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Néstor, Yellen y los jubilados

La poca deuda y la gradualidad de la Fed auguran financiamiento.

14 junio de 2016

La herencia fue, y sigue siendo, pesada y, asimismo, el viento de cola ya no sopla como antes. Sin embargo, no son todas pálidas y hay elementos, tanto de la infame herencia kirchnerista como del menos amigable contexto global, que ayudarán al Gobierno a financiar su nueva y “superexpansiva” (Miguel Angel Broda dixit) política fiscal y graduar su el inevitable ajuste macroeconómico.

Nos referimos, por un lado, la escasa deuda que tiene el país fruto del desendeudamiento y haber estado fuera de los mercados durante los últimos años y, por el otro, la gradualidad que está teniendo la Reservas Federal, conducida por Janet Yellen, en la salida de la era de tasas bajas, que estira en el tiempo la continuidad de la era de dinero barato a nivel global.

Con todas las medidas que ha tomado el Gobierno en los últimos meses e implican mayores erogaciones y/o menores ingresos, los economistas sacaron el lápiz rojo y, luego de haber celebrado cierta recuperación de la salud fiscal en el primer cuatrimestre, han advertido sobre el giro del Gobierno.

Así lo amerita una política fiscal expansiva montada sobre el déficit más elevado de las últimas décadas. Curiosidades: varios kirchneristas parecen recordar hoy la restricción presupuestaria y alertan sobre la conducta fiscal de Cambiemos.

Néstor y Yellen

“La decisión de priorizar crecimiento económico de corto plazo a costa de resignar sustentabilidad macroeconómica de mediano financiado con un mayor nivel de endeudamiento (?) entendemos que implica una estrategia arriesgada de cara a la historia de desarreglos fiscales de Argentina”, plantea Hernán Hirsch desde FyE Consult.

“No obstante, el contexto de abundante liquidez internacional y el relativamente bajo nivel de endeudamiento local, creemos que mantienen reducido el riesgo de una crisis macroeconómica importante en el futuro inmediato”, matiza Hirsch. Parecería, según Hirsch, que la pesada herencia escondía ciertos bemoles positivos y que las dificultades globales todavía entrañan algunas oportunidades. Dicho esto, financiar un déficit fiscal monstruoso con deuda por un tiempo prolongado no es aconsejable. Tampoco hay que abusar de las bondades del contexto.

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