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Vacunas y acreedores definirán los números del segundo semestre

El ritmo de la vacunación y las negociaciones con el FMI y el Club de París definirán los números de la economía en la segunda mitad de 2021

Vacunas
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07 junio de 2021

La segunda ola de la pandemia llegó antes que las vacunas y la “inmunidad de rebaño”, y se llevó puesta la recuperación de la economía. Tras un primer trimestre casi normal y un nivel de actividad que se asemejaba a la prepandemia, la situación empezó a complicarse en abril y más aún en mayo. Si bien las comparaciones con 2020 muestran aún altas tasas de crecimiento, la situación mes a mes muestra una economía cada vez más fría. Lejos, sin embargo, del infarto de abril y mayo de 2020.

Lejos de la normalidad de marzo (y más aún de la prepandemia), junio arrancó en un fino equilibrio. La circulación viral del Covid-19 sigue siendo alta, pero la vacunación avanza y la vocación oficial es apelar a medidas restrictivas más cortas y menos absolutas. Será necesario mantener el ritmo de vacunación varios meses más para ir levantando las restricciones y apuntar a comenzar una primavera con otra cara. Antes, y una vez más, habrá que pasar el invierno.

“Lo que vemos más probable es que la economía continúe operando con restricciones relevantes a la movilidad y a ciertas actividades durante los meses de junio y julio, para transitar hacia una rápida flexibilización a partir de agosto”, señalan desde Equilibria, el nuevo centro de investigación, think tank y consultora que lidera el economista Martín Rapetti.

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“Entre ese mes y septiembre, las restricciones dejarían de ser relevantes para la marcha de la economía. Nuestra mirada recoge que Argentina cuenta con algo menos de 5,5 millones de vacunas sin aplicar. Asumiendo un ritmo de aplicación de 150.000 vacunas por día ?algo menor al que se logró a principios de abril? se estaría en condiciones de vacunar a toda la población de riesgo con al menos una dosis para mediados de julio (14,3 millones de personas, que representan el 31% de la población total). Si la llegada de vacunas se ajusta a lo previsto en el calendario oficial, el ritmo de vacunación podría ser mayor y, consecuentemente, también la velocidad de flexibilización de las restricciones que pesan sobre la economía”, señalan.

El otro virus

El fin de la pandemia (o, mejor dicho, de la segunda ola) es más que bienvenido para la economía (y varios otros ámbitos más). Lamentablemente, no es el único problema que atraviesa Argentina. En el horizonte no muy lejano aparece la deuda con los organismos internacionales (FMI y Club de París).

“Nuestro escenario base asume que continuará por el carril de 'conversaciones productivas' hasta alcanzar un acuerdo con el FMI después de las elecciones legislativas. Tensar la negociación más de la cuerda y satisfacer demandas reivindicativas de los sectores de la coalición gobernante sensibles a acordar con el FMI, seguramente alimentarían expectativas disruptivas y una caída de la demanda de los activos en pesos. Dado que entorpecer las negociaciones parece una estrategia contraproducente para los intereses de un Gobierno que quiere transitar los meses pre-electorales sin sobresaltos cambiarios y sin disparadas del dólar que aceleren la inflación, creemos que terminará primando el pragmatismo por sobre los principios ideológicos”, señalan desde Equilibria.

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El nuevo mes-D para sería marzo de 2002, cuando vencen US$ 3.650 millones. “El acuerdo ocurriría en algún momento entre fines de año y comienzos de 2022”, auguran.

Con el Club de París, agregan, “prevemos negociaciones que no gatillen eventos financieros disruptivos”. El 31 de mayo pasado vencieron US$ 2.437 millones de la deuda con el organismo y Argentina no pagó. Existe un margen de tolerancia formal hasta el 31 de julio pero, una vez pasada esa fecha, Argentina podría caer en default técnico si no se hubiera acordado una reprogramación o diferimiento.

