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Inflación: abril se mantuvo en niveles elevados y mayo seguiría la misma tendencia

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Agustín Maza 03 mayo de 2021

Por Agustín Maza

Sin duda, el tema de los precios es el principal problema y preocupación que tiene el Gobierno actualmente. Teniendo en cuenta que los alimentos y bebidas, con su impacto directo en los niveles de pobreza, está por encima del nivel general, la cuestión se hace más trascendente. Los salarios nominales no acompañan y controlar la inflación se hace cada vez más crucial.

El Indice de Precios al Consumidor (IPC), que mide el Indec, registró para marzo una suba de 4,8%, acumulando en el primer trimestre 13%. El propio ministro de Economía, Martín Guzmán, anticipó que esa sería la inflación “más alta del año”. Si bien en la comparación mensual el rubro alimentos y bebidas quedó por debajo del promedio (4,6%), en la comparación interanual marcó para el tercer mes del año 44,8%, ya por encima del nivel general (42,6%).

Inflación de abril

En tanto, las proyecciones privadas dan para abril un IPC en torno al 3,5% o 4%. Ese dato significaría una desaceleración, aunque en ese caso seguirá todavía en un nivel muy alto. De mínima, el primer cuatrimestre cerrará con una inflación del 16%, dando por tierra la meta del Gobierno fijada en 29% para todo 2021. Para cumplirse la intención oficial, los precios deberían viajar al 1,6% mensual de mayo a diciembre.

Por ejemplo, el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), a cargo del Banco Central consignó que para abril el alza de precios sería del 3,4%. Ese informe, lanzado en abril con guarismos calculados en marzo, es un promedio de todas las consultoras económicas más grandes del país que participan del relevamiento.

Desde la consultora Ecolatina anticiparon, ante El Economista, una desaceleración, pero todavía en niveles altos. “Difícilmente alimentos y bebidas queden por debajo del nivel general y, para abril, esperamos en promedio un 3,9%”, estimaron. Además, proyectan una inflación de “entre 42,5% y 43%” para el acumulado de 2021.

Los alimentos son el factor central para los niveles inflacionarios y los de pobreza. El relevamiento que realiza la organización Consumidores Libres, sobre el precio de los 21 productos de la llamada “canasta básica de alimentos”, mostró un aumento de 4,7% y un acumulado de 18,55% en los cuatro meses de 2021. “Abril seguro cierre alrededor de 4% para el IPC que mide el Indec”, estimó el titular de Consumidores Libres, Héctor Polino, ante El Economista.

Por su parte, la consultora LCG, que mide semana a semana la evolución de precios de 8.000 alimentos y bebidas de 5 supermercados, la variación de abril acumuló, para ese segmento, una variación de 4,4% en las últimas 4 semanas y 3,5% medida punta a punta en las mismas semanas. El buen dato es que la segunda quincena fue menos inflacionaria, con subas de 0,8% y 0,3% en la tercera y cuarta semana, respectivamente.

Las mayores subas se encontraron en productos lácteos y huevos (6,9%). Tras ellos siguieron carnes (5,3%); productos de panificación, cereales y pastas (4,6%); bebidas e infusiones (4,6%) y azúcar, miel, dulces y cacao (3,2%).

Estrategias del Gobierno

Luego de que se conociera el 4,8% de marzo, el Gobierno fue a fondo con nuevos controles. En aquel momento, el encargado de comunicar esas medidas, o por lo menos de anticiparlas, fue el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.

Queda claro que en un contexto tan difícil social y económicamente, con elecciones de medio término, la mirada está puesta en contener los precios. A los alimentos, se suman otros rubros en los que la inflación escala: insumos para construcción, indumentaria, electrónica y el mismísimo oxígeno para atender pacientes críticos de Covid, entre otros.

El Gobierno espera cerrar esta semana un acuerdo con las empresas productoras de alimentos para una canasta básica de más de 100 productos a precios congelados por seis meses. Estará vigente a partir de mayo y los precios deberán salir de fábrica con el precio en los envases. Las empresas vienen solicitando terminar con el programa Precios Máximos y esa canasta sería la condición para dejar ese esquema atrás. Además, se incluirían artículos de higiene, limpieza y bebidas.

Por otro lado, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca impuso más requisitos para la exportación de carne vacuna con el fin de “generar mayor transparencia y trazabilidad y evitar prácticas ilegales y especulativas”. También se creó un nuevo registro de exportaciones de carnes, con intervención de la Secretaría de Comercio Interior, a los fines de mejorar el monitoreo de las exportaciones cárnicas y el abastecimiento del mercado interno.

Además, se conformó una comisión de monitoreo sobre el sector y se modificó el esquema de funcionamiento de la comercialización interna de carne vacuna, estableciendo la obligación del troceo. A esto se suma que desde Comercio Interior buscan renovar por tres meses el programa para vender 10 cortes de carne a “precios populares” con una rebaja del 30%. Cabe destacar que ese acuerdo con los exportadores venció el viernes.

