El índice de precios al consumidor en Estados Unidos se volvió a acelerar en junio en un contexto de fuerte recuperación de la actividad económica. Con relación a junio del año pasado, la suba fue de 5,4%, el mayor registro interanual desde agosto de 2008, y en el caso de la inflación básica, que excluye a los rubros más volátiles, el incremento fue de 4,5%, un nivel que no se anotaba desde noviembre de 1991. Frente a mayo, el índice subió 1%.
Los analistas destacan que debe tenerse en cuenta que la comparación se hace contra meses de 2020 en los que la actividad económica enfrentaba muchas restricciones por la pandemia y apuntan que con relación a junio de 2019, los precios subieron 3%. Muchos economistas sostienen que la tasa de inflación comenzará a desacelerarse en los próximos meses para cerrar el año en torno al 4%y que en 2022 y 2023 se ubicará en niveles cercanos al 2% en línea con la meta de la Reserva Federal.
La mayor inflación se explica porque la demanda parece sobrepasar a la oferta en muchos sectores y seguirá siendo así hasta que la economía se normalice. También debe tenerse en cuenta que luego de la caída durante 2020, el PIB creció 6,4% en el primer trimestre del año y se estima que lo hizo en torno al 9% en el segundo.
Los datos sobre la marcha de la inflación de junio intensificarán el debate sobre si se trata de un fenómeno transitorio como cree la Fed o si hay factores más estructurales que la están impulsando como sostiene parte del mercado que considera que la política monetaria deberá endurecerse antes de lo previsto. Por eso no sorprendió que la primera reacción ante el dato e inflación haya sido una baja de las acciones y una suba del dólar.