“Normalmente, el Club de París acepta reprogramar sus préstamos siempre y cuando el país deudor suscriba o haya subscripto un programa con el FMI. Transcendidos vinculados a la negociación hablan de la buena voluntad de los países acreedores. Al tratarse de Estados nacionales, las decisiones son políticas y, por lo tanto, existen ciertos márgenes de flexibilidad. Una comunicación del FMI indicando avances concretos en la negociación con Argentina podría servir de argumento para un diferimiento. Pero, aún en el caso de que tal objetivo no se alcanzase y que por motivos formales Argentina entrara en default técnico con el Club de París, nuestro escenario base asume que las partes hacen pública su intención de seguir buscando un entendimiento y que prima la buena voluntad en las conversaciones. Esas señales servirían para contener fuerzas potencialmente desestabilizantes en el mercado de cambios oficial y en los alternativos”, agregan.

Los números base

“Con estos elementos en mente, vemos que la actividad económica se contraería durante el segundo trimestre y empezaría una recuperación sostenida a partir del tercer trimestre. El PIB se situaría a fin de año en torno a los niveles prepandemia (primer bimestre de 2020) y experimentaría una suba promedio del 7% respecto al año pasado. Esa recuperación se daría a la par de la mejora de la demanda doméstica gracias a la inyección de fondos públicos y a que salarios y jubilaciones le ganan en la segunda mitad del año la carrera a los precios, gracias a una inflación enlentecida por las anclas cambiaria y tarifarias”, agregan en Equilibria.

Además, el déficit primario del Gobierno sería del orden del 4% del PIB y el BCRA aportaría asistencia monetaria por 3,7 puntos del PIB para cubrir las necesidades financieras del Tesoro. El escenario presupone que la posición en pesos del sector privado terminaría a fin de año en un nivel semejante -en términos del PIB- al de fines de 2020, en un contexto de brecha cambiaria y tasas apenas superiores a los niveles actuales.

Otros escenarios (MEJORES Y PEORES)

Los escenarios alternativos son, lógicamente, de una probabilidad de ocurrencia considerablemente inferior al ya comentado. Una trayectoria más positiva se daría si la velocidad con la que se levantan las restricciones sanitarias fuera más rápida que en el base y, sobre todo, si el acuerdo con el FMI se concretara antes de las elecciones y se evitara un default con el Club de París. “Un entendimiento anticipado con los acreedores fortalecería la demanda de pesos por parte del sector privado y aliviaría la tendencia dolarizadora durante los meses pre-electorales. En este contexto, cabría esperar una inflación más baja y una mejora más marcada del poder de compra de salarios y jubilaciones. Ese mayor vigor de la demanda permitiría una expansión algo mayor del PIB, que crecería 8% contra el año pasado”, señalan.

Lo que hace a ese escenario “optimista” no es tanto su efecto durante 2021 sino que sirve para sentar bases más sólidas para el 2022 porque “terminaría con la deuda con organismos financieros internacionales reestructurada, una mayor acumulación de reservas internacionales (brutas y netas), un menor déficit primario y, consecuentemente, con una menor asistencia monetaria al Tesoro”. La política, sin embargo, parece tener otros planes. ¿Alguien habrá dicho que el FMI es piantavotos?

El escenario pesimista, en cambio, asume, por un lado, una reducción más lenta de los contagios, el uso de las camas del sistema sanitario y las muertes vinculadas al Covid-19. Ya sea porque aparecen nuevas cepas, porque la población se desapega de los protocolos sanitarios o porque la llegada de vacunas y el ritmo vacunación son más lentos a lo previsto, el mantenimiento de las restricciones sanitarias se prolonga en el tiempo. Ese escenario asume que recién con la llegada de la primavera ?en vez de agosto, como en el base? las restricciones a la movilidad dejarían de ser la principal traba para la recuperación económica. “Una cuarentena más prolongada no sólo tendría un mayor efecto contractivo directo sobre la capacidad de producción de la economía, sino que también forzaría al gobierno a aumentar el gasto público destinado a la población vulnerable y a las empresas más afectadas. Dado el limitado acceso al financiamiento voluntario, estas medidas implicarían una emisión monetaria por parte del BCRA mayor a la deseada, tensionando la estabilidad del mercado de cambios y las cotizaciones alternativas del dólar”, agregan.

