En su reunión de dos días que finalizó ayer, la Reserva Federal decidió mantener la tasa de interés como es en su nivel actual, como estaba descontado, pero dejó pocas dudas de que las subirá en su reunión de diciembre. Se descuenta que no lo hará en su próximo encuentro previsto para noviembre, pocos días antes de las elecciones presidenciales porque la Fed siempre procura pasar desapercibida en esa instancia.
Pero en la conferencia de prensa posterior a la reunión, Janet Yellen dijo que la decisión que se había tomado no fue consecuencia de una desconfianza sobre la marcha de la economía estadounidense de la cual la Fed hace una evaluación positiva. Pero si bien hay indicadores macroeconómicos sólidos, todavía tiene margen para avanzar.
Tres directores de la Fed querían subir las tasas ahora pero predominó la posición de esperar un tiempo. Para Yellen la actual política monetaria está ayudando a impulsar la actividad económica sin riesgo inminente de un recalentamiento. De hecho, la tasa de desempleo viene bajando desde hace tiempo sin una aceleración significativa de la tasa de inflación.
Las proyecciones
En materia de pronósticos, los funcionarios de la Fed no esperan grandes cambios en los próximos años de la tasa de desempleo que actualmente se ubica en el 4,9%. El PIB crecería 1,8% este año y 2% el próximo, y para los años siguientes también se pronostica un crecimiento bajo. En materia de inflación (la Fed toma en cuenta la medición de los gastos en consumo personal) se espera que este año se ubique en 1,3%, que llegue a 1,9% en 2017 y que recién alcance el 2%, que es su meta en 2018.
Tiempo atrás se suponía que habría más subas de tasas este año pero finalmente quedaron en el mismo nivel de diciembre de 2015. Ahora se espera una suba de un cuarto de punto en diciembre y otras dos en 2017 que terminará con la tasa en 1-1,25% y recién a fines de 2019 se ubicaría en 2,75%. En la conferencia de prensa Yellen reconoció que la tasa natural de interés, que es aquella que asegura crecimiento con estabilidad, está ahora en un nivel más bajo que en el pasado. Y aprovechó para aclarar que no hay motivos políticos en las decisiones del organismo como había afirmado Donald Trump. Por otra parte, la reacción de los mercados fue la esperada. Las Bolsas subieron y el dólar se debilitó frente a casi todas las demás monedas.
Un mundo, dos políticas
A su vez el Banco de Japón se movió en la dirección contraria. Dejó la tasa en terreno negativo y anunció que seguirá con su política de expansión monetaria pero a través de la compra de activos. Quiere mantener la tasa del bono a diez años en cero e irá comprando para lograr ese objetivo. Desde hace tiempo el Banco quiere lograr, sin éxito, que la inflación llegue al 2% y es probable que ponga una meta más alta para tener mayor margen de maniobra. Los inversores globales tendrán que moverse en un escenario contradictorio en el cual Japón incentivará la expansión monetaria mientras que en Estados Unidos comenzará a ser más restrictivo.