El partido más antiguo del país y al que se suele asociar con las prácticas políticas más tradicionales es el que, curiosamente, está produciendo más novedades en este momento. La decisión de la UCR de la provincia de Buenos Aires de llevar como primer candidato a diputado a Facundo Manes y la postulación de Marín Tetaz en la CABA son una prueba de ello.
La candidatura de Manes, que alteró el escenario electoral, se explica porque la dirigencia radical tomó conciencia que necesitaba figuras atractivas y socialmente reconocidas para disputarle espacios de poder al PRO dentro de la coalición. Y llegan en el momento justo porque muchos sectores demandan figuras nuevas.
La renovada oferta electoral del radicalismo tiene una buena recepción entre el electorado no peronista más dispuesto ahora a echarle una nueva mirada al viejo partido luego de los desempeños en el gobierno de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal que estuvieron por debajo de las expectativas. Por eso, la UCR se convirtió en la puerta de entrada a la política de nuevos protagonistas, un lugar que en los últimos años había monopolizado el PRO.
Mientras la UCR se vio obligada a encarar esta renovación, el PRO y el FdT recurrirán para armar sus listas a figuras reconocidas, de fuerte presencia en los medios y probadas tanto en el Congreso como en la gestión de gobierno. El radicalismo no las tenía, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, y por lo tanto tomó la decisión de salir a buscarlas.
