El índice de precios al consumidor en Estados Unidos subió 0,6% en mayo mientras que la inflación básica, que excluye a los rubros más volátiles, tuvo un incremento de 0,7%.
Con relación a mayo del año pasado el incremento fue de 5,0%, el mayor registro desde agosto 2008 y en el caso de la inflación básica la suba fue de 3,8%, el máximo nivel desde 1992.
El salto de índice de precios fue superior al esperado, pero los analistas advierten que es consecuencia en parte de la base comparación dado que en mayo y junio de 2020 la economía estaba semicerrada lo que produjo deflación. Por ese motivo, se estima que en los próximos meses la tasa de inflación tenderá a bajar en la comparación interanual.
La Reserva Federal sostiene que cualquier aceleración de la tasa de inflación será transitoria y por eso mantendrá la tasa cercana a 0% por mucho tiempo empezará a discutir en qué momento comenzará a reducir su programa de compra de activos. En los mercados descuentan que la Fed mantendrá su estrategia monetaria hasta tanto no logre su objetivo de pleno empleo para el que todavía falta.
La reapertura de todas las actividades junto a la mayor capacidad de consumo de la población como consecuencia de los programas de asistencia puestos en marcha empujan a los precios. En ese contexto de expansión de la demanda, los analistas estiman que la economía estadounidense, que creció 6,4% en el primer trimestre, lo hará al 8,1% en el segundo por lo que habrá recuperado a mitad de este año lo perdido por la pandemia.
En cualquier caso, se esperan días de debate intenso en torno al rumbo de la inflación en los próximos meses.
