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Valdés: “La industria 4.0 es un tsunami que requiere preparación”

entrevista
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Agustín Maza 18 mayo de 2021

Por Agustín Maza

Internet cambió todos los paradigmas y generó un aumento en la conectividad en todos los niveles de la vida. Con la pandemia, los procesos de digitalización se aceleraron de una manera inesperada hasta hace unos pocos años. Hoy en día, no es lejano imaginarse desde drones llevando pizzas, a fábricas inteligentes que tengan interconectados todos sus procesos productivos.

Para el decano del Instituto de la Calidad Industrial de la Universidad Nacional de San Martín, Joaquín Valdés, la industria 4.0 es un “tsunami que requiere preparación”.

La transformación digital llevada a la industria es lo que se llamó industria 4.0, pero podemos pensar también en una vida 4.0”, consideró Valdés, que además es doctor en ingeniería (Braunschweig, Alemania) y Licenciado en Física (UBA).

¿Cómo podemos definir la industria 4.0?

Para explicarlo hay que volver a la primera Revolución industrial, cuando las máquinas a vapor reemplazaron algunos trabajos manuales. Después, con la electricidad y la producción en masa tuvimos la segunda Revolución. La tercera tuvo que ver con la automatización y las tecnologías informáticas en el desarrollo de los procesos productivos. Ya en este siglo, con el crecimiento de la conectividad a Internet, no solo entre personas sino entre cosas o máquinas, eso permitió llevar a muchos ámbitos ese fenómeno. Esa transformación digital llevada a los procesos productivos es lo que conocemos como industria 4.0, donde también se combinan la Inteligencia Artificial, machine learning, blockchain, impresión 3D, Computación en la nube, Big Data, ciberseguridad y del Internet de las Cosas, entre otras.

Más allá de la industria, ¿se puede pensar entonces en otros ámbitos de la vida que están cambiando a partir de esto?

Al poderse interconectar todos los objetos, se puede pensar en ciudades inteligentes. Porque la transformación digital llevada a la industria es lo que en Alemania llamaron industria 4.0, pero eso se puede replicar en todos los ámbitos y su estudio se puede abordar desde varias disciplinas. Podemos hablar de nuevas formas de predecir lo que la gente quiere consumir o no, comportamientos, hábitos. Esa transformación trasciende las industrias y podemos hablar de una vida 4.0: podrían existir drones que nos traigan pizzas o pedidos del supermercado.

¿Cómo está Argentina en ese aspecto?

Esto es un tsunami, por eso también se requiere preparación. Argentina no es de los más avanzados, pero tampoco está imposibilitado para llevar adelante estos desafíos. Después hay sectores que están más preparados que otros, como el textil o el automotriz. A su vez esto requiere competir con países con mayor productividad muy alta, entonces ya dejó de ser una cuestión tecnológica y pasó a ser un tema de mercado.

¿Se puede esperar un impacto en el empleo?

Esto ya pasó con las primeras revoluciones industriales. Estamos en un momento de transformación de unos empleos a otros. El desafío está en capacitar a la gente para que pueda programar y desarrollar las tecnologías que el mercado demande. Imaginemos una fábrica en la que sus máquinas son controladas a distancia, se necesita alguien capacitado para operarlas y tomar decisiones desde cualquier punto geográfico. Sin embargo, todos los sectores de la economía se verán afectados por los cambios tecnológicos.

¿Cómo debería llevarse adelante el cambio para la transformación de los procesos productivos actuales a los 4.0?

El Ministerio de Desarrollo Productivo está haciendo muchos esfuerzos para esta integración, por ejemplo. Eso no quiere decir que todas las fábricas tengan sus máquinas interconectadas y trabajen de forma “inteligente”, sino que se puede dar en etapas. Lo mismo pasó en las primeras revoluciones, cuando nuevas formas de producir convivían con otras más primitivas. En síntesis, no es que se va a automatizar e interconectar de la noche a la mañana: es un proceso largo que debe ser fomentado.

¿Cómo se combina esto con la robótica?

Hay tareas para las que funcionan mejor los robots que las personas y viceversa. Obviamente, no siempre se habla de un robot humanoide porque un cajero automático es un robot por ejemplo. Lo que se está dando en el mundo es la “robótica colaborativa”, es decir, robots y personas colaborando y ocupándose de lo que mejor sepan o puedan hacer.

¿Cómo se aborda la formación para estos desafíos en la capacitación de los recursos humanos?

Ahora nos encontramos con el desafío que plantea este nuevo abordaje de la industria. En principio, hay que formar con carácter federal. Ahí fue muy importante la pandemia, porque con las clases virtuales se pudo llegar a varios rincones del país. Con este nuevo paradigma, se terminó el concepto de cercanía o lejanía, las fábricas van a poder manejarse a distancia y por eso tiene sentido que la educación pueda ser de esta manera.

¿Hay buenas herramientas para generar enseñanza práctica en este campo?

Nosotros tenemos lo que llamamos “learning factories”, que son minifábricas que se utilizan para mostrar cómo funciona la industria 4.0. La semana pasada logramos que un estudiante que estaba en otra provincia pueda hacer funcionar algunos procesos de la pequeña fábrica que está en Buenos Aires. Ponemos cámaras y las vemos desde nuestro propio celular. Las nuevas tecnologías nos permiten extender el conocimiento a todo el país y creo que estamos en la vanguardia de estos proyectos con la Universidad Nacional de San Martín.

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