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“No fue magia la baja de la inflación, sino la recesión”

Entrevista a Emmanuel Alvarez Agis.

22 septiembre de 2016

El Economista habló con el ex viceministro de Economía, Emmanuel Alvarez Agis, que manifestó no creer en la meta de inflación del Gobierno ni tampoco en que se haya tocado un piso en cuanto al nivel de actividad.

¿Estamos tocando pisos y techo en actividad, consumo e inflación?

En términos de consumo, probablemente estamos tocando el piso porque esta segunda parte del año se va a encontrar con una inflación más baja y paritarias que entran a los segundos tramos. Entonces vamos a tener salarios subiendo en torno al 2% y una inflación por abajo del 2% mensual. Ahí el consumo, cuando se lo compare con el año pasado, todavía va a estar cayendo. Pero cuando se lo compare con el primer semestre vamos a tener una estabilización. El panorama en términos de producción e inversión es más complejo. Yo no veo un piso para la caída de la industria y no veo una reactivación de la construcción porque los datos fiscales indican que la obra pública está muy lejos de haberse reactivado.

Muchos veían un piso en agosto y algunos datos permitieron ilusionarse con eso, como los IPI de Ferreres y FIEL. La construcción también dio algunas señales...

Hay datos que están mostrando subas muy puntuales. El Gobierno salió a dar la idea de que entonces la recesión tocÓ piso y vamos a empezar a crecer nuevamente. Lo de la construcción es simplemente un dato aislado en términos de venta de materiales. Y en producción yo no veo ese piso porque gran parte de nuestra producción hoy está afectada por la recesión de Brasil, que está lejos de solucionarse. Lo que sí hay es una recesión que deja de profundizarse. Pero la industria destinada al mercado interno está enfrentando una caída muy fuerte de la demanda, por lo cual yo ahí no veo reactivación, salvo por el consumo, que mejorará en la comparación con el primer semestre, pero no con el año pasado. Y en cuanto a la construcción, la paralización del Procrear y la de la obra pública hacen que sólo una parte muy pequeña de la construcción, que es la residencial, pueda remontar. Pero la gran parte de la construcción, que es la reproductiva, la relacionada con la inversión y obra pública, está en niveles muy preocupantes. En el segundo semestre no vamos a ver las tasas de contracción de la actividad que venimos viendo en el primero, pero eso no quiere decir que el desafío de superar la recesión ya esté solucionado.

Desde el Ministerio de Interior sostienen que en agosto la obra pública arrancó con todo...

Yo la sigo desde los números de ejecución fiscal. Y lo que se observa en los primeros siete meses es que está por abajo del año pasado. En términos nominales, 5% menos y, en términos reales prácticamente, 35% menos. Y una forma muy fácil de anticipar la obra pública son las licitaciones. Cuando uno mira las principales licitaciones que se han llevado adelante, no permiten anticipar un nivel de ejecución por arriba de 2015. El desafío del Gobierno es el año que viene tratar de tener un nivel de ejecución que le permita llevar la obra pública a niveles no solo más altos que los de este año, que van a ser muy bajos, sino que crezca también respecto a 2015, que es el nivel en el que había 70.000 trabajadores registrados que hoy ya no están.

¿La necesidad de ganar las elecciones no lleva a pensar que efectivamente habrá reactivación?

Me remito a los datos que veo en la ejecución de este año y en la propuesta de Presupuesto que el Gobierno elevó al Congreso. El Gobierno aspira a un crecimiento de 3,5%, que es posible sólo si las paritarias quedan arriba de la inflación y si la obra pública se pone a impulsar la construcción. Lo primero no depende tanto del Gobierno, pero la señal que manda en el Presupuesto es una paritaria que aspira que esté en el mismo nivel que la inflación, que la estima en el 17%. Y la obra pública sí es una palanca de crecimiento que está en control del Gobierno. Pero el Presupuesto dice que la obra pública se va a incrementar 22% respecto de este año. Cuando uno compara los números ve que, si se cumple, en 2017 va a quedar por encima del 2016, pero en términos reales va a estar por abajo del 2015.

¿Por qué es imposible el 17% de inflación el año que viene?

Este año cerraría con una de entre 39% y 41%. Van a haber un montón de sindicatos que van a intentar recuperar el poder adquisitivo que perdieron este año, de unos siete puntos, y además ganarle a la inflación del año que viene. Si se perdieron siete puntos y si la pauta del Gobierno de 17% fuera creíble, necesitás paritarias de 24% y le tenés que sumar 2 o 3 puntos para ganarle a la del año que viene. Da una paritaria de cerca del 25% o del 26%. Dudo que en ese esquema la inflación pueda quedar en 17%.

¿Cómo se baja la inflación sin recesión?

Con algo más que política monetaria muy restrictiva. Nosotros empezamos con una economía que venía con una alta tasa y que se incrementó en el 2014 producto de la devaluación. Pero trabajando sector por sector, con acuerdos de precios y con sanciones para los que no cumplían, la bajamos a la mitad en 2015 con un crecimiento de 2,3%. Este Gobierno bajó en seis meses la inflación que él mismo generó con devaluación y tarifazo. No fue magia sino la recesión y el techo a las paritarias. Este programa baja la inflación, pero sacrifica crecimiento y empleo.



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