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Se viene un segundo semestre desafiante para la caja en pesos

Un gasto primario más prudente e ingresos tributarios sostenidos (por retenciones y “aporte solidario”) muestran una situación fiscal mejor que la pensada. Sin embargo, hay riesgos hacia adelante.

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28 junio de 2021

Tras un 2020 estrepitoso, las cuentas fiscales mostraron una importante mejoría en lo que va de 2021. En efecto, las cuentas fiscales de mayo cerraron con un superávit primario de $25.714 millones.

Según Economía, los ingresos se dispararon 116,8% en mayo mientras que los gastos primarios, con una base muy alta, crecieron apenas 18,3%, o 48,1% si se excluye el “gasto Covid”. Con la ayuda de una parte del “aporte solidario” (en mayo se imputaron $80,234 millones), el déficit primario acumulado en los primeros cinco meses del año alcanzó apenas 0,1% del PIB. En comparación, en 2020 el déficit hasta mayo había acumulado un 2,4% del PIB.

Por el lado de los ingresos, los Derechos de Exportación (DEx) fueron claves: con un precio de la soja que en mayo promedió los US$ 578 por tonelada, y a pesar de que el tipo de cambio oficial aumentó sólo 22,1%, los derechos de exportación crecieron 275,8% frente a mayo de 2020, según Econviews.

El gasto

La clave, sin embargo, es el gasto primario. Según Econviews, continúa el ajuste en las jubilaciones. “Lejos quedó aquella expresión de deseo del oficialismo de que usarían 'los intereses de las Leliqs' para aumentar las jubilaciones”, recuerda, sobre la frase de Alberto Fernández, en fase candidato, allá por 2019. Para aspirar el exceso de pesos, el stock de pases y Leliq se triplicó frente al registro de principios de 2020, y el monto de intereses pagos representó 30% del gasto total en jubilaciones. “En sentido opuesto, las jubilaciones cayeron en 12 de los últimos 17 meses, en términos reales y sin estacionalidad. El gasto total en jubilaciones, tanto contributivas como no, es el más bajo desde diciembre de 2014”, señala Econviews.

Lo que se gana en jubilaciones, se pierde en subsidios. Los subsidios económicos sumaron $108,783 millones en mayo, lo que representó 15,9% del gasto primario. Entre enero y abril, el share de subsidios promedió 10,6%. De acuerdo con el Ministerio de Economía, una parte del aumento se explicó por mayores transferencias a CAMMESA (unos $24,500 millones más que un año atrás) y otra por erogaciones relacionadas al Plan Gas, que todavía está muy por debajo de lo presupuestado.

En contraste, el gasto total en pensiones representó 40,1% del gasto primario. El único componente de las prestaciones sociales que aumentó su participación fueron los programas sociales (9,8% en mayo frente a un promedio de 6,3%), en el contexto de mayores restricciones por la situación sanitaria.

La discusión por las tarifas energéticas entre el ala más moderada del Gobierno, encabezada por Martín Guzmán, y el núcleo duro del kirchnerismo terminó con una derrota de Guzmán y el aumento autorizado finalmente fue de 6% para el gas y 9% para la luz en el AMBA, frente a cifras más cerca al 15%, que buscaba el ministro. Las tarifas energéticas se encontraban congeladas desde diciembre de 2019, y el Presupuesto 2021 tenía como objetivo que la participación de los subsidios económicos en el PIB se mantuviera constante, pero las ínfimas subas autorizadas significan que esto no se cumplirá”, señala el reporte semana de Econviews.

Y la recién aprobada ley de “zonas frías”, agrega, podría profundizar el problema. El objetivo de la ley es reducir la tarifa de gas en 50% para recipientes de planes sociales y 30% para el resto de la población de las zonas geográficas consideradas “frías”. Y aunque la financiación se cubriría con un aumento a los residentes de las zonas excluidas y a las industrias y centrales eléctricas, el aumento en el consumo derivado del menor precio podría llevar a que los aumentos de precios pagos por aquellos excluidos resulten insuficientes. “Y ya se está hablando de un plan de zonas cálidas para subsidiar el consumo de energía eléctrica”, dice Econviews.

El atraso en las tarifas no sólo tiene un impacto fiscal, sino que profundiza la restricción externa. La deprimida producción local de gas, que comenzó a dinamizarse en las últimas semanas gracias al Plan Gas, y el aumento de la demanda por la llegada del frío, significa que el país debe importar gas para enfrentar la demanda. Mientras que el precio pagado por millón de BTU de gas natural licuado a nivel local es de US$ 3,9, la importación que se viene realizando se pagó casi US$ 7,5 por millón de BTU. El atraso tarifario, por un lado, genera un aumento de la demanda mientras que, por el otro, una reducción de la oferta (que es lo que el Plan Gas busca subsanar). “El resultado de este tipo de política es conocido. Hasta 2011 la balanza comercial energética era superavitaria y rápidamente se transformó en profundamente deficitaria. En un contexto de inestabilidad cambiaria, sumar otra fuente de presión sobre las divisas dista de ser prudente”, señala Econviews.

Lo que viene

La dinámica que permitió el ajuste en las jubilaciones se morigerará a medida que los registros de inflación más altos de 2021 le “peguen” a la fórmula de movilidad vía recaudación, que se actualiza con un rezago de 3 meses. El aumento estimado de septiembre sería de más del 15%, proyecta Econviews, poniendo presión sobre el gasto.

Los subsidios a la energía, que en el invierno estacionalmente tienden a acelerarse, podrían tener un impulso extra con la mayor movilidad que se espera a partir de julio. Un primer semestre “frío” en términos de actividad, se revertiría con el pasar de los meses, algo que requiere energía. Bares, restaurantes, cines, teatros, máquinas que esperan abrir y ser puestas en funcionamiento demandarán más electricidad y gas. Más aún, el gasto de capital, las transferencias a universidades y a provincias se acelerará en el margen, toda vez que son erogaciones que usualmente crecen en la antesala de los comicios.

Por el lado de los ingresos, la reactivación económica implica una mejoría en la recaudación de aquellos tributos ligados a la actividad, en particular IVA-DGI, Créditos y Débitos y los ingresos de la seguridad social, que representan la vasta mayoría de los recursos tributarios. “Adicionalmente, los ingresos por la asignación de derechos especiales de giro del FMI implicarán un punto adicional del PIB en carácter de ingresos no tributarios”, agrega Econviews.

Pero el mayor dinamismo de los ingresos no será suficiente para contrarrestar el repunte del gasto y el déficit se profundizará a lo largo de los próximos meses. Sin embargo, la moderación en el gasto de los primeros cinco meses del año juega a favor de las cuentas fiscales, “y esperamos que cierren 2021 con un déficit primario de 3,5% del PIB (mientras que antes esperábamos 4%) o 2,5% si se consideran los DEG”, agregaron.

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