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El factor de convergencia de 2001 podría ser reeditado

En 2001, Cavallo trató de sostener su obra más querida intentando corregir su efecto menos deseado: el atraso cambiario. No funcionó, pero hoy podría hacerlo

14-08-2017
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Por Alberto Veblen Economista

Durante el Gobierno de la Alianza, el ministro Domingo F. Cavallo trató de sostener su obra más querida ?la convertibilidad? tratando se corregir su efecto menos deseado, que era el retraso cambiario y la pérdida de competitividad. La economía no era competitiva y había que empezar a utilizar facultades de dirección económica que desde 1991 se habían congelado.

El tablero de comandos necesitaba de retoques cambiarios, pero la fuerza psicológica y el enorme capital social que significaba haber vencido a la inflación hacían que la salida de la convertibilidad fuera tabú. ¿En qué pensó entonces el ministro de Economía? En atar la convertibilidad no a la suerte del dólar, sino a la de una canasta de monedas. Empezó por el euro y así nació el factor de convergencia ?Decreto 803/01?, mecanismo que funcionaba fijando una alícuota -la diferencia entre un dólar y el promedio entre el dólar y el euro- que pagaban importadores y recibían exportadores. Lo que se le sacaba a unos se les daba a los otros y el Estado diseñaba políticas con costo fiscal cero. Lamentablemente cuando se implementó ya era tarde para revertir la situación. Fue una medida correcta tomada a destiempo.

Hoy nos encontramos en una situación de retraso cambiario (menor que el de los '90, sin paridad fija, sin los condicionantes externos del endeudamiento de ese entonces y con el suficiente colchón de reservas) con el riesgo que cualquier corrección cambiaria termine impactando en los precios, tal como ahora está aconteciendo.

El escenario de precios relativos sugiere la necesidad nuevamente de echar mano a herramientas no ortodoxas que modifiquen la ecuación cambiaria. En tal sentido sería factible recrear un factor de convergencia utilizando para ello el Indice del Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) que publica diariamente el BCRA.

Este ITCRM mide el precio relativo de los bienes y servicios de nuestra economía con respecto a los de un grupo de países (12 socios comerciales) con los cuales se realizan transacciones. Captura las fluctuaciones de las monedas y de los precios respecto de los principales socios comerciales y es, por lo tanto, una de las mejores medidas para poder medir la competitividad vía precio.

Dado que la serie comienza el 1º de enero de 1997 podemos establecer 4 etapas: la etapa de la Convertibilidad (1997/2001), la de Duhalde-Kirchner (2002/2007), la gestión del cristinismo (2008-2015)  y la de Macri (2016-2017).

Como se podrá observar el problema de la apreciación cambiaria no no es nuevo, sino que es un proceso que se inicia en 2009, incrementándose de manera paulatina. Es más, desde mediados del 2012 el índice del tipo de cambio real multilateral se ha mantenido en el mismo rango de valores que posee actualmente.

El tablero de comandos necesitaba de retoques cambiarios, pero la fuerza psicológica y el enorme capital social que significaba haber vencido a la inflación hacían que la salida de la convertibilidad fuera tabú

Tomando un nivel de ITCRM que se puede considerar como de “equilibrio” como puede ser el ITCRM de diciembre 2011 (apenas comenzado el cepo cambiario), que se ubicaba en 110,9 y dado el ITCRM actual que se ubica en 94,7, el tipo de cambio requerido hoy para volver al nivel de ITCRM del 2011 sería de $21,1/US$. Esta diferencial cambiaria podría aplicarse a las exportaciones de productos de las economías regionales y los bienes industriales. Asimismo, los recursos requeridos para otorgar esta diferencial se obtendrían de aplicar este tipo de cambio de convergencia a las importaciones de bienes de consumo final así como al turismo que se realiza en el exterior mientras que el resto del comercio exterior de bienes y servicios seguiría operando con el tipo de cambio que surge diariamente del juego de la oferta y la demanda.

El esquema es sencillo: al exportador se le liquida la exportación al tipo de cambio de mercado más el diferencial cambiaria que permita converger al ITCRM de “equilibrio” (en el ejemplo, el de diciembre del 2011) lo que haría que la exportación se liquidase al $21,1/U$S. Y, por el contrario, el importador pagaría su importación al dólar de mercado más la diferencial antes señalada. Dado que el BCRA publica diariamente el ITCRM el esquema es de sencilla aplicación.

Hoy la política económica se encuentra con margen para la adopción de una medida como la señalada más allá de las ganancias de competitividad que deriven de la reforma impositiva y laboral, que dependerán de un consenso político que por ahora resulta lejano.

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