El Economista - 70 años
Versión digital

vie 01 Dic

BUE 24°C

Un breve momento para Trump

16 septiembre de 2016

Este es el momento Trump de la campaña electoral. El promedio de las últimas encuestas nacionales le otorga a Hillary Clinton una ventaja mínima de dos puntos. Pero, además, Trump pasó al frente en varios estados que son considerados decisivos porque no han tenido un comportamiento muy definido en las últimas elecciones. Entre ellos, Ohio y Florida. Por lo tanto no sólo se redujo la diferencia en votos totales sino también en el número de electores. El crecimiento de Trump obedece, según las encuestas, a que es percibido como alguien que está dispuesto a sacudir el establishment político de Washington. A Hillary se la considera una opción más segura pero con menos voluntad de cambio.

Un dato significativo es que en más de la mitad de los estados considerados decisivos, los ingresos crecieron por debajo del promedio nacional desde 2008. Es lo que surge de los datos sobre ingresos que dio a conocer el martes la Oficina del Censo. Si bien el promedio nacional muestra un comportamiento positivo, cuando el análisis se hace más focalizado se observan realidades muy diferentes.

Las divisiones

Pero más allá del resultado electoral, la sociedad norteamericana quedará aún más polarizada luego de estas las elecciones. La confrontación personal será cada vez más fuerte en las ocho semanas que quedan de campaña y la degradación del adversario será el principal argumento para pedir el apoyo de los votantes.

Para funcionar adecuadamente, el sistema político norteamericano requiere que haya acuerdos y compromisos entre sus distintos actores. Si lo que predomina es la confrontación y la polarización es difícil lograr avances, hay bloqueos mutuos y se complica la gobernabiidad. Todo eso conduce a que se genere descontento en la sociedad sobre la forma en la que funciona el sistema político.

Por otra parte, se está profundizando la tendencia a que la demografía explique los comportamientos electorales. Crece el porcentaje de blancos que votan por los republicanos y al mismo tiempo decrece el porcentaje de latinos y asiáticos que lo hace. Su contracara es el crecimiento de los demócratas entre las minorías. En 2004, el 45% de los latinos votó por George W. Bush mientras que en 2012 sólo lo hizo el 30%. Porcentajes similares se dieron esos mismo años entre los votantes de origen asiático. El problema para Hillary es, que a diferencia de los afroamericanos, tanto los latinos como los asiáticos tienen una baja participación electoral. Por eso, movilizar a esos segmentos del electorado y en particular a los más jóvenes dentro de ellos es un gran desafío para los demócratas.

Dos coaliciones se están gestando. La de los demócratas, constituida por las minorías y los blancos con mayor nivel educativo y la de los republicanos con amplio predominio de la población blanca y de menor nivel educativo. Y esos bloques son cada vez más puros con lo cual la tendencia a la polarización política se intensificará en los próximos años. Mucho más en el caso que gane Trump aunque no es lo más probable porque si bien se acortó mucho la distancia entre ambos, el escenario electoral sigue favoreciendo a Hillary que ayer volvió a hacer campaña. Su principal desafío será, si como todo indica gana en noviembre, la de reducir la polarización política que viene creciendo hace tiempo en el país y que en esta campaña electoral alcanzó su punto máximo.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés