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El futuro ya llegó

“Tengan la seguridad de que este BCRA velará por el logro de estos propósitos, contribuyendo así al definitivo despegue económico que nuestro país merece”, dijo Strurzengger

29-08-2017
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Federico Sturzenegger fue uno de los main speakers del evento que organizó esta la mañana la Asociación Empresaria Argentina (AEA) en el porteño Palacio Duhau. Lógico: el eje temático central era el financiamiento del desarrollo. Allí, el titular del BCRA ofreció un poderoso discurso que cautivó a la audiencia. Sus palabras reposaron en cuatro vectores: el crecimiento del crédito, el estado de la economía, las perspectivas para la inflación y, por último, las estrategias para la determinación de los precios.

El crecimiento del crédito 

“La verdad es que viene creciendo a buen ritmo y de forma muy difundida entre los distintos tipos de destinatarios. El financiamiento comercial está aumentando a una tasa del 48% anual, que si lo comparamos con una inflación del orden del 21%, podemos ver que implica una fuerte expansión real del crédito a las empresas”, dijo el banquero, y también hizo hincapié en la expansión de los hipotecarios, prendarios y los préstamos personales.

“En simultáneo, los plazos de financiamiento se han venido estirando en casi la totalidad de las líneas, y las tasas de interés han caído en forma bastante generalizada. Para el caso de los préstamos comerciales en pesos, las tasas han disminuido desde valores consistentemente superiores al 25% anual, vigentes durante los últimos años del Gobierno anterior, a un rango actual entre 20% y 23%”, explicó “Freddy”.

El crecimiento del crédito, agregó, “no surge de la nada, sino de la combinación de dos factores complementarios: por un lado, la disminución de la inflación presente y de su expectativa a futuro, que les permite a los tomadores de crédito extender horizontes, y también les brinda tranquilidad a los bancos para otorgar préstamos a plazos más largos. El segundo factor que contribuyó al incremento es regulatorio. Esto a su vez se basó en dos aristas: mayor libertad para operar, y una obsesión por lograr la reducción de los costos operativos del sistema”, señaló.

Algo similar ocurrió con las líneas en moneda dura. “Las tasas de interés en dólares bajaron de entre 5% y 6% anual a fines del año 2015, para pasar a ubicarse hoy entre 2% y 3% anual, y el crédito en moneda extranjera aumentó 379% desde entonces, pasando de un stock de U$S 2.900 millones a los 14.000 millones de dólares actuales”, dijo.

“El crecimiento del crédito es una excelente noticia, pero también debo decir que está próximo a generar una revolución en el sistema financiero argentino. La expansión acelerada del crédito se está financiando mediante la reducción de los abultados excesos de liquidez con el que hoy cuentan las entidades financieras, pero esto no alcanzará, y será necesario apelar a quien hasta ahora han descuidado: el depositante. Después de años de descuido, los bancos, para conseguir los recursos necesarios y así sostener el proceso de crecimiento de los créditos, deberán mejorar sus tasas pasivas, para hacer frente a esa demanda creciente de financiamiento. Este será un cambio importante: tasas reales positivas para el ahorrista provocarán un giro virtuoso hacia la inversión, lo que hará el proceso de desarrollo más sustentable y duradero”, dijo el banquero central. Agregó: “De esta forma saldrá de escena el crédito subsidiado, extremadamente dañino para nuestro sistema financiero (? y) entre los muchos cambios culturales por hacer, necesitamos desterrar de nuestro léxico de política económica este concepto del crédito subsidiado, cuyo único logro es mantener al sistema financiero en la postración”.

“Cuando se le retribuya al depositante lo que corresponde, entonces el depositante volverá a nuestro sistema financiero, y ahí sí aparecerá el crédito en serio. Pensemos por un momento que mientras el crédito a PIB en Argentina es del 12%, con depósitos del 15%, en Chile los depósitos ascienden a 60% del PIB y el crédito al 90%. Digo, para que entendamos lo que nos hemos hecho a nosotros mismos, y todo lo que tenemos para ganar si cambiamos”, remató.

El estado de la economía

“Para que todo esto se concrete, hay un ingrediente necesario: consolidar el rumbo de sustentabilidad macroeconómica, una de cuyas variables fundamentales es el proceso de reducción de la inflación”, dijo el ex presidente del Banco Ciudad. “Hace más de cuatro trimestres desde que comenzó la recuperación de la economía, y todo indica que el trimestre que estamos transitando será el quinto en esta secuencia. La actividad económica viene avanzando a un ritmo del 4% anualizado”, describió.

“¿Cuál es el marco que posibilita esta reactivación y qué garantías genera para que una recuperación como ésta, que Argentina ha vivido muchas veces, se transforme en un proceso de crecimiento sostenido? (?) Como ustedes saben, el programa macro se resume en los siguientes conceptos básicos: convergencia fiscal gradual, mejora permanente en la calidad del gasto público, reducción gradual de la inflación a través de metas, y tipo de cambio flotante. Habiendo transcurrido un año y medio desde su lanzamiento, podemos decir que la carta de presentación para este esquema macroeconómico es que Argentina ha retomado la senda del crecimiento, con expectativas de seguir creciendo, y que la inflación es la más baja de los últimos siete años, con perspectivas de que continuará descendiendo hacia adelante”, manifestó. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado, que realiza el BCRA, se espera un crecimiento de 2,7%, 3% y 3,2% para el trienio 2017-2019, con inflaciones anuales de 22%, 15,5% y 10,4% respectivamente. “Y este es un proceso que se ha logrado sin acumular desequilibrios bajo la alfombra, cuidando de manera permanente la sostenibilidad del mismo”, amplió.

