(Columna de Analía Gómez Vidal)
En el mes de septiembre, no sólo Cristine Lagarde amenazó a la Argentina con una tarjeta roja. Algunos otros árbitros ya se anticiparon. El FTSE, grupo financiero británico proveedor de índices bursátiles, ha decidido el mes pasado colocar a la Argentina entre los países en observación. La agencia calificadora Moody's también tuvo su parte en los castigos a la plaza local. La decisión de Moody's ha sido bajar la nota de los bonos argentinos y treinta empresas locales y entidades financieras más, entre las que se incluye Aeropuertos Argentina 2000 y las sucursales del Banco Nación en Bolivia y Uruguay.
El FTSE es uno de los mayores grupos financieros. Es el proveedor de célebres índices bursátiles como el FTSE All World Index y el FTSE Emerging Market. Para ser parte de estos índices, cualquier mercado debe estar considerado en una de sus cuatro posibles categorías: Avanzados, Emergentes avanzados, Emergentes secundarios o Mercados de frontera. En 2009, la Argentina ya había perdido su estado de Mercado Emergente Secundario para pasar a ser el único mercado latinoamericano incluido entre Mercados de Frontera. Algunos de sus pares en la categoría son Mauritania, Kenia y Botswana.
Pero la noticia con más repercusión sería aquella incluida en la Revisión de Clasificación de Países del índice Global de FTSE, publicada el pasado septiembre: mientras mercados como Mongolia y Ucrania se incluyen en la lista “en observación” para ser incluidos en la categoría de Mercados de frontera, la Argentina fue incluida en la misma lista para abandonar dicha categoría. Así, el mercado argentino podría despedirse de su inclusión en los índices de FTSE a partir de septiembre de 2013, fecha de la próxima revisión.
Lynne Sims, vocera del Grupo FTSE, confirma que la decisión de la situación argentina se basó en “los controles de capitales impuestos a inversores extranjeros y la percepción de la falta de autoridad reguladora independiente que proteja el derecho de los inversores”. De esta manera, el mercado financiero argentino no cumpliría con las dos características del entorno financiero y regulador necesarias para ser un Mercado de frontera.
Otra noticia en sintonía con las penalidades al mercado financiero argentino surgió de la mano de Moody's. La calificadora de riesgo hizo público el 17 de septiembre la decisión de disminuir la nota de la deuda argentina, tanto en moneda local como en moneda internacional. Es decir, la calificación de los bonos argentinos denominados en pesos y aquellos denominados en dólares fueron degradados de la categoría “estable” a la categoría “negativa”. Como en el caso de los índices FTSE, la Argentina se convierte así en el país latinoamericano con grado más bajo entre aquellos que califican.
Sumada a esta modificación y como consecuencia directa de ella, Moody's revisó a la baja la calificación de otras 30 entidades financieras nacionales y de los depósitos en moneda nacional de otras 24 entidades financieras. Entre las entidades afectadas se encuentran las sucursales en Bolivia y en Uruguay del Banco de la Nación Argentina. También empresas de infraestructura, como Aeropuertos Argentina 2000, y empresas aseguradoras en moneda local vieron su calificación reducida. Según Gabriel Torres, analista senior de Moody's, en términos generales, el gran problema de la Argentina hoy es la confianza en las políticas gubernamentales.
¿Por qué el mercado argentino parece haberse convertido en poco atractivo? Los motivos de las decisiones del Grupo FTSE y de Moody's parecen ser comunes. Los controles de capitales y la falta de regulación confiable lideran la lista. Otro punto que se destaca es la falta de reglas claras, o como menciona Moody's, la existencia de “políticas desordenadas”, entre las que incluye también la nacionalización de YPF y los controles a las importaciones. Otro motivo que parece ser popular entre las instituciones financieras internacionales a la hora de castigar a Argentina es la poca credibilidad de las estadísticas.
Según Sin-ming Shaw, inversor privado en Asia y en la Argentina, “la característica más alarmante de la Argentina es que sus funcionarios públicos nieguen los hechos y culpen a oponentes nacionales y extranjeros por sus problemas económicos, que son bastante obvios para cualquiera sin importar su posición política”. Para todos los especialistas consultados, la clave es renovar la confianza de los inversores y restablecer las condiciones mínimas que se establecen como necesarias en el mercado internacional. En el caso del Grupo FTSE, sería fortalecer el entorno financiero para incentivar a los inversores extranjeros a invertir en activos argentinos. Para Moody's, otro factor importante sería restablecer la confianza en las estadísticas oficiales y volver a negociar el pago de las deudas internacionales pendientes.
Aun así, ninguno de los especialistas cree que la Argentina podrá recuperarse a la brevedad de seguir con la misma tendencia en sus políticas económicas.
En efecto, en la última semana se dio a conocer la decisión de la provincia de Chaco de pesificar los bonos de deuda emitidos en dólares. Esta decisión se basó en la normativa del Banco Central, que establece que sólo aquellos bonos denominados en dólares bajo ley extranjera podrán ser cobrados en esa moneda. A su vez, la incertidumbre generada por los dichos del vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, provocaron una caída libre de los bonos nacionales que superó el 3% diario hasta el miércoles de esta semana. Al finalizar la jornada del miércoles, sólo dos bonos tuvieron rendimiento positivo en el mercado local: los bonos Discount denominados en dólares y emitidos a 30 años, y los títulos vinculados al PIB denominados en dólares, bajo legislación de Nueva York. La caída más notoria la protagonizó el Consadep serie 2 de Tucumán, que superó el 10% negativo por presentar condiciones similares a aquellas de los bonos chaqueños.
Con mercados preocupados por la incertidumbre y la falta de transparencia, la Argentina parece seguir la misma línea de decisiones más allá de las críticas desde el exterior. Esta semana se desarrolla la Asamblea Anual del FMI en Tokio, y promete dar que hablar. ¿Recibiremos la famosa “tarjeta roja” antes en diciembre? Las demás instituciones financieras internacionales ya han comenzado a amonestarnos.