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Migrar es un Derecho Humano

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25 abril de 2021

Por Carmen Martínez-Raposo Soria Especialista en migraciones y género

España.- Repitan conmigo: migrar es un derecho, migrar es un derecho, migrar es un derecho. Bien, ¿por qué migrar es un derecho?

Ya la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) recogía en su artículo 13 “el derecho de toda persona a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”, así como el “derecho de toda persona a salir de cualquier país, incluso del propio, y regresar a su país”. Recoge también, por ejemplo, en su artículo 24 el “derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”. ¿Han escuchado alguna vez debate alguno en torno a este último? Interesantes corrientes de pensamiento señalan los atentados del 11 de septiembre como motivo principal del debate actual sobre los fenómenos migratorios en el mundo. Nadie se atrevería a negar que este debate parte de perspectivas de securitización y de protección de las fronteras nacionales. Y ustedes saben, tanto como yo, que lamentablemente, cuando a la protección del Estado-nación se refiere, no hay Derechos Humanos que valgan.

Estos discursos son altamente peligrosos, con consecuencias nefastas tanto para las poblaciones migrantes como para las sociedades de acogida. En prácticamente todos los países del mundo se ha podido ver en estos últimos años cómo esta narrativa ha ido calando en las políticas migratorias. Del mismo modo, los medios tradicionales de comunicación nos hablan de “invasiones”, “oleadas”, “amenaza”; en definitiva, comunican desde el discurso de odio. Las redes sociales tampoco ayudan, ¿les suena esto de las fake news? Les pongo un ejemplo de España, desde donde escribo, país con una amplia tradición de emigración, que desde la entrada en el siglo XXI se ha convertido en país receptor de flujos migratorios. Un informe de Amnistía Internacional España recogía que la percepción de la población nativa sobre el porcentaje de personas migrantes rondaba en torno al 21,5%. Sin embargo, atendiendo a las cifras oficiales y no a la desinformación de estos discursos de odio, en 2019, el total de la población migrante en España era de apenas 12,9%, de los cuales, únicamente alrededor del 1% llega en patera (*). En el top 10 de nacionalidades de personas migrantes, encontramos a Reino Unido, Francia y Alemania. ¿Dónde ven ustedes la invasión que tanto se afanan en repetir?

No obstante, no nos podemos limitar a hacer esta lectura en torno a las migraciones y conformarnos. Migrar no solo es un Derecho Humano porque esté recogido en la citada Declaración, sino porque los movimientos migratorios son un fenómeno intrínseco a la humanidad, desde los primeros pueblos nómadas hasta la actualidad. Cada vez queda más en evidencia la imposibilidad de frenar estos flujos; por lo tanto, la respuesta sensata sería gestionar el fenómeno en términos positivos. Porque la migración es, efectivamente, un derecho, pero también un importante factor de desarrollo para los países de acogida y los de origen. Con frecuencia, estas personas asumen empleos “poco atractivos” para la población nativa. ¿Quiénes se ocupan en condiciones precarias, por no decir inhumanas, de la recolección de frutas y hortalizas en el sur de España y de Italia? Miren dentro de sus casas, ¿quiénes se encargan del cuidado de las personas mayores?, ¿quiénes se ocupan de la limpieza y seguridad de sus hogares? Volviendo al ejemplo de España, alrededor de un 80% de las cuidadoras “internas” son extranjeras y la mayoría son explotadas en la economía sumergida, sin cotizar, con largas jornadas y salarios muy bajos, sin días libres ni vacaciones pagadas. ¿Recuerdan ese artículo 24 que nadie ponía en debate? Las personas migrantes, en la gran mayoría de los casos, ocupan en los países de acogida, por el modelo establecido de gestión migratoria, el escalafón más bajo de la pirámide social, ocupando los puestos de trabajo peor remunerados, en peores condiciones y los más inestables. ¿De verdad creen ustedes que vienen a robarnos el trabajo?

Son solo ejemplos para intentar cambiar los discursos de odio. No me gusta hablar de las migraciones en términos de beneficios, porque, a mi entender, repito una vez más, la migración es una cuestión de Derechos Humanos.

(*) Tipo de balsa

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