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Los cambios en la economía china

04 marzo de 2016

El desempeño de la economía de China y su repercusión en el resto del mundo sigue siendo motivo de debate. Su tamaño se duplicó desde 2009 y esa expansión impactó en todos los mercados globales. Se hizo sentir su influencia de diferentes maneras ya que para algunos países significó el acceso a bienes industriales a precios más bajos mientras que para los productores de commodities la clave fue encontrarse con una fuerte demanda de parte de un mercado gigante.

Pero el escenario está cambiando. China crecerá menos, tiene ahora mucha volatilidad financiera y, además, comenzó una transición hacia un nuevo modelo económico.

En 2015 registró su menor crecimiento en veinticinco años, hace cuatro que crece menos que el anterior y subió mucho su endeudamiento. En 2008 cuando se desencadenó la crisis financiera en Estados Unidos, China puso en marcha un enorme programa de estímulos económicos para evitar sentir los efectos de lo que se conoció como la Gran Recesión. Ese plan fue exitoso a punto tal que muchos economistas sentaron las ventajas de los sistemas centralizados, con unidad de mando a la hora de tener que enfrentar una crisis. Pero ahora se están pagando algunos de sus excesos y en este contexto las autoridades chinas quieren poner en marcha otro modelo económico.

El liderazgo del crecimiento económico ya no recaerá en la expansión de las exportaciones sino en el mayor dinamismo del mercado interno. Claro que las decisiones de las autoridades chinas que se toman en función de las necesidades e intereses de su país influyen ? y mucho- sobre todos los demás.

Recientes cálculos indican que una merma del 1% en la expansión económica de China implica una caída del 0,3% en Asia y de 0,7% específicamente en el este del continente. Aquellos países que están en mejores condiciones de abastecer al mercado interno chino con productos más elaborados podrían verse beneficiados mientras que los productores de materias primas serían los que más sufrirían por el menor nivel de actividad. Algunos analistas observan con preocupación que existe el riesgo de que China se involucre menos en las instituciones económicas globales en la medida en la que participará menos de los flujos de comercio mundiales si comienza a jerarquizar su mercado interno. Otros analistas sostienen que tal riesgo no existe como lo demuestra su interés por formar parte en el futuro de la alianza Trans pacífico.

Argentina debe estar muy atenta a lo que ocurra en China y tener una estrategia para adaptarse a los cambios que se puedan producir. No sólo porque es un socio comercial relevante, sino porque su demanda influye sobre casi todos los precios de lo que Argentina exporta.

Con el cambio de gobierno el país ha vuelto a intensificar sus vínculos con países y organizaciones de los que se había distanciado. Es un paso positivo pero no debe perderse el foco en China porque su fuerte irrupción en la economía mundial es el principal para explicar el crecimiento económico de Argentina y la región en los comienzos del Siglo XXI

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