Las perspectivas para la inflación

Más adelante, Sturzenegger ofreció una visión más pormenorizada del proceso inflacionario. O, en rigor, desinflacionario. “La desinflación comenzó a palparse a lo largo del segundo semestre del año pasado, cuando la inflación sumó 8,9% acumulado, que significó un ritmo de 18,5% anualizado”, explicó. Y, una vez más, resaltó las externalidades de la baja inflación. “En un país sin inflación ustedes podrán concentrarse más en sus negocios, la macro dejará de ser un problema que les consuma buena parte de sus energías, podrán planificar a horizontes más largos con mayor seguridad. Tendrán una economía en crecimiento donde habrá espacio para que todos ganen. Estará todo a disposición para desarrollar su potencial innovador, y les resultará entonces mucho más fácil conquistar mercados en el mundo”, dijo.

En los últimos tres meses, recordó, “la inflación ha avanzado a un ritmo promedio de 1,4% mensual, es decir, a un ritmo de alrededor del 18% anualizado”. En el caso de la inflación núcleo, sin embargo, “la misma ha mostrado un valor promedio de 1,6% mensual, que se traduce en un valor algo por encima del 20% anualizado”. Los analistas relevados en el REM a su vez esperan una reducción de la inflación general durante lo que queda del año al rango entre 1,3% y 1,4%, mientras que la baja esperada para el caso de la núcleo es algo más notoria, ubicándola entre 1,2% y 1,3% para los meses venideros.

“Esta evolución nos indica que hemos logrado quebrar los niveles de inflación presenciados en el trimestre febrero-abril pasado, y que nos encontramos ahora consistentemente un escalón por debajo de esos números y también de aquellos que Argentina supo tener durante la última década”, celebró. “La verdad que, a la luz de la historia inflacionaria de los últimos 10 años, inflaciones mensuales en torno a 1,4%-1,5%, como hemos visto en los meses recientes, son un dato que puede ser leído como una buena noticia. Sin embargo, para nosotros representa más bien una posta en un camino que recién comienza”, dijo, matizando la euforia.

Y no le va a temblar la mano. “El BCRA seguirá definiendo su política en la búsqueda del cumplimiento de sus objetivos. El año que viene el objetivo es una inflación del 10%, con una banda de tolerancia de 2 puntos a cada lado. Es decir que si la dinámica de precios no converge a ese valor, el BCRA deberá persistir en el sesgo contractivo que viene llevando y con el que ha logrado conducir la inflación interanual al orden del 21% y la de los últimos tres meses a valores más cercanos al 18%”, dijo. “Es vital que tengan esto en consideración”, remarcó.

Sobre las estrategias de determinación de precios

“En un contexto donde la inflación desacelera, las estrategias de fijación de precios de las empresas tenderán a ir cambiando”, dijo y sugirió que algo así ya ocurre. “Al hacer un análisis de la difusión de los aumentos de precios entre los distintos rubros contemplados en el IPC, se ve que la frecuencia de los aumentos ha cambiado en alguna medida durante el último año y medio. Mientras que habría indicios de que durante la primera parte del año pasado 31% de los precios subían por mes, ya en la segunda parte de 2016 ese porcentaje se redujo a 24% en promedio, y este valor se mantuvo en lo que va de 2017”, dijo. “En las últimas semanas hemos visto cómo la cadena Carrefour decidió fijar por 6 meses el precio de 1.300 productos propios. Quizás es el comienzo de un nuevo proceso de estiramiento en los plazos para la modificación de precios, que se dará naturalmente con la baja de la inflación”, dijo.

¿El fin del temido pass-through? “El corolario de un proceso de desinflación a través de metas consiste en una mayor disociación entre el tipo de cambio y la evolución del nivel general de precios, acotando como resultado el tan mentado efecto de pass-through (traslado de la devaluación a precios)”, dijo, concluyendo, Sturzenegger. Entre 2011 y 2015, dijo, la correlación entre inflación y devaluación era del 73%. “En contraste, desde diciembre de 2015 hasta el día de hoy esa correlación se ubicó en torno a 18%”, manifestó. “En un contexto de tipo de cambio flexible pierde sentido aferrarse a una referencia puntual del tipo de cambio para fijar un precio, y, a nuestro entender, tampoco es lógico acompañar con subas de precios un movimiento de depreciación del peso, para después aguantarlos cuando el peso se aprecia”, explicó. El que traslade todo a precios, advirtió, “se arriesgará a estar poniendo un precio desfasado respecto a las condiciones nominales y demanda potencial”.

https://www.youtube.com/watch?v=ZPFtwjX1L0Y&feature=youtu.be

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