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El impacto de la pandemia

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10 julio de 2021

Por Martín Tetaz

Según un estudio publicado en conjunto por los municipios de Hiroshima y Nagasaki, la bomba nuclear generó un costo económico directo, en la primera de esas ciudades, equivalente al ingreso anual de 850.000 japoneses, pero una investigación de Satoshi Shimizutani y Hiroyuki Yamada demostró que las consecuencias de largo plazo en términos de calidad de vida de los sobrevivientes fueron muy superiores.

La pandemia no es comparable a una bomba, pero la tragedia comparte lo inesperado y disruptivo del fenómeno, como así también sus consecuencias sostenidas en el tiempo.

Los primeros cálculos indican que además de las 4.000.000 de vidas perdidas hasta el momento, el PIB global cayó 3,3%, lo que significa US$ 2,8 billones y ese número no considera el 1,7% de crecimiento que había tenido el mundo en 2019 y que podría haber repetido de no ser por el virus. Pero ni la pandemia terminó, ni las consecuencias económicas se reducen al impacto sobre el PIB.

Por la positiva, la catástrofe aceleró los tiempos de la transformación tecnológica y las acciones de las principales empresas del índice Nasdaq, que venían creciendo al 22% anual en los últimos tres años, treparon 45% durante 2020.

Además, el Covid operó como un experimento natural que le permitió tanto al sector privado, como al público, evaluar el impacto de distintas estrategias de producción de bienes y servicios, empezando por el home office o las clases virtuales, hasta la uberización de la comercialización que potenció los ingresos de Amazon y su versión latinoamericana, Mercado Libre.

Pero sumado al impacto recesivo, el salto del desempleo y la aceleración del endeudamiento y la inflación global, habrá consecuencias de mediano y largo plazo tanto en materia sanitaria como económica.

Un estudio de la Sociedad Europea de Cardiología, por ejemplo, encontró que las consultas por problemas cardíacos cayeron 40% durante el primer semestre del 2020 y la Sociedad Argentina de Mastología detectó una reducción de 65% en las mamografías que, como es sabido, son un estudio clave para la detección temprana del cáncer de mamas. A eso hay que sumar las consecuencias psicológicas: una investigación de la Facultad de Psicología de la UBA concluyó que prácticamente se había duplicado el porcentaje de personas en riesgo de trastorno psicológico.

En lo económico la principal fuente de financiamiento de empresas y hogares fueron los ahorros y en muchos casos el desgaste del propio stock de capital que no se renovó. El taxista que me llevó hace unos días a la radio me contó que había dejado de hacer el service del auto y que ahora no sabía cuando podría renovar la unidad: se está comiendo el capital. Literalmente.

Sumado a la caída en el producto potencial (en Argentina la inversión se desplomó 12,9% en 2020 y venía de caer 15,9% en 2019), hubo un fenomenal efecto desigualador: primero porque en el segundo trimestre del 2020 se destruyo mucho más empleo informal (-44,1%) que formal (-5,3%) y más cuentapropista (30%) que asalariado (18,7%), pero hacia el largo plazo porque el impacto de las escuelas cerradas, solo parcialmente reemplazadas por Zoom, le hará perder oportunidades académicas y laborales a los chicos de los hogares mas vulnerables.

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De hecho, el propio ministro de la cartera reconoció que, según la evaluación nacional pedagógica que hizo el Gobierno, 10% de los chicos tuvieron bajo o nulo contacto con la escuela. Son un millón de alumnos.

Joao Pedro Acevedo y un grupo de colegas del Banco Mundial le puso números al fenómeno a nivel global y calculó que la sociedad puede perder hasta el 16% de la inversión que hace en las cohortes impactadas, costándoles a esos estudiantes en promedio hasta US$ 1.408 anuales de ingresos.

Un estudio de la OCDE incluso habla del fenómeno de “histéresis” para referirse a la persistencia del efecto negativo de la interrupción en la escolarización de 1.700 millones de chicos alrededor del mundo. El organismo considera que es factible que los efectos de corto plazo en término de horas de clase perdidas y contenidos atrasados desaparezcan hacia el final de la carrera académica, pero que para los niños de contextos menos privilegiados impactará en mayores tasas de abandono escolar, menores tasas de ingreso al mercado laboral y peores salarios.

En términos de comportamiento social, el pronóstico de la involución en el consumo no se verificó. La lección de las reaperturas es que, si las familias descubrieron durante el encierro que podían vivir con mucho menos, volvieron a la media ni bien se abrió la actividad y lo que llegó para quedarse fue el cambio en la oferta, con una mayor concentración en las grandes plataformas del comercio electrónico y consecuentemente una economía mas formalizada, con explosión de los medios de pago no convencionales.

Por último, la competencia de monedas privadas con la que soñaba Hayek finalmente está ocurriendo y fue potenciada por la masiva emisión global para pagar la pandemia, pero no se imponen las mas estables, como cualquiera con formación en economía hubiera sugerido, sino que son las más volátiles las que se estabilizan luego de ser paradójicamente adoptadas como reserva de valor por inversores institucionales y millones de pequeños ahorristas que las usan como su puerta de entrada al sistema financiero, solo que no al tradicional sino a uno descentralizado, en pleno desarrollo.

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