El pasado fin de semana, el Ministerio de Salud Pública de Paraguay informó que la empresa G42, subsidiaria de la china Sinopharm en Emiratos Arabes Unidos, rescindió de forma unilateral un contrato para la provisión de la vacuna Hayat Vax contra el coronavirus.
El contrato estipulaba que Paraguay compraría un millón de dosis por un valor de US$ 30 millones. En mayo, nuestro país vecino abonó US$ 7,5 millones y recibió 250.000 unidades. Ahora, sin dar ninguna explicación, la empresa rembolsó otros US$ 5,6 millones que las autoridades paraguayas le habían pagado para adquirir más de sus dosis.
Según el ministerio, la empresa “ha hecho uso del derecho de rescisión de contrato unilateral, sin explicación, según las cláusulas de negociación establecidas en el proceso de compra”. Sin embargo, el ministro Julio Borba dijo en la televisión que las razones eran “estrictamente geopolíticas”.
Con esta última afirmación el ministro se refirió al conflicto que existe entre China y Taiwán, y que por razones diplomáticas influye en Paraguay. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el Partido Comunista, liderado por Mao Zedong, derrotó al Partido Nacionalista chino, el cual se refugió en la actual isla de Taiwán.
Actualmente, tan solo 15 países reconocen oficialmente al Gobierno de Taipéi. Uno de ellos es el de Paraguay, lo cual la convierte en la única nación sudamericana que mantiene lazos con Taiwán, considerada una provincia rebelde por Pekín.
Este conflicto geopolítico ha hecho que Paraguay tenga más problemas que el resto de los países de la región para adquirir los fármacos chinos. Ante este problema, Estados Unidos destacó que la relación entre Paraguay y Taiwán es un ejemplo para el mundo y por ello decidió donarle dos millones de dosis de Pfizer.
