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Los ingresos llegan a las PASO en su peor nivel desde 2015

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06 septiembre de 2021

El próximo domingo los argentinos ingresarán a las urnas en una elección de medio término bastante atípica, principalmente porque se da en el marco de una pandemia que todavía no terminó y que, mientras avanza la vacunación, obliga a estar atento por los posibles efectos negativos de la variante Delta. Más allá de las especulaciones respecto a los posibles resultados, lo cierto es que existe un factor determinante: el bolsillo.

La primera cita electoral del fin de semana, luego se jugará el partido más importante en las generales de noviembre, se da en un contexto en el que los ingresos se encuentran en los niveles más bajos desde, por lo menos, 2015. Así surge de un índice que realizó Eco Go sobre la masa salarial total de la economía, al que accedió El Economista.

Por su parte, el presidente Alberto Fernández y su equipo prometieron que los ingresos quedarían por encima de los precios este 2021. Dicha promesa se vio comprometida por la evolución de la inflación que hasta julio acumuló 29,1%, alcanzando el total del año previsto en el Presupuesto, con una fuerte incidencia del rubro alimentos y bebidas, que en ese lapso escaló 30,7%.

Los especialistas y los funcionarios coinciden en que en agosto la inflación habría continuado con la tendencia a la baja que muestra desde el pico que tocó en marzo (4,8%), perforando el 3% por primera vez desde septiembre de 2020. Sin embargo, son valores altos, sobre todo para bolsillos que vienen tan castigados desde hace tiempo.

Evolución del ingreso

Según dijo el director de Eco Go, Sebastián Menescaldi, ante El Economista, los ingresos de las familias (salarios, jubilaciones y ayudas sociales) del tercer trimestre de 2021 se encuentran 20,3% por debajo de 2015 en términos reales. Teniendo en cuenta los años eleccionarios, ese indicador también está 4,1% por debajo del mismo lapso de 2019 y es casi 18% menor al mismo período de 2017.

Claro que a la hora del análisis es menester tener en cuenta que el promedio de los salarios quedó por debajo de los precios en los últimos tres años, con mayor incidencia en la pérdida durante 2018-2019 (-19%). La pandemia implicó un duro golpe en términos de actividad, aunque el salario real cayó 3% desde la gestión de Fernández, señalaron desde la consultora Equilibra.

La aceleración de los precios del primer semestre hizo que el Gobierno necesitara recalibrar sus proyecciones e incentivar la reapertura de paritarias que habían cerrado en torno al 29%. Los economistas coinciden en que esa dinámica generaría, de mantenerse la inflación a la baja, una recomposición en el segundo semestre que no compensará la caída medida punta a punta.

Por su parte, también comenzó un proceso de revisión de los ingresos de los sectores más bajos. Entre ellos, estuvieron bonos a jubilados y programas sociales, ampliación del monto y universo de la Tarjeta Alimentar, revisión del salario mínimo, entre otros.

Estos segmentos poblacionales se ven más afectados por las subas de los alimentos, ya que destinan una mayor parte de su ingreso a ese ítem. De los últimos 18 meses, solamente en seis la inflación de alimentos quedó por debajo del índice general. Más aún, en los últimos tres años, los alimentos quedaron por encima del índice general de precios.

Es importante diferenciar al sector formal de la economía, que puede acceder a paritarias, del informal o directamente desempleado que cobra algún tipo de beneficio social, para el cual la recomposición siempre es bastante más difícil. “Este año los salarios de los trabajadores registrados estimamos que van a terminar empatando o creciendo apenas por debajo de la inflación que proyectamos en 46%. Sin embargo, la caída en la remuneración del sector no formal va a sostenerse por cuarto año consecutivo”, remarcó el director de la consultora Analytica, Claudio Caprarulo, ante El Economista.

Asimismo, Caprarulo hizo un repaso ilustrativo sobre la pérdida del poder adquisitivo respecto a las elecciones legislativas anteriores. “Hace cuatro años, un salario promedio de CABA para una persona de mediana edad compraba 40% más de pan, 23% más de leche o 60% más de asado. Un alquiler representaba menos de 60% de ese salario en 2017 y hoy se lleva más del 80%. Si las comparaciones las hacemos respecto de 2013, por ejemplo, las cosas son aún peores”, detalló el economista.

