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"La inflación no es prioridad para el Gobierno"

Según José María Fanelli.

10 abril de 2012

El economista José María Fanelli, investigador del CEDES y el CONICET, y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, dialogó con El Economista sobre la situación de la economía local.

En su última nota en oered.org sostiene que "para minimizar los riesgos de debilitarse políticamente, lo que el gobierno estaría haciendo es asumir mayores riesgos económicos". ¿Por qué cree esto? ¿Esto significa que el Gobierno abandonó el plan inicial (no confesado explícitamente) de reducir la nominalidad de variables como inflación, salarios, gasto público?

Si un hacedor de políticas está dispuesto a luchar contra la inflación, su primer paso es ganar credibilidad para sus políticas expresando claramente los objetivos buscados. Este no es el caso actual y, por el contrario, el cambio en la Carta Orgánica del Banco Central dice con hechos que la inflación no es la prioridad. Entonces uno se pregunta cuál es la prioridad del gobierno y la respuesta que encuentro es que está dispuesto a tomar más riesgo inflacionario para evitar ajustes en el gasto, empezando por no racionalizar los subsidios. Es lo que técnicamente se llama una situación de “dominancia fiscal”: los requerimientos de financiamiento fiscal dominan a la estabilidad monetaria.

-Esta quizás sea una pregunta más para un politólogo, pero parece desmedido el temor a la pérdida de poder político para un Gobierno que hace menos de 6 meses consiguió 11,8 millones de votos y, por decirlo mal y pronto, no tiene una oposición enfrente que capitalice esa pérdida.  ¿Qué opina? ¿Puede ser que el "ajuste" se haya dejado para más adelante?

La democracia, a diferencia del patrimonialismo ?una forma en que se expresa el autoritarismo? no define derechos de propiedad permanente sobre el poder. El poder es siempre prestado, una cesión de control sobre ciertos resortes del Estado, hasta la próxima elección. Por lo tanto, si el gobierno no es bueno, seguramente va a aparecer alguien que capitalice la situación. Es lo que pasó en la elección de 2009, que tuvo lugar en plena situación recesiva. La oposición siempre está, aunque parezca invisible. De eso se trata la democracia y por eso hay que gobernar bien. Claro que, por supuesto, cuanto menos preparada la oposición, peor la calidad de la democracia. Por otro lado, demonizar la palabra ajuste es como demonizar la palabra dieta. Mantener las cuentas en orden es necesario, pero no es fácil. Por eso, igual que a las dietas, a los ajuste se les ponen nombres de fantasía, por ejemplo, hay “dieta de la manzana” y hay “sintonía fina”. Y hay gente que todos los lunes empieza la dieta y el martes la abandona.

-En términos de nivel de actividad, el 2012 se parecerá más a 2009 que a 2010-2011.  Si bien nadie cree que el PIB se contraerá, la magnitud de la desaceleración es desconocida. Además, el mundo ayuda menos, hay menos stocks y otros problemas no menores. ¿El crecimiento en torno al 3-4% llegó para quedarse?

Es difícil decirlo. Depende mucho de la calidad de las políticas que se implementen. Me parece que la situación actual es del tipo que los economistas llaman “equilibrio de filo de la navaja”. Esto es, si no se corrigen las distorsiones en los precios relativos, que son crecientes, no me parece que vayamos a un “equilibrio” de 3-4%. La situación no será sostenible porque se está deteriorando la competitividad muy aceleradamente. Si, por el contrario, se corrigen las distorsiones, luego de un período que puede ser breve, no veo porqué deberíamos conformarnos con un 3%. Si el mundo no empeora mucho, la Argentina tiene un gran potencial de crecimiento. Como ha ocurrido históricamente, lo que limita nuestro crecimiento es la mala calidad de las políticas.

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