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El mercado ve mucho relato y la presión sobre el dólar sigue

Con la suba del dólar, los inversores siguen preocupados hasta el punto que ayer volvieron a sumarse a una corriente compradora.

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Luis Varela 04 agosto de 2021

Por Luis Varela

Ante la aparición de cada mala noticia, para evitar que la manada entre en estampida, muchos gobiernos optan por ocultar o modificar la información, creyendo que sin saber lo que pasa habrá más tranquilidad y se vivirán situaciones menos complicadas. Sin embargo, lentamente, los datos de la realidad se van haciendo evidentes, surgen por todos lados y además de verse los problemas aparece algo mucho peor: la total falta de confianza en las conducciones.

En marzo del año pasado, como por arte de magia, China decidió dejar de dar el número de muertes por Covid-19, y el mundo entró en un gran debate: ¿ya serán inmunes? ¿Habrán encontrado una vacuna? ¿La fuerte autoridad del Gobierno hace que los encierros se respeten a rajatabla y que el virus no se propague? Fueron pasando los meses y mientras China, un país con 1.400 millones de habitantes, se plantó en 4.636 muertes, menos que la que tuvo la provincia de Córdoba.

Pero ayer la situación por la variante Delta entró en tal ebullición, no solo en China sino en Estados Unidos y varios países europeos, que el Gobierno de Xi Jinping tuvo que dejar expuesto que confinó a millones de ciudadanos de al menos 27 ciudades por registrar el peor brote de Covid desde el inicio de la pandemia: muestra con gran rapidez, al instante, que ya tiene vacunadas a casi 1.700 millones de personas, pero no hay ni un solo muerto más. Lo malo se oculta, para que la manada no entre en estampida.

Esta decisión de ocultar información, de crear un relato para que se piense que las cosas van mejor de lo que están, se fue multiplicando en muchos países.

Los datos locales

Por supuesto, en Argentina somos expertos en la materia de crear relatos para convencer a la sociedad diciendo que pasa lo que no pasa. Un hecho muy destacado que quedó en la historia fue la destrucción del Indec en la segunda presidencia de Cristina Kirchner. Sus decisiones de política económica espantaban a las inversiones, decidió forzar la situación emitiendo pesos de más, eso derivó en la inflación, y para no perder la herramienta empezó a dar mediciones falsas, en una encerrona que terminó sacándola del poder.

Y en estos días eso se ve claramente con la generación de tipos de cambio múltiples, en este momento hay 14 precios para el dólar, atacando cada vez con fondos oficiales al que sube más, para que la gente piense que el Gobierno tiene al mercado cambiario dominado, domado. Pero con el correr de las semanas la huida del peso se sigue multiplicando y las cotizaciones de todos los dólares siguen subiendo, algunas de los cuales empiezan a ser cotizaciones de miedo, de total falta de confianza, que no deberían estar en ese lugar, pero que pueden estar aún más altas porque la manada se está asustando, y hay riesgo de estampida.

Los inversores siguen preocupados, tanto que ayer volvieron a sumarse a una corriente compradora de dólares, provocando la suba de 13 de los 14 tipos de cambio, mientras el Gobierno, a través de manos amigas, se ocupó muy bien de que el dólar blue, que es el que más asusta, se mantuviera quieto.

El uso de tipos de cambios múltiples no es la única estrategia para convencer a todos que pasa lo que no pasa. La CNV y el BCRA se ocuparon en las últimas semanas de contactar a los denominados formadores de mercado, que en realidad son los operadores grandes, haciendo acuerdos para que operen poco en los dólares MEP y contado con liquidación. Y, lo que es más grave, con rumores de que hay acuerdos para que si ayudan a aplacar los ánimos se les otorgarán permisos para que operen con facilidad, que son acatados al instante, quizás más por temor a inspecciones o clausuras, que por otra cosa.

La falta de dólares

Y en las últimas horas surgió otro dato que hizo girar la cabeza de todos. Como no hay dólares, no hay facilidad para importar cosas. Y la industria automotriz está ávida de importar piezas, ya que sin esas partes sus niveles de producción se verían afectados, detenidos. Y que se detenga la fabricación de autos argentinos en plena campaña electoral es algo que el Gobierno no puede permitirse. Y, lo más extraño de todo, es que incluso en los concesionarios se entregaron datos de patentamiento poco preciosos, con grandes diferencias, sin explicar, cuando en tiempos normales cada consulta es respondida de manera inmediata.

Con ese estado de cosas, mientras el mundo atravesó ayer un panorama manchado por la cepa Delta, pero con clima tranquilo, positivo, en monedas y bolsas, el mercado argentino volvió a entregar una rueda negativa, en el que acciones y bonos estuvieron chatos, sin cambios, contra subas de los índices internacionales, y mientras el dólar global estuvo mixto, en Argentina los tipos de cambio estuvieron claramente para arriba.

En el exterior, el dólar subió 1% en Chile, 0,5% en Brasil y 0,1% contra el euro, pero bajó 0,1% en México y cedió 0,2% contra el yen y la libra. Y a nivel local hubo un gran agravante, se concretó una nueva licitación de deuda de Martín Guzmán, en la que con 1.032 ofertas logró captar $146.345 millones de en una operación en la que necesitaba captar unos $235.000 millones. Y, lamentablemente, el faltante será cubierto por más emisión del Banco Central, ya que el país no tiene ninguna otra fuente de financiamiento.

