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El ciclo versus el nivel: los números de la economía en las PASO de 2021

La economía llega con el ciclo levemente en alza, pero con niveles inferiores a las elecciones previas en variables como PIB, empleo y poder adquisitivo.

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09 septiembre de 2021

Durante los últimos meses la economía viene transitando un sendero de recuperación que había sido interrumpido por el impacto de la segunda ola en abril y mayo. De cara a las PASO del domingo, los analistas privados consultados por El Economista coincidieron en que las principales variables económicas están mejor que hace algunos meses, pero peor que en elecciones anteriores. En la jerga, y pensando desde la óptica oficial, el ciclo juega a favor, pero el nivel opera en contra.

Es muy difícil asegurar cuál es el factor que influye en el voto de cada uno, aunque es de esperar que algunos datos económicos en particular puedan tener una incidencia preponderante. Sobre todo luego de haber vivido una década de estancamiento, dos recesiones en 2018 y 2019 y una pandemia en 2020.

Un informe de la consultora Abeceb afirmó que los salarios, el empleo, la actividad, el consumo y la situación social han quedado más impactados que en las elecciones anteriores. “La economía llega a la elección con números algo mejores en el margen, pero muy flojos en perspectiva histórica”, agregaron.

Actividad y consumo

De acuerdo a las estimaciones de Abeceb, el PIB mostrará una suba interanual de 7% en el tercer trimestre y probablemente en torno al 3% en el cuarto. De todas formas, el nivel de actividad del segundo semestre “será todavía 3% menor que el recesivo segundo semestre de 2019 y nada menos que 9% inferior al que había cuando se votó en las elecciones de medio término de 2017, cuando ganó Juntos por el Cambio”.

“La elección de 2017 marca un punto de comparación que hay que mirarlo más de cerca, se llegaba con la economía creciendo, inflación a la baja, un Banco Central con reservas y un tipo de cambio estabilizado, a pesar de que se estaban generando inconsistencias”, remarcó el director de LCG, Guido Lorenzo, ante El Economista. “A diferencia de 2019, el Gobierno podría instalar un relanzamiento a partir de ahora, después de dos años muy malos por el golpe de la pandemia”, aventuró Lorenzo.

Por su parte, el director de análisis macroeconómico de Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina, dijo a este medio que, en términos de actividad estamos, con datos a junio, alrededor de 2% por debajo de la última elección y 4% en términos per cápita. “Es cierto que la tendencia es positiva respecto a la recuperación que incluso podría consolidarse para noviembre”, rescató.

Desde la consultora Orlando Ferreres comentaron que si bien la actividad parece haber encontrado un techo, y muestra dificultades para superar los niveles que mostraba antes de la pandemia, “esperamos para lo que resta del año una leve tendencia positiva impulsada por la mejora esperada en el consumo interno, el impulso propio del año electoral y el avance de la vacunación”.

Consumo

Un factor importante para apuntalar la recuperación de la economía debería ser el consumo privado, que actualmente se encuentra muy deprimido. “Aun mostrando una suba en torno a 4% o 5% interanual estará 19% por debajo de los niveles de consumo del segundo semestre de 2017 y 20% por debajo del nivel del segundo semestre de 2013, las dos elecciones de medio término anteriores”, consignó el informe de Abeceb.

En ese sentido, el Centro de Investigaciones en Finanzas (CIF) de la Universidad Di Tella informó que su Índice de Confianza del Consumidor (ICC) llega a estas elecciones en los niveles más bajos desde 2009. Este dato sirve para saber cuál es la perspectiva de consumo que tienen los argentinos en los próximos meses.

En agosto, el ICC fue de 39,8%, su nivel más bajo para períodos electorales desde mayo de 2009, y muy inferior al 51% registrado en septiembre de 2017, poco antes de las últimas elecciones legislativas que dieron ganador a Juntos por el Cambio.

Asimismo, desde la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo Económico (Fide) puntualizaron que “más allá de lo sanitario, no quedan dudas de que, para que el consumo se recupere, tiene que crecer el ingreso. El consumo continúa siendo el componente menos dinámico de la demanda. Y si bien ya se observan algunas señales de crecimiento, el balance frente a 2019 permanece en terreno negativo”.

Inflación y salarios

En cuanto a ese último punto, un factor determinante a la hora de entrar a las urnas es el nivel de ingresos que también está condicionado por los niveles de inflación. En los últimos tres años los salarios quedaron por debajo de los precios y la promesa oficial para este 2021 era que eso no se repetiría.

Abeceb resaltó que el votante irá a las urnas, más allá de una leve desaceleración en los últimos meses, con una inflación algo superior al 50% anual de cara al período septiembre-noviembre, “inhibiendo una mayor recomposición de su ya muy alicaído poder de compra”. Las consultoras estiman que el proceso de desaceleración se mantendría hasta fin de año, debido a que el Gobierno viene pisando las tarifas y el tipo de cambio.

En tanto, el director de C&T Asesores Económicos, Camilo Tiscornia, estimó ante El Economista que la variación de precios de agosto, en base a su medición, habría sido del 2,6%. “El acumulado de 2021 será de 48%, más allá de que la tasa mensual se ubicaría por debajo del 3%”, apuntó.

“Para darse una idea en las elecciones de medio término de 2017 se fue a votar con una inflación anual de 23% anual: en las de 2013 de 25,2%, en la de 2009 de 12,9% (y en ambas el oficialismo perdió en provincia de Buenos Aires), en tanto que en las elecciones de medio término de 2005 se fue a votar con una inflación anual de sólo 10,2%”, remarcó el estudio de Abeceb.

En cuanto a los salarios, la consultora subrayó que a pesar de las actualizaciones y reapertura de paritarias, estos siguen muy golpeados. “Considerando la recomposición derivada de las paritarias recientes, que haría que el salario real del sector privado formal llegue al tercer trimestre de este año con una ligera suba interanual estimada del orden de 2%, sus niveles serán bajísimos”, mencionaron.

Siguiendo esa línea, expresaron que el poder de compra del salario será similar al nivel del recesivo 2019; resultará casi 12% inferior al de la elección de medio término de 2017 y casi 13 % menor a las de ocho años atrás (2013). “Sin dudas habrá un clima salarial muy diferente al de 2005 cuando el salario real crecía 10% anual, o incluso con el incremento del 4,5% en 2009”.

Pobreza y desempleo

El deterioro económico de los últimos años se tradujo en un crecimiento importante en el desempleo y la pobreza. El último dato oficial del Indec respecto a la tasa de pobreza la ubicó en 42% y de 10,2% para los desocupados. “En un contexto en que la inflación en alimentos ha cedido un poco y se recomponen algunas fuentes de ingresos informales, es difícil que se aleje mucho del umbral de 40% para el segundo semestre”, proyectó Abeceb.

“Si bien el voto de los segmentos más desfavorecidos (en el norte y en la provincia de Buenos Aires) suelen inclinarse hacia al oficialismo, lo cierto es que nunca se fue a votar una elección de medio término desde los 2000 con niveles de pobreza tan elevados”, objetó Abeceb.

Guido Lorenzo, por su parte, remarcó la dificultad para generar empleo registrado luego del golpe que implicó la pandemia. Cabe destacar que la mayor pérdida se dió en el mercado de trabajo informal.

“El daño no resultó mayor gracias al crecimiento del trabajo por cuenta propia que, junto con el empleo público, fueron los únicos que lograron salir airosos de la crisis de empleo, absorbiendo casi 490.000 expulsados desde el trimestre previo al estallido de la pandemia”, consideró LCG en un informe reciente.

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