Los datos económicos de China mostraron una desaceleración de la actividad mayor a la esperada por los analistas y afectará a la recuperación global.
Como consecuencia de algunas restricciones impuestas por la aparición de la variante Delta, las ventas minoristas subieron en julio el 8,5% anual frente al 10,9% que esperaban los analistas. El crecimiento de la producción industrial fue de 6,4% mientras que el pronóstico del mercado era de 7,9% y lo mismo ocurrió en el caso de la inversión en activos fijos que subió 10,3%, un punto menos que las proyecciones. A su vez, la tasa de desempleo, pasó de 5% en junio a 5,1% en julio. Los datos muestran una expansión todavía menor, destaca Bloomberg, si se los compara con los de 2019 para no incluir las distorsiones que introdujo la pandemia en la base de comparación.
La evolución de la economía china en los próximos meses estará condicionada a un rápido control de la variante Delta. Una desaceleración en el crecimiento de la segunda economía del mundo impactará en el desempeño de todas las demás y afectará el precio de las commodities de las que es su principal consumidora.
De todas maneras, se trata de ajustes pero dentro de niveles altos. La caída que registra hoy el precio del petróleo así lo demuestra. Casi todos los bancos de inversión del mundo han recortado sus estimaciones de crecimiento para China este año, pero las mantienen por encima del 8%. Por su parte, las autoridades habían fijado una meta de suba del PIB del 6% en 2021, que será superada.