Otro de los sectores que preocupaban era el de la electrónica y electrodomésticos, ya que la demanda crecerá en un contexto de mayor aislamiento social. Por eso, el Gobierno firmó un acuerdo con fabricantes locales de productos electrónicos para mantener los precios vigentes del primero de abril hasta el 31 de octubre. El compromiso tendrá una revisión mensual a partir de junio y podría prorrogarse más allá de noviembre.

Algo parecido sucedió con los insumos a la construcción, con negociaciones desde febrero para acordar en un congelamiento de precios, en un contexto de aumento de demanda y poca oferta. Hasta ahora no dio mucho resultado: el Indice de Costo de la Construcción (ICC) del Indec reflejó un alza interanual de 43%, impulsada por el 81,2% en el rubro materiales.

Cabe mencionar que para contener las expectativas y el precio de productos exportables, el palacio de Hacienda comenzó a bajar el ritmo de devaluación. El Presupuesto preveía que acumulara 24% este año, sin embargo, se decidió bajarlo a la mitad por lo menos en meses previos a las elecciones de medio término.

Salarios

En este marco, que los salarios queden rezagados agrava la situación social, sobre todo cuando el 42% de los argentinos (sobre)vive con ingresos por debajo de la línea de pobreza, hace todo más complejo. De ahí la importancia de los alimentos, ya que los sectores de ingresos más bajos utilizan una mayor parte del mismo para alimentarse.

En los últimos tres años, los salarios quedaron por debajo de los precios. Por eso, el oficialismo implementó muchas reuniones sectoriales para converger los dos aspectos, tanto con empresarios como con sindicatos. Otro de los grandes desafíos no solo de una gestión de gobierno, sino a nivel social.

Si bien febrero marcó una mejora en ese sentido, preocupan los próximos meses. Ese mes, el nivel de salarios de Indec se ubicó por encima de la evolución de precios (+0,7% en términos reales), después de caer dos meses consecutivos. Se trató de la mayor suba real desde el inicio de la pandemia. En términos anuales, aceleró la caída real en un punto porcentual (-7,3%).

“En términos anuales esperamos que los salarios reales vuelvan a perder este año y asesten su cuarta caída consecutiva, aunque las paritarias pueden traer cierto alivio, sobre todo las que cerraron por encima de la pauta del 29% y tienen revisión”, señaló LCG. “De confirmarse nuestra proyección (salarios creciendo al 35% anual e inflación al 45%), la pérdida acumulada alcanzaría el 27% en los últimos 4 años”, agregaron.

Mayo

Para la consultora Abeceb podría haber cierta desaceleración de los precios antes de las elecciones, “por efecto de los controles y el atraso del tipo de cambio, siempre que no haya un deterioro excesivo de la recaudación y un aumento fuerte del gasto inducidos por la pandemia provocando una emisión exagerada”.

“Nuestro escenario base asume una inflación mensual promedio en torno a 2,6% entre mayo y diciembre cerrando el año en 43,8% a nivel nacional (diciembre versus diciembre)”, proyectaron.

Otra cuestión que pasó de potencial a confirmada son las actualizaciones tarifarias de los servicios de electricidad y gas. Dos factores importantes, teniendo en cuenta que hay un impacto directo al bolsillo y otro indirecto porque las empresas los utilizan como insumos para producir.

El Gobierno aplicará un aumento del 9% a las tarifas de energía eléctrica hogareña en AMBA, en lo que será el primero de dos aumentos a lo largo de este año. Además, tiene la intención de iniciar la segmentación de los subsidios para que lleguen a los sectores más vulnerables.

Asimismo, resta que Economía acepte la propuesta de incremento de boletas del gas que propuso el Enargas. El ente regulador determinó que por el transporte y la distribución de ese fluido haya desde mayo un incremento de entre 6% y 7% para usuarios residenciales y de alrededor de 4% para pymes.

A esto se suman, en el quinto mes del año, aumentos de prepagas (5,5%), telecomunicaciones (7%), GNC (30%) y nafta (5%). Parecería que existe una tormenta perfecta que presiona los precios hacia arriba, a los que se suman especulaciones no siempre justificadas. Sin embargo, el Gobierno deberá ordenar todos los frentes para contener las expectativas y mejorar el poder adquisitivo de cara a las elecciones.

EL DATO

0,7%

En febrero, el nivel general de salarios se ubicó por encima de la evolución de los precios: 4,7% versus 4%. En la comparación anual, sin embargo, aceleró la caída real respecto a enero en un punto (-7,3% real). Los salarios en el sector público y en el

sector privado registrado se ubicaron por encima de los precios (+0,2% y +1,5% mensual real, respectivamente). Sin embargo, el privado no registrado, donde se concentra la pobreza, cayó 0,7%.

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