por Mariano Cúparo Ortiz
De cara al esperado renacimiento de la obra pública que, ayudaría a dejar atrás la recesión, El Economista habló con el subsecretario de Coordinación de la Obra Pública, Ricardo Delgado, quien sostuvo que desde mayo comenzó el repunte y que se aceleró fuerte en agosto.
Llegado agosto, ¿cómo evoluciona la obra pública?
Claramente estamos tomando una velocidad que no habíamos podido lograr hasta mitad año por la herencia recibida. En agosto estamos con el máximo de ejecución de obra pública del año. En todos los ministerios. En el nuestro, Interior, Obras Públicas y Vivienda, pero también en Transporte y Energía. Y estamos seguros de que vamos a cumplir con el Presupuesto para este año. Hay un indicador, que es el de despachos de cemento, que es un buen parámetro de la actividad de las obras de infraestructura, y de las obras públicas en particular, que en agosto mostraron un fuerte repunte.
¿De cuánto es ese presupuesto y cuánto se lleva ejecutado?
El presupuesto supera los $ 200.000 M. Se lleva ejecutado, calculo yo, alrededor del 50% o un poco más. Y ahora, en el último cuatrimestre, vamos a ejecutar la mayor parte.
¿Qué obras se licitaron hasta ahora y cuáles se licitarán?
Estamos, en nuestro caso, con una licitación por día en agua y cloacas, de la empresa Aysa, que es la que provee agua y saneamiento en Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. Aysa está ejecutando obras a un ritmo muy significativo .Estamos también activando obras de vivienda, en particular en la provincia de Buenos Aires y en el norte del país, que por problemas de precios estaban paralizadas. Son alrededor de 30.000 viviendas que ahora se van a poner en marcha. Sé también que a nivel nacional, aunque no sea de nuestro Ministerio, hay un plan muy ambicioso, y que ya se está ejecutando muy rápido, en varios tramos de rutas nacionales. También las obras de energía van a tomar más velocidad. Y por supuesto está la cuestión de las energías renovables, que van a ir incorporando 1.000 MW a la potencia instalada que tiene Argentina.
¿Cómo se financiará el incremento en el gasto?
Sabemos que la restricción fiscal hace que el Tesoro no pueda atender absolutamente todas las obras de infraestructura. En Aysa estamos desarrollando varios proyectos con financiamiento de organismos multilaterales, como el CAF. Y hacia adelante, no este año pero sí en el 2017, y especialmente en el 2018, vamos a ver muchos proyectos de infraestructura fondeados de manera mixta, junto con el sector privado.
En ese sentido, ¿qué medidas se están tomando en materia de transparencia?
Todo esto se va a hacer en un contexto en el que la transparencia, las buenas prácticas, la profesionalización la búsqueda de la eficiencia y la mayor competencia tienen centralidad dentro de los objetivos del Gobierno. Claramente no se puede llevar adelante un programa de tal magnitud en infraestructura, el más ambicioso en cincuenta años, si no se tiene muy en claro que hay que avanzar en licitaciones transparentes, un seguimiento online de cada una de las obras, un registro de constructores que califique para que haya más empresas en condiciones de poder participar de manera activa en las licitaciones. Si no, se trata de un club de pocos, que hace que se produzca menos y a precios más altos. Todo lo contrario a lo que queremos.
¿Se puede llegar a una meta de gasto de seis puntos del PIB en infraestructura? ¿Para cuándo?
Tenemos que llegar. Pero va a ser un proceso gradual. Este año estamos invirtiendo alrededor de dos puntos del PIB y eso es lo que se invirtió en los últimos años. Esto es muy poco para que Argentina vuelva a crecer de manera sostenida. Así el crecimiento se va a dar solamente de manera espasmódica y volátil. Y ese ha sido el desempeño de los últimos cincuenta años en Argentina. Calculo que para el 2019 o 2020 tendríamos que estar en los seis puntos del PIB de inversión en infraestructura.
¿Cuánto tiempo tomará resolver los problemas de infraestructura?
Los programas de infraestructura en todo el mundo llevan 10, 15 o 20 años. Vamos a empezar a ver resultados muy palpables el año que viene pero no hay magia en esto. Pero en 2018 o 2019 vamos a ver una calidad de infraestructura muy superior a la que tenemos hoy, aunque todavía no vamos a a haber llegado a la meta que tenemos.
Hay un consenso entre economistas en cuanto a que en el 2017 se crecerá bastante, en base al aumento de la obra pública. ¿Hasta qué punto será así?
Creo que la obra pública es un motor, pero que la inversión y el consumo son centrales. Claramente la obra pública va detrás de un proceso de inversión que está siendo ahora liderado y motorizado por fondos públicos, pero que necesariamente necesita del sector privado para que se llegue a niveles de inversión de 22 o 23 puntos del PIB, que son los niveles que tiene que tener la economía para crecer a tasas más altas.