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La inflación de Estados Unidos, entre el Covid y la amenaza de China

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15 junio de 2021

Por Silvio Guaita (*)

El dato de Indice de Precios al Consumidor (o CPI, en inglés) de Estados Unidos publicado el último jueves arrojó, para mayo, una suba de 0,6% mensual y 5% interanual. Dentro de ese promedio heterogéneo, la energía aumenta 28,5% anual, y particularmente los commodities energéticos, como gasolina y fuel oil, crecen todos por encima del 50% interanual. Mientras que otros ítems, como el precio de autos usados y boletos de avión aumentan 29,7% y 24,1%, respectivamente. Al observar dichos datos surge la pregunta: ¿qué nivel de inflación están dispuestos a soportar los norteamericanos y por cuanto tiempo?

// La inflación en EE.UU. llegó al 5% anual

Al observar la serie histórica del CPI del Bureau of Labor Statistics de 1915 a la fecha se puede observar que, antes de la finalización del patrón oro en 1971, solamente en 3 momentos claramente diferenciados el índice en cuestión superó el 10%.

Durante la Primera Guerra Mundial, en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea. Es decir, la inflación tiende a acelerarse en Estados Unidos en momento excepcionales de elevado gasto estatal, particularmente militar, así como de conflictos mundiales de gran envergadura que movilizan a la economía estadounidense y alteran bruscamente los precios relativos.

Luego de 1971 y el inicio del patrón dólar, solamente el embargo de la OPEP en 1973, que a pesar de durar solamente 6 meses cuadruplicó los precios del petróleo en ese período, así como el segundo shock petrolero en 1979, llevaron a que el CPI se ubique por encima del 10%.

En otras palabras, podemos observar dos características a lo largo del Siglo XX y XXI en el comportamiento del CPI en Estados Unidos. En primer lugar el mismo supera niveles del 10% en período excepcionales de guerras y/o de shocks significativos en el precio de la energía, particularmente el petróleo. En segundo lugar, los períodos de tiempo durante los cuales permanece por encima del 10% son relativamente breves. Es decir no se observan tendencias persistentes a mantenerse por encima de dicho nivel en el largo plazo.

Adicionalmente, de 1971 en adelante, solamente a inicios de los '90 y en la crisis financiera del 2008, el CPI superó levemente y por un período corto de tiempo el 5% interanual. En otras palabras, la economía de Estados Unidos ha funcionado en las últimas décadas con niveles de inflación relativamente bajos y con tendencias descendentes en la variación interanual del índice de precios al consumidor.

// Teoría Monetaria Moderna: ¿se dispara la inflación en dólares o es algo transitorio?

Actualmente, Estados Unidos no se encuentra en guerras de envergadura, como las observadas en el Siglo XX y se convirtieron en los principales productores de hidrocarburos del mundo con la revolución del petróleo y gas no convencional producida en la última década.

Lo que sí está presente hoy es la existencia de una pandemia mundial que indujo incrementos del gasto e inversión pública solo vista en períodos bélicos excepcionales, combinada con restricciones obligadas de la oferta productiva como consecuencia de las restricciones impuestas a la circulación y actividad social.

Como si fuese una ironía, a medida que el coronavirus se repliega ante el poder del complejo farmacéutico estatal y privado norteamericano, vuelve a estar más presente que nunca la reaparición de un nuevo rival externo para los estadounidenses, también con epicentro en Asia, más precisamente China.

La estrategia provisoria de seguridad nacional publicada en marzo de 2021 por la Casa Blanca menciona a China como el único competidor potencialmente capaz de montar un desafío sostenido al sistema internacional. En consecuencia, ya desde la presidencia de Donald Trump y desde la estrategia de seguridad nacional publicada en 2017, Estados Unidos parece haber reaccionado al continuo fortalecimiento relativo de China a nivel regional y global comenzando a movilizar lentamente su poder infraestructural.

Es decir, más allá de la duración de la actual política de bajas tasas de interés en Estados Unidos, nuevamente se está en un momento histórico donde políticamente se define la necesidad de incrementar el gasto estatal para dejar atrás completamente la crisis económica desatada por el coronavirus así como para mantener el liderazgo económico y tecnológico a nivel global, que está parcialmente comenzando a ser desafiado por China.

El pasado no determina el futuro pero ha mostrado que la política y geopolítica prevalecen en última instancia sobre muchos libros de textos de teoría económica. Cuando surge una amenaza existencial a los intereses vitales políticamente definidos por Estados Unidos, la economía es estatalmente movilizada y el CPI puede acelerarse a niveles excepcionales. Queda por verse si, al igual que en los 100 años previos, los aumentos de precios observados recientemente son transitorios o existe un cambio de patrón en el comportamiento de los mismos hasta ahora no observado.

(*) Economista

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