(Entrevista a Hugo Kantis, director del Programa de Desarrollo Emprendedor de la UNGS)
¿Cuál es la clave para mejorar el desarrollo y la creación de empresas locales?
Creo que la clave está en fomentar lo que nosotros denominamos emprendimientos y emprendedores dinámicos. Esta es la mejor manera de generar empleo y contribuir a la diversificación de la matriz productiva mediante la innovación y la diferenciación.
¿Qué significa ser una empresa dinámica?
Son propuestas de negocios novedosas que consiguen nacer y convertirse, en pocos años, en PyMEs competitivas con potencial de seguir creciendo. Son emprendedores que tienen la ambición de crecer sin ponerse límites de antemano. Argentina debería apostar fuertemente a retomar el crecimiento en base al fomento de este tipo de emprendimientos dinámicos e innovadores y a las empresas jóvenes. Los estudios internacionales aportan elementos acerca de su contribución a la expansión de la actividad económica. Además, muchas de ellas contribuyeron fuertemente a salir de la crisis en nuestro pasado cercano.
¿Qué fortalezas tiene Argentina frente a este desafío?
Según el Indice de Condiciones Sistémicas para el Emprendimiento Dinámico (ICSEd Prodem), que elaboramos en el Prodem, Argentina ha venido presentando fortalezas en las condiciones de la demanda. Esto tiene relación con niveles de consumo elevados, aunque esto tiende a perder fuerza en una economía que ha dejado de crecer. Por otra parte, el acceso a la educación superior es de los más altos de la región y seguimos formando talentos en la universidad pública. Asimismo, tenemos una ventaja en la permeabilidad que encuentran los emprendedores para tejer sus redes de contacto (capital social).
¿Cuáles son las debilidades para la innovación?
El desarrollo de una oferta de financiamiento para los emprendedores sigue siendo una asignatura pendiente, a pesar de la existencia de algunos inversores, aceleradoras e incluso capital semilla. Por otra parte, aún cuando existe una efervescencia emprendedora creciente y hay mucho talento creativo, la proporción de emprendedores que lo gran visualizar y ambicionar un futuro de alto crecimiento es limitada. Otro tanto puede decirse con respecto a la contribución de la ciencia y la tecnología al emprendimiento y la innovación, así como también de las empresas maduras. Hay mucho terreno por recorrer en estas áreas.
¿El contexto para emprendedor debe mejorar?
Creo que hay que trabajar mucho en la creación de un ecosistema más favorable para la creación y crecimiento de nuevas empresas dinámicas. Las iniciativas que existen deben servir como plataforma de aprendizaje y optimización pero, fundamentalmente, deben integrarse en el marco de una política nacional que fomente las start ups y también los scale ups, es decir, las empresas que están buscando crecer. En ese esfuerzo se debe buscar la articulación de los emprendimientos con las cadenas de valor del país que tienen potencial dinámico.
¿La internacionalización de las empresas debe ser un objetivo?
Especialmente en el campo de los bienes transables, pero cada vez más en el de los servicios, los emprendedores deberían tener presente la hipótesis de la internacionalización desde la fase de gestación de su proyecto. Pensarse globalmente ayuda a perfilar al emprendimiento y contribuye a forjar la competitividad de largo plazo. Los programas de fomento deben trabajar este aspecto tanto en el desarrollo de capacidades de los emprendedores como en el apoyo a la modelación de sus propuestas de valor. Y una vez que están en la cancha, deberían apoyar la expansión internacional de estas firmas. Un eje de gran importancia en este camino es la articulación con cadenas de valor global como estrategia de crecimiento. Países como Chile ya lo están tratando de hacer con algunas cadenas de valor como la de la minería.
¿Cómo se estimula la innovación en las empresas ya maduras?
En América Latina, la innovación ha llegado antes a las agendas de Gobierno que a la gran mayoría de las empresas. Sin embargo, en el mundo de las empresas maduras hay una tendencia creciente ?pero todavía embrionaria? a crear gerencias de innovación, a promover el emprendimiento corporativo y a empujar la innovación colaborativa mediante el uso de crowdsourcing (aprovechando las ventajas de las plataformas de Internet), potenciando la creatividad en su entorno y en sus proveedores. De todas maneras, son muy pocas las que implementaron un sistema integral y una estrategia más ambiciosa de cambio cultural profundo. Algunas incubadoras de negocios están buscando cruzar ambos mundos y “matchear” los desafíos de grandes empresas, que pueden dar lugar a oportunidades de negocios innovadores generados por emprendedores.