Antes de conocerse ese resultado, los dólares ya se habían puesto hacia arriba y lo más grave del caso es que agosto se acaba de iniciar con fuertes subas en expensas, prepagas, alquileres, GNC y otros valores, por lo que la inflación puede saltar del 50% anual actual un escalón más arriba y el BCRA ayer dejó inmóviles las tasas en 38% las Leliq y 37% los plazos fijos, pero lo ciertamente escandaloso es que mientras Guzmán tomaba deuda con una mano, el BCRA absorbía de los bancos otros $300.000 millones, por lo que la deuda de la autoridad monetaria ya se acerca a los $4 billones, una suma ya inmanejable.

El movimiento el dólar

Así, ayer, el dólar turista subió 10 centavos hasta $168,60, el oficial subió 6 centavos hasta $102,18, el blue cerró sin cambios a $180,50, el mayorista subió 2 centavos hasta $96,81 (con el BCRA logrando sumar US$ 13 millones a las reservas). Pero igualmente el dólar Senebi saltó $1,78 hasta $175. El dólar MEP subió 90 centavos hasta $169,57 y el contado con liquidación subió 81 centavos hasta $170,14, todo pese a los nuevos cepos. Por lo que la brecha entre el dólar oficial y el blue fue del 76,7% y la del CCL con el mayorista fue del 75,7%. Y, medidos en pesos, la libra subió 34 centavos hasta $134,70, el euro bajó 7 centavos hasta $114,84 y el real bajó 9 centavos hasta $18,61.

La cosecha de Guzmán

Entre los $146.345 millones captados por Guzmán, que no alcanzan para cubrir vencimientos inminentes, el 31% fue captado en Letes en pesos ajustadas por CER a descuento con vencimiento 29 de julio de 2022 (x29l2 - nueva), el 20% en Letes en pesos ajustadas por CER a descuento con vencimiento 28 de febrero de 2022 (x28f2 - reapertura), el 16% en un Bono vinculado al dólar estadounidense 0,10% vencimiento 29 de abril de 2022 (tv22d - reapertura), el 14% en un Bono vinculado al dólar estadounidense 0,20% vencimiento 30 de noviembre de 2022 (t2v2d - reapertura), el 11% en un Bono en pesos a tasa badlar privada más 200 pb. Con vencimiento 3 de abril de 2022 (aa22p - reapertura), el 5% en un Bono en pesos a tasa badlar privada más 5,25% con vencimiento 6 de febrero de 2023 (tb23p - reapertura) y el 4% en un Bono en pesos ajustado por CER 1,4% vencimiento 25 de marzo de 2023 (tx23 - reapertura). O sea, más de la mitad fue colocado en Letras ajustables por inflación, 30% en bonos linkeados con el dólar oficial y el remanente en tasas en pesos.

Considerando que en pocos días vencen dos bonos grandes que están mayoritariamente en manos de inversores privados y extranjeros, antes de conocerse ese resultado, los bonos argentinos habían tenido otro día mediocre, con el riesgo país en alza, hasta 1.597 puntos básicos, lejos de todos, en la categoría “standalone”, tal como se dice crudamente entre los operadores del sistema financiero. Que encima tienen que lidiar con un millón de consultas de inversores intranquilos por las últimas demoras y problemas en los pagos de algunas Obligaciones Negociables privadas.

Suba en las bolsas

En la foto global de ayer, las bolsas del mundo terminaron con subas. Hubo alzas del 0,5% al 0,8% en los principales índices de la Bolsa de Nueva York, y mejora del 0,8% en la de San Pablo y alza del 1,5% en la de México. Pero la Bolsa de Buenos Aires, seca de volumen (con $642 millones operados en acciones y $1.768 millones en Cedears) tuvo una rueda casi sin cambios, al tiempo que los ADR argentinos que operas en una Nueva York que sigue en máximos históricos, mostró acciones argentinas mixtas, con subas para Francés, Galicia, TGS, Macro, Supervielle y Edenor, y con bajas para Cresud, IRSA P, IRSA I y Central Puerto.

El panorama global sigue atado a lo que pasa con los contagios y las muertes por la cepa Delta. Ayer Argentina tuvo un mal día por el Covid, con 405 muertes y 14.850 nuevos casos en 24 horas. Y también se mira con atención lo que pasa con los precios en EE.UU.

Con ese cuadro, ayer el petróleo volvió a bajar, no solo por el virus sino también porque los árabes de la Opep aumentaron la oferta. Pero los metales preciosos estuvieron mixtos. Y hay susto, por lo que los metales básicos actuaron en baja. Las criptomonedas también perdieron fuerza. Y lo que es peor para Argentina, los granos anotaron una rueda con caídas en los precios, tanto en Chicago como en Rosario.

Y lo peor de la noticia de la baja de los granos es que algunos especialistas advierten que la bajante del Paraná, además de costarle más reservas al BCRA por tener que importar combustible (y perder reservas) para que las centrales térmicas generen electricidad, está multiplicando los costos de los fletes. Se están cancelando compras porque los precios, más una suba adicional en el flete, pone a los precios locales demasiado caros. Y mandar los productos a Bahía Blanca tampoco es una solución: queda 1.000 kilómetros más lejos y el valor de salida es US$ 30 más caro, lo cual también nos descoloca.

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