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“El ajuste cambiario es inevitable”

Entrevista a Jorge Vasconcelos

11 septiembre de 2015

En diálogo con El Economista, Jorge Vasconcelos, del Ieral de la Fundación Mediterránea, plantea los problemas que enfrenta Brasil y detalla los desafíos de Argentina en 2016.

Comencemos por el escenario internacional y por una economía que usted conoce muy bien, como Brasil, que está pasando por un proceso de ajuste inducido por la política económica. ¿No se les ha ido de las manos?

Brasil venía con un problema fiscal, de precios relativos y en el sector externo en medio de las elecciones del año pasado. Lamentablemente, en 2014, el Gobierno, seguramente por el proceso electoral, no reaccionó a tiempo para empezar a corregir estos desequilibrios. Pero, además, el mandato que recibió Dilma fue un mandato de continuidad, y no de cambio. Con lo cual, la negociación de Dilma con el Congreso se hizo muy difícil porque su mandato era de continuidad y lo que ella intentó hacer fue tratar de empezar a modificar algunos instrumentos de la política económica. Brasil perdió dos años para reaccionar al nuevo escenario internacional: fortalecimiento del dólar, desaceleración de China y caída del precio de las commodities. A Brasil le falta un ancla política porque hay mucha incertidumbre sobre los apoyos que tendrá, o no, Dilma en el Congreso para avanzar con la agenda que está proponiendo. Al no haber ancla política, la situación económica está en una ladera inclinada y resbaladiza. Brasil tenía un déficit de cuenta corriente de 4,5% del PIB hasta mediados del año pasado y las inversiones han dejado de entrar a ese ritmo porque tiene una industria poco competitiva y, si bien tiene abundantes recursos naturales, los precios están en caída. Tampoco se sabe hasta dónde va a llegar la recesión brasileña, y también se desconoce el rumbo político de los acontecimientos. Brasil está teniendo mucho menos entrada de capitales de la que tenía hasta el año pasado. Por esto, no puede financiar un déficit externo como el que tenía. La variable de ajuste para reducir ese déficit externo es el tipo de cambio. Dilma asumió con un real a US$ 2,40 y nadie se va a sorprender si llega a US$ 4 más allá de que tengan US$ 370.000 millones de reservas. Porque, además, el contexto global sigue muy incierto: todavía falta que se termine de apreciar el dólar en el mundo, algo que va a ocurrir cuando la Reserva Federal suba sus tasas; tampoco se sabe cuánto tocará piso la desaceleración china ni, tampoco, cuál será su impacto en la economía global en su conjunto.

¿Cómo nos impacta?

Las importaciones brasileñas están cayendo al 20%. También, porque tenemos economías similares, nos afectan las mismas cosas del escenario global que mencioné antes.

¿Qué se puede esperar en materia de crecimiento?

Brasil está cayendo al 3% y hoy el panorama es que el nivel de actividad volverá a caer en 2016. Recién a fines del año que viene podrían comenzar a recuperarse sus importancias y recién volver a traccionar en 2017.

¿Lo que estamos viendo hoy en Brasil es un espejo de lo que veremos en Argentina en 2016?

No es un camino inevitable. Uno de los problemas que tiene Brasil es que el Congreso boicotea las propuestas de Dilma. Hay que ver cómo es la relación entre el próximo Presidente y nuestro Congreso. La discusión de hoy (ajuste versus no ajuste) está equivocada: más que un ajuste, lo que la economía argentina necesita son reformas. Hay muchos sectores que podrían ser competitivos con un tipo de cambio no muy elevado, por ejemplo, la industria de la carne, pero está afectada por un montón de regulaciones sectoriales y la falta de acuerdos comerciales de Argentina con el resto del mundo. Por eso, más que ajustar, hay que reformar. Por eso, si el país arregla con los holdouts, el país, aprovechando su bajo nivel de endeudamiento, podría destinar esos recursos a invertir en capital y, por ejemplo, en un plan federal de inversiones. Si hacemos las cosas bien, podemos evitar tener que pasar por lo que está pasando Brasil. Aunque, también es cierto, nosotros tenemos problemas que ellos no tienen o que están solucionando, por ejemplo, nuestras tarifas públicas están mucho más atrasadas. Cuando se sinceren esas variables, se resentirá el consumo. Si no hacemos ese sinceramiento tarifario, seguiremos con un déficit muy elevado y no va a ser capaz de atraer inversiones. Si el país define una agenda clara, en las cuales el driver de crecimiento sean la inversión y las exportaciones, podremos tener un primer semestre malo porque el sinceramiento tarifario va a afectar el consumo, podrían tener un segundo semestre de crecimiento de la mano de la inversión.

¿El ajuste cambiario es inevitable?

Hay que corregir el tipo de cambio y evitar repetir enero del 2014. Es decir, debe ser un ajuste cambiario que corrija precios relativos pero que no desate una espiral de precios y salarios. El ajuste cambiario es inevitable porque hay un problema de precios relativos. Eso tiene un primer impacto de freno en la actividad económica, pero si las condiciones pasan a ser muy positivas para la atracción de inversiones, en el segundo semestre de 2016 se podría empezar a dar vuelta la página. Hay que esperar cuál será la agenda política del próximo Presidente y el poder que tendrá en el Congreso. Tampoco sabremos cuál será el régimen cambiario. Un test relevante es ver si siguen los controles cambiarios y qué pasa con la brecha. Sería importante que no supere el 30%. Si, en cambio, no logra bajar del 50%, la entrada de capitales no va a ocurrir. La entrada de capitales se va a dar si la brecha y el tipo de cambio oficial empiezan a converger. Si empiezas a divergir, todos pensarán que el tipo de cambio no es de equilibrio y empezarán a demorar sus decisiones. Si, en cambio, hay unificación cambiaria, la clave será por tener un ancla monetaria y fiscal lo suficientemente sólida como para que se pueda repetir la experiencia de Brasil en '99. Si hay unificación cambiaria sin anclas fiscales y monetarias, podrías tener un problema grande con la inflación. Las devaluaciones no son sencillas en ningún lugar, y menos en Argentina. Los inversores van a estar atentos a eso.

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