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La carne sube por problemas macroeconómicos y no esperan una baja en el corto plazo

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10 junio de 2021

El consumo de carne vacuna es el más bajo de la historia. En un contexto de alta inflación, aumento de la pobreza y salarios a la baja, el Gobierno implementó el cierre a las exportaciones de ese producto por 30 días. La “baja” de la demanda, sin embargo, no calmó los precios. Por el contrario, en las últimas semanas continuó la tendencia alcista en los precios y los especialistas consideran que no se revertirá.

Según el último informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), el precio promedio de la carne vacuna aumentó en mayo 6,1%. De acuerdo al trabajo, desde mayo de 2020 la suba acumulada del promedio de los cortes alcanza 76,2%. Ambos porcentajes se encuentran muy por encima de la inflación general que las consultoras esperan para esos períodos: 3,5% y 46%, respectivamente.

Precio y consumo

Mientras tanto, el consumo se mantiene en niveles muy bajos. Entre 2018 y 2019, la caída de los ingresos en términos reales generó que el consumo per cápita de carne vacuna se ubique en los más bajos de toda la serie que lleva el relevamiento de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra) con 50,8 kg/año. La pandemia y la consecuente reducción en los ingresos agravó más este panorama, llevándolo a 48,8 kg/año.

En diálogo con El Economista, el presidente de Ciccra, Miguel Schiariti, explicó que la baja en el consumo de producto vacuno tiene que ver con un mayor consumo de otros animales. “No es cierto que comemos menos carne, comemos menos carne vacuna que en los años '50, pero en ese momento no comíamos casi nada de pollo ni cerdo. Los hábitos cambiaron”, comentó.

Schiaritti señaló que “el precio de un producto tiene que ver con el costo de producirlo más con la velocidad de rotación del capital que uno invierte en tierras para ese fin”.

“Por ejemplo, un pollo necesita 1,7 kilos de alimento para producir 1 kilo de pollo y se demora 44 días. En cambio un kilo de vacuno consume 5 kilos de alimentos y tarda de 18 a 24 meses en producirlo”, detalló.

Los aumentos de la carne se dan en un contexto de alta inflación en todos los sectores de la economía, aumenta la indumentaria, el transporte, los servicios, todo”, explicó la economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada), Natalia Ariño, ante El Economista. “Vemos una suba generalizada de todos los precios que no se va a resolver con una medida puntual, como el cierre de exportaciones por 30 días. En el corto plazo la carne va a seguir subiendo”, aseguró la especialista.

¿Por qué sube la carne?

Lo cierto es que los precios de la carne muestran esa tendencia hace bastante tiempo. Según un informe de la consultora Agroideas realizado para la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (Fifra) existen varios factores que inciden en esta dinámica. Entre ellos se encuentra la inflación, las sucesivas devaluaciones de la moneda, los diferentes desequilibrios macroeconómicos y la suba en los costos de producción y alimentación del ganado (maíz).

Sin embargo, el estudio realizado por Federico Santangelo y Fernando Gil señaló que el factor más determinante fue el recorte en la oferta por parte de los feedlots. “Desde enero de 2018 a abril de 2021, el animal de consumo interno liviano creció un 457% al pasar de $33,96 a $189,25 por kilo, mientras que el de invernada aumentó 410%, de $41,92 a $213,84 por kilo”, estimaron.

En ese período se dio también la suba de los precios internacionales de las materias primas, que hizo aumentar el maíz, que es fundamental para la alimentación de los animales de corral, un 501%. La causa principal que destacaron los especialistas tiene que ver con las sucesivas devaluaciones del peso desde 2018, más que el precio internacional.

Así, el maíz pasó de valer $3.116 la tonelada a principios de enero de 2018 a $18.720 en abril de este año. En tanto, el precio al consumidor, si bien creció en el período de tiempo mencionado, no lo hizo en la misma proporción, sino que se ubicó en un 365% al subir, en promedio, de $140,28 por kilo a $652,43.

Para Santangelo, director de Agroideas, “la consecuencia directa de las devaluaciones y la suba internacional del precio del maíz desde 2018 hicieron que los engordes no sean rentables y hayan trabajado a pérdida, por lo que la oferta de hacienda para abastecer el mercado interno es escasa y mantiene firmes los precios”.

Por otro lado, Santangelo agregó: “Asimismo, desde enero de 2018 el dólar oficial subió 377%, similar a la suba del precio del consumidor, pero si se toma en cuenta que el dólar blue desde enero de 2018 subió 699%, se entiende que ante semejante devaluación de la moneda es imposible que el precio no haya subido”.

Estos datos adquieren más sentido si se los compara con países de la región que son productores y exportadores como el nuestro. Según el trabajo, el precio de la carne se incrementó en Argentina 76% interanual en 2020, mientras que en Brasil se incrementó 31% y en Uruguay 1,7%. Por otro lado, mientras nuestro país presentó una inflación del 36,1% y una devaluación del 56% durante el año pasado, en Uruguay el índice de precios creció 6,8% y el peso uruguayo se depreció 13%, mientras que Brasil tuvo una inflación del 7% y un movimiento negativo del real del 29%.

“Si bien a nivel internacional pudo haber subido el precio de la carne, en Argentina subió mucho más que en Brasil y Uruguay, por lo que tenemos aquí un componente macroeconómico, sobre todo inflacionario y de emisión monetaria, que hace también que el precio de la carne suba. No es solo por exportaciones u oferta, sino que hay un componente macro que es toda la problemática de la economía”, aseguró Santangelo.

Impacto del Cierre de exportaciones

Para Ariño, el ejemplo de que cerrar las exportaciones de carne no resuelve el problema se vio de 2006 en adelante. “El precio subió igual, el kilo de asado pasó de US$ 2,70 en 2006 a US$ 8 en 2012. Este año el precio está en torno a US$ 6,80, en un mercado que hasta hace un mes no estaba intervenido”, explicó la economista.

En coincidencia, Santangelo consideró que el cierre de exportaciones no se traducirá en una baja en los valores que paguen los consumidores. “Esto no va a traer aparejado una disminución. Esto, generalmente, nunca pasa, sino que provocará una caída en el precio de la vaca que es un número importante en la renta del productor y que hoy se encuentra técnicamente vedado”, destacó.

Los datos expuestos por Agroideas mostraron que durante los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, las exportaciones se desplomaron 63%, básicamente por decisión oficial, al pasar de 539.011 toneladas en 2007 a 198.687 toneladas en 2015. En ese mismo período el precio de la carne al consumidor escaló de manera exponencial un 916% de un promedio de $10,80 por kilo a $109,78.

Además, los especialistas advierten que la situación actual del sector ganadero y de la industria frigorífica es peor que la de 2006, por lo que el impacto podría ser más devastador. “El cierre de exportaciones que se dio en 2006 coincide con un rodeo de 58 a 60 millones de cabezas y hoy estamos en 54 millones. La faena estaba siempre por encima de los 14 millones de cabezas y hoy estamos en 13 millones. Esto quiere decir que el cierre de exportaciones está en un panorama totalmente diferente al de aquellos años”, subrayó el informe de Agroideas.

Si el Gobierno continúa con el cierre de exportaciones por más tiempo, es probable que en unos meses bajen los precios en las carnicerías”, estimó Schiaritti. “Las consecuencias en el mediano y largo plazo serán peores, porque la baja en la producción va a generar una menor oferta que va a presionar en los valores y pérdidas de muchos puestos de trabajo en un contexto de pandemia”, concluyó el presidente de Ciccra.

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