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La crisis que cambió al mundo (y Argentina) por varias décadas

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Pablo Maas 08 julio de 2021

Por Pablo Maas

En octubre de 1973, la Opep dispuso suspender sus envíos de petróleo a Estados Unidos, en represalia por el apoyo de Washington a Israel durante la guerra de Yom Kipur. Al mismo tiempo, decidió recortar su producción y fijar precios de exportación más altos, que pasaron de US$ 2,90 a mediados de 1973 a US$ 5,12 en octubre y a US$ 11,65 en diciembre.

La multiplicación por cuatro de los precios provocada por el embargo del petróleo árabe y la asunción por los exportadores del control completo para fijar esos precios, produjeron grandes cambios en todos los rincones de la economía mundial, cuenta Daniel Yergin en su monumental “Historia del Petróleo”.

“Las ganancias combinadas del petróleo obtenidas por los exportadores aumentaron de US$ 23.000 millones en 1972 a US$140.000 en 1977”, observa. Estos “petrodólares” se reciclaron en el sistema financiero internacional, que los prestó a los países más perjudicados por el shock, iniciando un ciclo de crisis de deudas bien conocido en Latinoamérica.

Pero el impacto de la crisis desatada por la Opep, que había sido fundada en 1960, tuvo múltiples repercusiones. El brutal cambio de precios relativos sumergió en la recesión y la inflación a gran parte de la economía mundial. El PIB de Estados Unidos se hundió un 6,8% entre el último trimestre de 1973 y el primero de 1975. La economía de Japón se contrajo por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial en el mismo período.

En muchos países, el costo de vida trepó a tasas de dos dígitos por primera vez en el siglo. En agosto de 1975, la inflación en Gran Bretaña alcanzó una tasa anual del 27%, la peor de todo el siglo XX, incluyendo las dos guerras mundiales.

La historia de los veinte años que siguieron a 1973 “es la historia de un mundo que perdió? su rumbo y se deslizo? hacia la inestabilidad y la crisis”, resumió Eric Hobsbawm, en “La era de los extremos. El corto siglo XX”. El shock petrolero de 1973 es considerado un punto de inflexión en la historia económica del Siglo XX. Marcó el pasaje de una era de petróleo barato a otra de combustibles más caros. De hecho, buena parte del boom de la posguerra, los “30 años gloriosos”, como los llamaron los franceses, se apoyó en buena medida en la existencia de una oferta abundante y barata de petróleo que lubricó el crecimiento de la actividad y permitió financiar al Estado de Bienestar en muchas economías desarrolladas.

Ante la prolongada “estanflación” de la década de 1970 que inauguró el shock de oferta petrolero, las políticas de demanda keynesianas no surtían efecto. Las colas en las estaciones de servicio, el racionamiento de combustibles en Estados Unidos y la sensación de caos que esto provocaba, fue la imagen predominante de la época. Eventualmente, ese fracaso despejó el camino para la “revolución conservadora” de Thatcher y Reagan a partir de los '80 y el comienzo de una nueva etapa de desmantelamiento del poder económico de los estados.

En Argentina, el shock petrolero se hizo sentir durante el tercer Gobierno peronista, que tuvo como primer ministro de Economía a José Ber Gelbard. Los términos del intercambio, que habían favorecido al país durante los años precedentes, se revirtieron drásticamente a partir de 1974. En el primer semestre de ese año, las importaciones de Argentina se encarecieron 40%. En el mismo año, el Mercado Común Europeo, que se proponía sobrevivir al vendaval de la crisis petrolera, cuidaba la balanza de pagos de sus miembros y, entre otras medidas, suspendió las importaciones de carne extra zona. Esto le costó al país, que enviaba el 60% de sus exportaciones de carne a Europa, US$ 350 millones.

El ajuste interno a las nuevas condiciones internacionales se demoró algunos meses, pero la acumulación de presiones inflacionarias finalmente estalló en junio de 1975. El “Rodrigazo”, que para muchos economistas marcó el inicio de la decadencia de varias décadas que ya lleva la economía argentina, también tuvo en su génesis la crisis petrolera que sacudió al mundo casi dos años antes. Los precios petroleros siguieron escalando durante la década y tomaron nuevo impulso a partir de 1979, a causa de la revolución iraní.

Pero los mayores precios impulsaron la puesta en producción de yacimientos offshore más costosos, como los del Mar del Norte y el Golfo de México, cuya oferta pronto se hizo sentir en el mercado petrolero mundial, moderando el aumento de los precios. Más recientemente, se produjo otro fenómeno que, en la década de 1970, aparecía como una quimera: la producción de petróleo y gas no convencional con la tecnología del “fracking”.

Esto permitió a Estados Unidos alcanzar el autoabastecimiento y convertirse en el primer productor mundial de crudo. Desde entonces, y con el avance de las fuentes de energía renovables como la eólica y la solar, el petróleo ha perdido centralidad en las disputas geopolíticas del Siglo XXI. Fin de un ciclo.

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