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Los cambios que puede traer la derrota

Tras la derrota en las PASO, el Gobierno tiene dos meses para hacer cambios y revertir la situación.

gabinete
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13 septiembre de 2021

La política tiene algunas reglas y una de ellas es que en las elecciones de medio término el principal determinante del voto es la evaluación que hace la sociedad de la gestión del gobierno. Y ayer quedó claro que esa evaluación es negativa. Y lo fue más allá de los atenuantes de la pandemia y el fracaso del gobierno anterior.

Las elecciones las ganan y las pierden los gobiernos, y cuando la sociedad quiere un cambio, siempre encuentra el canal para expresarlo. Estaba claro que no había elementos para premiar al Gobierno en el terreno de la economía que es el principal determinante del voto. Informes de distintas consultoras publicados en los últimos días mostraban que se llegaba a las elecciones en un contexto de fuerte caída de los ingresos y el empleo, sumado a una inflación muy elevada. Los datos económicos que hacían prever un mal resultado para el oficialismo estaban ahí, a la vista de todos. Del Gobierno también y por eso apostó en las últimas semanas a castigar a la oposición que a exaltar los valores propios. El discurso de Cristina Kirchner en Tecnópolis fue el más claro en ese sentido.

Al Gobierno le quedan dos meses para intentar revertir la situación. Los antecedentes no lo favorecen porque en las últimas elecciones al kirchnerismo le fue mejor en las primarias que en las generales. Además, se suele premiar en las generales a los ganadores de las primarias porque nada le da más prestigio a un político que ganar elecciones. Se estima que en las generales habrá 2.000.000 más de votantes, también estarán en disputa los votos de los que se inclinaron por candidatos que no llegaron al 1,5% y por lo tanto no pueden competir en noviembre. A ellos habría que sumarles a los que decidan hacer un voto estratégico en las generales porque se demostró en las PASO que su primera preferencia no resultó competitiva. Al Gobierno le queda, además, la esperanza de que los ganadores de las primarias, allí donde hubo competencia, no puedan retener todos los votos de los que se inclinaron por los perdedores.

Pero todas las elucubraciones electorales ceden frente al principal desafío del Gobierno que es lograr que su gestión sea mejor evaluada por la sociedad. Para eso necesita hacer cambios de políticas y de funcionarios. Para noviembre habrá avances en el proceso de vacunación, pero la clave será que mejore la situación económica. Y el debate que se viene en el Gobierno es sobre el mejor camino para lograrlo: si es con un giro al centro o profundizando su actual estrategia volcando más recursos para algunos sectores que no lo acompañaron en las primarias en la medida en que los esperaban. Ese segundo camino sería de corto plazo porque terminaría cuando se firme el inevitable acuerdo con el FMI que establecería algunas restricciones.

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