En ese escenario pesimista, además, la negociación de la deuda se sale de la vía de las “conversaciones constructivas”, con una retórica (y una acción) más combativa contra los acreedores. Es decir, menos Ministerio de Economía y más Instituto Patria. En ese contexto, proyecta Equilibria, habría un default “no controlado” con el Club de París y mayor incertidumbre respecto al formato y timming del acuerdo con el FMI. Eso redundaría, además, en una caída de la demanda de activos en pesos, una suba de los tipos de cambio y del riesgo país.

Un escenario de ese tipo es tierra fértil para los feedback negativos vinculados a la dinámica política, es decir, “podrían debilitar la cohesión de la coalición gobernante”. Si se acrecentaran las fricciones internas y, como consecuencia, se deterioraran la capacidad de gestión y la imagen positiva de la coalición gobernante, dice el informe, “seguramente veríamos una intensificación de la tendencia a la dolarización de los portafolios durante el proceso electoral”.

Ese “escenario pesimista” supone una caída más prolongada de la economía durante los próximos meses producto de mayores restricciones a la movilidad, que se extenderían al tercer trimestre del año. Además, la recuperación en el cuarto trimestre sería más acotada. En promedio, el PIB se recuperaría 5,5% respecto del 2020. Asimismo, la inflación se acercaría al 53% impulsada por una corrección discreta del dólar oficial poselecciones.

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Hay viento de cola (aunque no se note)

El mundo ha sido un gran aliado de Argentina en estos meses. Los graves problemas presentes quizás no ayudan a dimensionar eso, pero un escenario peor sería muy palpable. ¿Cómo estaría Argentina hoy si la soja valiera US$ 300 por tonelada, la tasa de la Fed fuera más de 5% y un mundo no hubiera empezado a dejar atrás la pandemia?

“El contexto internacional jugará a favor de la economía argentina en 2021, tanto por el lado de la demanda mundial como por el lado financiero. Es cierto que no podremos aprovechar las bajas tasas de interés globales por tener un acceso restringido al crédito externo, pero nos beneficiaremos de la fuerte recuperación del precio de las commodities (sobre todo agrícolas) y de la inyección de Derechos Especiales de Giros (DEGs) por parte del FMI para apuntalar la salida de la pandemia. Los altos precios internacionales de los commodities de exportación ?en particular, la tonelada de soja rondando un promedio de US$ 550? implicarán un flujo adicional de dólares a la economía en torno a US$ 10.000 millones. Sobre eso, se monta la asignación de unos US$ 4.350 millones, que corresponden a la porción argentina de la nueva emisión de DEGs por US$ 650.000 millones que el FMI aprobaría a fines de julio y distribuiría durante agosto entre los países miembro. Ambos factores combinados involucran casi US$ 15.000 millones. Para tomar noción de la magnitud, estos fondos equivalen a casi 4 puntos del PBI de 2020. Con este inesperado 'plus', se amplía la disponibilidad de divisas de la economía, que suele ser la restricción primaria para su expansión. Es por este motivo que proyectamos una recuperación económica significativa en 2021”, dice Equilibria.

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Equilibria, una nueva iniciativa para “tender puentes”

“Somos un equipo de economistas que formó un centro de investigación, un think tank y una consultora. Todo, en el mismo espacio”. Así se definen en Equilibria. “Nuestro centro de análisis económico está integrado por profesionales de diversas procedencias y saberes complementarios. Tenemos un equipo con amplia experiencia en gestión pública, consultoría privada, investigación académica y diseño de políticas públicas. Nos impulsa una ambición transformadora. Nos guía el rigor profesional”, señalan sobre el la nueva criatura, que integra tres dimensiones: el seguimiento de la coyuntura; el análisis estratégico y diseño de políticas públicas y, también, la investigación y formación académica.

El equipo será liderado por Martín Rapetti en el rol de Director Ejecutivo. Además, estará integrado por Diego Bossio y Gabriel Delgado (ambos, con paso por funciones públicas) y por Lorena Giorgio y Lorenzo Sigaut Gravina, que provienen de la consultoría económica.

Uno de los objetivos de Equilibria será “ofrecer una visión de desarrollo económico que concilie dos objetivos clave, pero muchas veces en tensión: la inversión productiva y la equidad social”. Si logran desanudar ese nudo, el futuro de Argentina puede ser otro. Por eso, vale el intento.

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