por Pablo Mira
Con datos hasta agosto y setiembre, la llegada de la recuperación, como la de Godot, sigue haciéndose desear. En defensa de los datos presentes, se ha sostenido que si bien esta etapa no ha sido particularmente positiva, lo correcto es establecer una comparación en circunstancias “semejantes” y el benchmark resultante es la devaluación de principios de 2014.
La dinámica de las variables principales durante ambos ciclos muestra que los resultados macroeconómicos son hasta ahora casi idénticos. Aquí comparamos dos períodos para las variables principales: uno comienza en noviembre de 2013 (línea punteada) y el otro parte de noviembre de 2015 (línea llena). De tan similares, los números resultan perturbadores.
El primer gráfico ilustra el PIB mensual (EMAE). La identidad dinámica es tan notable que siquiera fue necesario recalcular las bases para que ambos partieran del mismo valor. Los datos desestacionalizados, si bien se diferencian levemente en algunos meses, no modifican el panorama: el EMAE acumuló una caída de 3,3% en el primer período y de 3,2% en el segundo.
Pasemos revista ahora a la evolución del índice industrial de FIEL (con estacionalidad). La aproximación ya no es exacta, pero la dinámica de nuevo es muy similar. En términos desestacionalizados ambos períodos muestran caídas, pero la baja es algo mayor en el ciclo actual (algo más de 3 puntos porcentuales).
¿Y qué pasó con la inflación? El IPC CABA núcleo, la inflación subyacente, tampoco exhibe diferencias apreciables, y de hecho el acumulado durante el período actual es un par de puntos superior a la del ciclo 2014.
Estas similitudes plantean un dilema de proporciones. ¿No estamos comparando dos recesiones con enormes contrastes entre equipos económicos y políticas económicas? Por ahora, las variables macro principales no capturan estas diferencias con la suficiente claridad y contundencia.
Hay una desproporción entre las distinciones anunciadas y efectivas. En una segunda entrega completaremos la idea y propondremos algunas hipótesis sobre lo que estas “recesiones gemelas” pueden estar sugiriendo.
(*) Economista.