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Kiguel: “El mayor desafío es reacomodar los precios”

(Entrevista al economista Miguel Kiguel, titular de EconViews. Por Facundo Matos)

10 marzo de 2015

A contramano de 2014, este año parece haber comenzado con un panorama económico de fondo más calmado. ¿Es así o es porque se esperaba un escenario peor para este año?

La calma es fundamentalmente financiera y eso es más que nada lo que marca la sensación economica en Argentina, porque la gente mira cómo está el dólar ante todo. Y el blue estuvo bastante estable, se achicó la brecha entre el oficial y el paralelo en lo que va del año, las tasas de interés han estado bastante estables con una leve tendencia a la baja algunas, como las Lebacs, y a la suba otras, como la Badlar, e incluso ha habido una suba importante en los bonos y una caída en el riesgo país. Y la inflación se desaceleró a tasas muy por debajo del año pasado. En 2014 tuvimos meses de casi 5% y este año empezó con tasas cercanas a 1%-2%. Con lo cual parecería que el Gobierno llega a diciembre sacrificando actividad pero va a mantener las reservas, va a intentar que la inflación caiga un poco a costa de generar más desbalances en el sistema de precios, retraso cambiario y de las tarifas, pero con eso llega y deja que otro se encargue de las reformas de fondo.

¿En términos de actividad que esperan desde la consultora?

La economía el año pasado cayó, aunque los números reales no los vamos a saber nunca porque el Indec no los va a publicar, pero proyectamos que más o menos cayó 2% el PIB. Y este año la sensación es que el nivel de actividad se estabilizó pero con importantes problemas operativos en las empresas para importar, con problemas de rentabilidad. Entonces vemos un año más o menos chato, con una pequeña caí- da o un pequeño crecimiento. El problema es que es una frazada corta, si estimulan el crecimiento a través de mayor política fiscal y monetaria se escapan las reservas. Entonces, el Gobierno va a tener que elegir entre tratar de llegar con reservas controladas y sin pánico financiero o estimular la economía a lo sumo medio punto más. Y lo que vemos que está haciendo ahora es apostar por la estabilidad financiera. Pero la economía anda, no es una economía que esté parada, es una que no crece y que está medio estancada en un nivel relativamente alto. Suponiendo que se fabriquen 600.000 autos, no está mal para Argentina, que en los noventa producía 120.000, por ejemplo. Claramente ha habido un aumento y un salto en el nivel de actividad. Probablemente no en la construcción, pero sí en los otros sectores.

¿Cómo repercutirá en el mercado laboral, que es otro de los factores que altera el ánimo social?

Va a ser un año de mercado laboral débil, con poca creación de empleo o incluso algo de destrucción de empleo, pero en general difícil para la industria y el comercio. Lo que hacen muchas empresas es recortar horas extra, algunos gastos y esperar a ver qué pasa, en un año que es básicamente de transición. Buscarán no perder plata, mantener la empresa funcionando.

Hay colegas suyos que especulan con un segundo semestre mejor que el primero, sobre todo por la necesidad del Gobierno de apuntalar el consumo y la actividad de cara a las elecciones. ¿Comparte esa visión?

Yo creo que van a tratar de impulsar más desde el costado fiscal, con más créditos del Banco Central y más de esos planes como Ahora 12, Pro.Cre.Auto, Pro.Cre.Ar, créditos a las pymes, inciso k de las aseguradoras, etcétera. Lo que no creo que haya mucho espacio para bajar es las tasas Badlar o Lebacs. Algo siempre se pueden bajar, pero las Lebacs están a 27%, se podrán bajar medio punto o un punto como mucho, pero se corre el riesgo de que la gente compre más dólares. Entonces yo lo que creo es que van a apuntar a más política fiscal. Va a haber más gasto en la segunda mitad del año y más medidas que estimulen el crédito a ciertos sectores, pero no me imagino una política monetaria expansiva tradicional que implique baja de las tasas de interés y expansión monetaria porque eso trae daños colaterales, más que nada en el tipo de cambio. Entonces, todo parece centrarse en conseguir los dólares.

¿Cree que estarán disponibles las divisas necesarias para construir ese puente a 2016?

Sí, creo que en el tema de las divisas, el Gobierno se aseguró la transición. Con el swap de monedas con China y con algo de endeudamiento que parecería que está dispuesto a tomar, aunque no sabemos exactamente cuál será el mecanismo o si van a participar bancos del exterior por el tema de Griesa. Pero parecería que están dispuestos a tomar deuda para pagar deuda porque con las reservas no se puede. Entonces, ya sea la toma de deuda con China o a través de las Lebacs o emitiendo deuda en dólares en el mercado, lo hará. La política de desendeudamiento ya terminó.

¿Cómo cree que responderá el mercado ante una eventual emisión de deuda?

Argentina tiene una ventaja, que es que tiene poca deuda ya es solvente como país. No tiene guerra, no tiene problemas estructurales, no es Venezuela, no es Rusia y tiene menos deuda que Brasil y Uruguay. Es cierto, tiene mala prensa, mala reputación, no hemos resuelto el tema del default con los holdouts, estamos en desacato con la Justicia norteamericana; son cosas que hacen ruido, pero no son determinantes. Argentina es un país que hace algunas cosas bien, otras mal, que a veces es medio rebelde pero a veces se porta bien. El mercado entiende eso y creo que está dispuesto a prestarle dinero.

