Según el IGA-OJF, el estimador de actividad económica de Orlando J. Ferreres, el nivel general de actividad registró un crecimiento de 8,8% anual en marzo. Una tasa similar (en el número nomás) a las tasas chinas de los mejores años del kirchnerismo. Así, acumula un avance de 3,8%, tomando en cuenta todo el primer trimestre, contra 2020.
Por su parte, la medición desestacionalizada observó una expansión de 1,1% respecto de febrero.
La explicación central detrás del +8,8% es la caída brutal que tuvo la economía en igual mes de 2020. Según el EMAE del Indec, cayó 11,1% en marzo de 2020.
“Durante marzo comenzamos a compararnos con los peores meses en materia económica por la cuarentena del año pasado, llevando así a la actividad a mostrar un avance de 8,8% respecto del mismo mes de 2020. Así, los sectores más golpeados hace un año presentan en marzo del corriente fuertes crecimientos en la comparación interanual, destacándose el sector de la construcción (+22,8%), el comercio (+17,4%) y la industria manufacturera (+17,7%)”, agregó el reporte.
Por su parte, la medición desestacionalizada también muestra una expansión respecto del mes de febrero, en parte motivada por aumentos vinculados al comercio de insumos y por recomposición de stocks. “Respecto a los próximos meses, si bien las cifras anuales continuarán siendo positivas por la baja base de comparación, las perspectivas no son alentadoras”, advirtieron en Ferreres.
“Los temores por la llegada de una segunda ola se materializaron, y actualmente nuestro sistema de salud está atravesando por su momento más crítico desde el inicio de la pandemia, y seguramente veremos restricciones que impactarán en la actividad. Asimismo, los indicadores macroeconómicos continúan presentando un panorama complejo que requiere reformas de fondo de difícil implementación, especialmente durante un año electoral”, detallaron.
Así, si bien se verán números altos en la comparación contra 2020, las mediciones mensuales podrían mostrar guarismos menores o incluso negativos.
