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El acierto de Macri y el error de Caputo

Hay que evitar mensajes que no ayudan a la estrategia política del oficialismo como el del ministro de Finanzas, Luis Caputo

30-08-2017
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Por Juan Radonjic

En la reunión organizada ayer por la Asociación Empresaria Argentina se notaba un optimismo desbordante.  Oradores y asistentes transmitían una visión muy positiva sobre el futuro de la economía del país. Es evidente que el resultado de las primarias, que tuvo como principal consecuencia  política disminuir notablemente las posibilidades del retorno  del kirchnerismo al poder en 2019, fue clave para generar un clima optimista.

Desde hace tiempo, Mauricio Macri sostenía que la cautela que se observaba en el mundo empresario a la hora de decidir inversiones era consecuencia de la falta de certeza sobre que el rumbo económico se podría sostener dado que estaba supeditado a su continuidad en el poder.  Y por lo tanto, el camino elegido necesitaba una ratificación electoral, no ya por expectativas como en 2015 sino por lo hecho.  El clima pos primarias es mejor en el mundo de los negocios con lo cual la lectura presidencial era acertada y ahora los discursos de  apoyo deben traducirse en hechos por parte del sector privado.  El factor político, si bien no puede reemplazar la falta de oportunidades concretas de negocios,  demostró ser clave. Por ese motivo, la estrategia política y el discurso del Gobierno tienen que estar bien estructurados.

Es evidente que el resultado de las primarias, que tuvo como principal consecuencia  política disminuir notablemente las posibilidades del retorno  del kirchnerismo al poder en 2019, fue clave para generar un clima optimista

Y hay que evitar mensajes  que no ayudan a la estrategia política del oficialismo como el del ministro de Finanzas, Luis Caputo, que tuvo a su cargo la apertura del encuentro de AEA.  Caputo es un funcionario bien evaluado por su tarea específica, pero que le dio un inadecuado tono fundacional a su discurso.  Fue el típico mensaje de aquellos gobernantes que creen que el país nació con ellos y que antes todo se hizo mal. “Nunca hubo un Gobierno con gente tan honesta”,  afirmó Caputo.  ¿Qué dirán los socios radicales en Cambiemos que colocó por debajo del actual en materia de honestidad a los gobiernos de Arturo Illia y Raúl Alfonsín?  Innecesario.

Pero Caputo fue por más y sostuvo que “venimos de setenta años de degradación constante”.  Según ese razonamiento, no hubo diferencia entre  democracia y dictaduras, y nada se habría hecho bien hasta que llegó Cambiemos a salvar al país. Es un mensaje sesgado que no ayuda a la búsqueda de acuerdos que son tan necesarios. También afirmó que “Argentina será la estrella de la región por las próximas décadas”.  En una línea similar se había expresado el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne pronosticando que la economía crecerá durante veinte años si persiste la actual orientación. ¿Es necesaria tanta grandilocuencia? ¿Quién les pide a los funcionarios proyecciones sobre etapas en las cuales gobernarán otros? Hay muchos problemas que arreglar ahora y convendría concentrar los discursos en describir el camino a seguir para superarlos.

Los mensajes como los de Caputo no son constructivos. Debería seguir colocando deuda que lo hace bien y no constituirse en un vocero político del Gobierno porque lo hace mal.

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