector socioeconómico más afectado por la delincuencia es la clase media baja: 31,6% sufrió algún hecho delictivo. La cifra baja a 29,4% en la clase media alta; a 28,6% en la clase baja y hasta 21,6% en la clase muy baja. A nivel geográfico, el problema es más grave en las ciudades medianas y pequeñas del interior, incluso más que en el temido conurbano bonaerense: allí, 33,8% sufrió algún hecho delictivo. El porcentaje baja a 22,6% en la ciudad de Buenos Aires.

Al considerar las características individuales, se observa que un porcentaje similar de hombres (27,3%) y mujeres (28%) han sido víctimas de delitos. Asimismo, el 33% de las personas de 18 a 34 años sufrió un hecho de delincuencia o violencia mientras que las personas de 60 años y más lo sufrieron solo en el 17,8% de los casos. En cuanto al nivel de educación, el mayor porcentaje de víctimas se ubica entre quienes han completado el ciclo secundario (29,5%). A su vez, las personas que no son jefes de hogar fueron más victimizadas que quienes sí lo son.

Inseguros e infelices

Todo este cóctel tiene impacto en la felicidad y la satisfacción en general, y obliga a trabajar tanto en la reducción efectiva del delito como en la percepción de inseguridad. “Los resultados obtenidos permiten concluir que tanto la inseguridad objetiva ?haber sido víctima de algún hecho de delincuencia o violencia? como la inseguridad subjetiva ?sentimiento de inseguridad en términos de cuán inseguras se sienten las personas en su casa, su barrio o en la vía pública y la percepción de riesgo? inciden en el deterioro del bienestar y en la salud de las personas”, dice el informe. Lógicamente, las personas que han sido víctimas directas e indirectas de la inseguridad han presentado un mayor malestar psicológico, y menores niveles de felicidad y de estrategias de afrontamiento según el estrato social.

Un dato adicional que presenta el informe es que solo el 47% de las personas realizan la denuncia policial luego de haber sido víctimas de algún delito.

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