La agenda de la cumbre del G-20 que comenzará el fin de semana en China incluye todos los temas políticamente correctos como la infraestructura sustentable y la ayuda a los países postergados, entre otros.
Pero el verdadero eje del encuentro será el debate sobre cómo lograr que la economía internacional vuelva a crecer a tasas más altas. Hace un año el FMI pronosticaba que el mundo crecería al 3,8% en 2016 pero ahora recortó su proyección a 3,1%.
Los tres principales actores de la economía global tienen tareas por delante para crecer a un ritmo mayor en algunos casos (Estados Unidos y sobre todo la Unión Europea) y para contribuir al equilibrio general en otros (China).
En Europa y en Estados Unidos, se asiste un debate sobre los alcances de la política monetaria. Luego de varios años con tasas de interés muy bajas o directamente negativas, la respuesta que mostró el nivel de actividad no fue la esperada. Todo indica que se ha llegado a un límite. Janet Yellen lo dijo con claridad en el simposio de Jackson Hole: es hora de que la política fiscal juegue un papel más importante. Por eso, aumentar la inversión en infraestructura es un remedio cada vez más recetado para todas las economías.
Pero quizás de quienes más haya que esperar es de los dueños de casa. China ha sido el país que más se benefició con la globalización y por lo tanto es el más interesado en que recupere el consenso que hubo sobre sus ventajas. Hoy ese consenso no existe y por eso aparecen candidatos populistas y antiglobalización en todas partes. A ciertas prácticas comerciales de China las cuestionan desde los candidatos presidenciales de Estados Unidos hasta la Unión Industrial Argentina. Hoy el crecimiento potencial de China está en tono al 5% según muchos analistas y por lo tanto, puede reducir su tasa de inversión, dinamizar su mercado interno y tener una política de cuidado del ambiente. De esa manera, contribuirá a un mayor crecimiento global, lo cual, además, le volverá a dar más respaldo social a la globalización en todos los países. Así, la próxima la cumbre que se realizará en Argentina podría tener un marco diferente.