En ese marco, ¿la economía global será un aliado o un enemigo?

El contexto internacional sigue siendo de bajas tasas de interés. Pueden subir respecto de donde están hoy pero cuando vos tenés un bono del Tesoro norteamericano al 2% anual, que vaya al 3% o al 4% no te cambia mucho. La tasa de política económica que hoy es cercana a 0 podrá ir a 1 pero seguimos hablando de tasas muy bajas en el mundo. Entonces yo creo que sí, es un contexto positivo desde el punto de vista financiero. Va a haber financiamiento y sobre todo si Argentina tiene perspectivas de crecimiento. En general lo que estamos viendo en el mundo es desaceleración del crecimiento. Si Argentina tiene perspectivas de crecer, plata va a venir.

¿Y en términos comerciales?

La complicación más grande es la caída del precio de la soja. Ya la soja cayó de U$S 550 la tonelada a U$S 350, también cayó el precio del maíz del trigo, con lo cual será necesario producir más para generar la misma cantidad de dólares. Pero creo que va a haber una oportunidad importante y va a depender más de Argentina que del mundo. Argentina está rezagada respecto a otros países en términos de capital extranjero que ha venido a invertir, en términos de inversión directa. Ahí va a tener una posibilidad importante para hacer el catch up.

¿El recambio presidencial será una buena noticia entonces para la economía?

Las inversiones están esperando. Si el próximo Gobierno hace las cosas bien van a tener una oportunidad, pero obviamente esto no es automático. No es que cambia el Gobierno y la plata llueve. Será positivo si hace lo que se espera, que no es tanto tampoco. Es simplemente acercarse un poco más el mundo y ser más parecida a Brasil y Uruguay que a Venezuela, dar señales de que vamos en esa dirección. Y no estamos hablando de ser Chile, México o Colombia que son mucho más pro mercado sino Brasil o Uruguay, que son países que tienen algunas restricciones a las importaciones, Estados grandes, inflación del 6% y 9%. Tenemos que ser más el promedio de lo que es un país emergente.

¿Qué economía hereda el próximo Gobierno?

Recibe una economía con muchos problemas de precios relativos más que nada. Hay muchos precios desfasados: tarifas públicas, especialmente en el Gran Buenos Aires y la Capital, desfases en las tarifas de transporte, empresas que van a pedir aumentos porque pierden plata con Precios Cuidados, atraso en el tipo de cambio. Así que el principal desafío que tendrá el próximo Gobierno es volver a llevar los precios a donde deben estar, una especie de sinceramiento. Algunas restricciones puede seguir habiendo, como en Argentina en 2010, cuando había algunos controles pero no eran drásticos: las empresas podían importar, exportar, la gente podía llevar dólares al exterior, traer dólares al país. Hoy si alguien trae dólares del exterior al valor oficial siente que está tirando plata. Argentina tiene que volver a ser más parecida a lo que era el 2010. ¿Cuál es el riesgo? Que en todo este proceso de sinceramiento se acelere la inflación y entremos en esa carrera precios-salarios-tipo de cambio. De alguna manera hay que evitar que suceda eso.

¿Puede ser de shock la solución o debe ser gradual para evitar consecuencias peores?

Algunas soluciones tienen que ser de shock y otras más paulatinas. No podés llevar la tarifa de transporte a donde tiene que ir de un día para el otro ni las tarifas de electricidad. Ese es un proceso que habrá que hacer de manera paulatina para que no le afecte al bolsillo de la gente. La reducción del déficit fiscal o la inflación también son procesos lentos. Pero a lo mejor en el tema cambiario hay que pensar algo más rápido porque no se puede seguir con el cepo y para eso hay que tener un tipo de cambio más realista. En cambio algunas políticas van a tener que ser rápidas aprovechando la “luna de miel” que va a gozar el próximo Presidente los primeros 90 días de gobierno, porque son medidas políticamente difíciles entonces a medida que pasa el tiempo, si la política se empieza a complicar, es más difí- cil ponerlas en práctica y puede pasar lo que le pasó a este Gobierno que propuso un reordenamiento de las tarifas que nunca terminó de ejecutar.

¿Hay legados que se volverán cuestiones estructurales?

Yo creo que Argentina sigue teniendo un problema más de management que estructural. Para mí la parte más difícil que tiene para resolver es el reacomodamiento de precios sin que suba la inflación. Ese es el principal desafío del próximo gobierno. Lo demás, como Argentina tiene poca deuda, es cómo hacer estos reacomodamientos con plata. Si genera confianza y consigue créditos es más fácil hacerlo, sin plata siempre es más costoso hacerlo. Por eso si bien deja muchos legados negativos, el Gobierno deja uno muy positivo que es que tiene poca deuda. Hay espacio para que el sector privado se endeude, para que las provincias seendeuden, pero para hacer cosas buenas. No es que todo endeudamiento es malo. Las empresas para invertir o comprar máquinas tienen que endeudarse, el Estado para comprar ferrocarriles y hacer infraestructura tiene que tener acceso a créditos. Y ese bajo stock de deuda es la gran ventaja que tiene Argentina con respecto a otros países y a otros períodos, como después del Rodrigazo, de 1982, de la hiperinflación del ´89 o de 2001, cuando hubo que hacer ajustes con altos niveles de endeudamiento y sin plata.

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