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Teoría y práctica de las Bidenomics

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07 abril de 2021

Por Augusto Milano

La economía estrella en 2021 es la de Estados Unidos. Será la que más crezca entre las desarrolladas, al menos 6,5%, recuperará a mediados de año lo perdido durante la pandemia, y por primera vez desde 2005, desplazará a China como principal aportadora al crecimiento global.

Esto será producto de las políticas implementadas por Joe Biden, que dejando atrás todas las dudas, se está mostrando como un presidente muy activo.

El conjunto de iniciativas puestas en marcha como los amplios paquetes de estímulo fiscal, planes de infraestructura, suba de impuestos a algunos sectores y aumento del salario mínimo constituyen un esquema coherente que se contrapone a las ideas prevalecientes en los últimos años.

Por eso es correcto hablar ya de Bidenomics. Surgen en un contexto especial por el derrumbe de la economía que se produjo por la pandemia y las crecientes demandas sociales que generó, pero también tomaron en cuenta la experiencia del gobierno de Obama que para muchos fue demasiado cauto en sus respuestas a la crisis de 2008-2009 y por eso la recuperación de la economía en los años posteriores fue tan lenta.

Detrás de las medidas de Biden hay una visión económica diferente.

Las ideas dominantes entre los economistas sostenían que el crecimiento se frenaba porque aparecían límites en la oferta, mientras que para el nuevo concepto, ello ocurre por la debilidad de la demanda y por eso es necesario estimularla con medidas fiscales y monetarias para que la actividad se expanda. Y se afirma que esos incentivos deben apuntar a reducir el desempleo todo lo posible porque se considera a la pérdida de trabajos de manera permanente un daño mayor que las subas transitorias en la tasa de inflación. J.W. Mason es uno de los economistas que se destaca en la difusión de este nuevo cuerpo de ideas. La presencia del sector público pasaría a ser una constante y no una herramienta sólo para utilizar en situaciones excepcionales como aceptan todas las doctrinas económicas.

También hay una clara diferencia en cuanto al impacto de la deuda y el déficit fiscal a los que siempre se consideró responsables de la suba de las tasas y de desplazar al sector privado del acceso al financiamiento. La nueva visión sostiene que el bajo nivel de las tasas que se observa desde hace muchos años demuestra que hay un exceso de ahorro y una demanda débil. También son claras las diferencias al analizar el impacto de las cargas impositivas y también de las políticas sociales porque ahora se prefieren a las universales frente a las focalizadas que prevalecían antes.

Según sostiene George Ip en una nota en The Wall Street Journal, las Bidenomics son producto de una observación sobre lo ocurrido en los últimos veinte años en los que bajaron las tasas, creció la deuda pública y se redujo el desempleo sin que se acelerase la inflación. Pero considera que las Bidenomics son, antes que nada, producto de una realidad política originada en el movimiento hacia la izquierda del Partido Demócrata.

Por otra parte, el contexto de pandemia es excepcional y muchas de las circunstancias actuales no se podrán mantener eternamente sostiene Ip. Las políticas de estímulo fiscal encontrarán su techo como así también la expansión monetaria que lleva adelante la Reserva Federal liderada por Jerome Powell, que son la clave de la recuperación que muestra la economía de Estados Unidos.

Pero mientras tanto, rige un nuevo paradigma con buenos resultados.

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