En términos de ingreso, el oficialismo enfrenta las elecciones con un deterioro en todos los frentes respecto a 2019, aseguraron desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) en su último reporte de coyuntura.Sin embargo, también interpretaron como una ventaja que el principal competidor de la coalición gobernante (Juntos por el Cambio) es el responsable del enorme deterioro que se dio entre 2019 y 2015. El domingo se verá si la opinión de los votantes va en ese sentido o se termina castigando al oficialismo.

“En los precios el Gobierno tiene un frente abierto no resuelto”, mencionó Ceso. Está apenas por debajo de la inflación de 2019 (48,6% versus 50,5%) pero con una devaluación que es menos que la mitad de la que hubo en aquel año (25,6% versus 57,7%), detallaron.

Actividad

En términos de actividad, el Gobierno puede entusiasmarse con mostrar cierto proceso de recuperación de la actividad económica que se sostendrá hasta finales de este año. Cualquier intención de mejorar ingresos sin una economía que acompañe y una generación de puestos de trabajo de calidad, sería totalmente insostenible.

Obviamente, esa mejora se da en comparación a un 2020 impactado por la crisis sanitaria y las restricciones impuestas para contener el aumento de casos. A su vez, los sectores vinculados a los bienes muestran mejoras respecto a 2019 y, en algunos casos, a 2018.

Hace dos semanas el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó que “la economía transita una recuperación que es sólida”, y recalculó el crecimiento del PIB del 7% al 8% para 2021. Finalmente, varias consultoras decidieron recalibrar al alza sus proyecciones en torno al nuevo pronóstico del titular del Palacio de Hacienda. El último REM del BCRA, publicado el viernes, mostró una suba en la proyección hasta 7,3% (top-10 de los mejores pronosticadores).

“Los motores de esta recuperación han sido la industria, la construcción y, de manera más retrasada, el consumo. Y si bien no se logrará recuperar todo lo perdido en 2020, la trayectoria económica continúa en el sendero esperado”, expresó la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo Económico (Fide) en su último informe.

El reporte consignó que lo que se viene observando en el transcurso de estos meses es que la actividad económica ya comienza a superar los niveles prepandemia en algunos sectores. “A modo de ejemplo, el Indec informó que el nivel de utilización de la capacidad instalada industrial a junio de 2021 es el más alto desde la crisis cambiaria de 2018”, escribieron.

De cara a las generales

Seguramente las PASO del próximo domingo darán una clave de cómo quedó configurado el mapa de votantes. El Gobierno, en tanto, tendrá algunos meses para sostener la dinámica de la recuperación y apuntalar el consumo mediante un alivio en los bolsillos.

Fide también advirtió en su estudio que existen una serie de aspectos pendientes que tienden a condicionar la dinámica de crecimiento en el corto plazo. “Por un lado, se encuentra la velocidad de la trayectoria desinflacionaria, su efecto sobre la trayectoria de ingresos y su impacto sobre el consumo. Por otro, la falta estructural de dólares”, enumeraron.

En este sentido, puntualizaron que “más allá de lo sanitario, no quedan dudas de que, para que el consumo se recupere, tiene que crecer el ingreso. El consumo continúa siendo el componente menos dinámico de la demanda. Y si bien ya se observan algunas señales de crecimiento, el balance frente a 2019 permanece en terreno negativo”.

Desde Econviews determinaron que con la reapertura de paritarias, por encima del 40%, el poder de compra de los salarios tendrá una mejora real interanual de entre dos y tres puntos porcentuales para el lapso septiembre-noviembre. “Pero el año cerrará en cero o negativo, y en 2022 seguramente volverán a caer porque habrá que soltar dólar y tarifas luego del congelamiento”.

Por último, Menescaldi aclaró que, según sus estimaciones, el salario promedio del sector registrado finalizará el año con un alza de 41,1% frente a una inflación proyectada en 47,8%. “Las subas de la mayoría de los gremios se concentran en la segunda parte del año, por lo que los salarios terminarían cayendo por cuarto año consecutivo en términos reales”, concluyó el director de Eco Go.

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