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Montaña rusa con una certeza: el peso seguirá debilitándose

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Luis Varela 27 abril de 2021

Por Luis Varela

En otra jornada a puro vértigo, y repleta de imprevisión, la segunda ola del Covid-19 siguió marcando la cancha de los negocios, multiplicó las advertencias de las consultoras que ahora dicen que el rebote del gato muerto será menor a lo esperado y, con eso, a pesar de tener un tremendo viento mundial de cola (con los granos en las nubes), el peso argentino se siguió hundiendo, generando más complicaciones para una administración que no da muestras de poder orientar el timón hacia un puerto algo más seguro.

Cualquier observador desprevenido pudo haber dicho ayer que la rueda de negocios fue buena, porque los bonos argentinos subieron, el riesgo país bajó, y las acciones también pudieron mejorar. Pero en realidad se dio un complicado juego doble: el dólar global baja, las materias primas siguen volando, la inflación mundial comienza a afectar, varios países desarrollados anuncian recorte en los estímulos, todos ponen atención a lo que hará la Fed esta semana y todos los activos de riesgo están en zona de gran incertidumbre. Por cierto, ayer la Bolsa de Nueva York cerró mixta en el último lunes de abril. Y frente a semejante realidad mundial, ya debilitada y empobrecida Argentina lo pasa todavía peor.

Ayer las consultoras advirtieron que el rebrote del Covid apagará la reactivación. El propio Indec informó que las ventas en los supermercados bajaron 5,8% interanual en febrero y en los shoppings la caída fue del 32,4%. Y un estudio como el de Orlando Ferreres destacó que marzo contra febrero también dará bajas, aunque en la variación interanual ya no se verán tan así las cosas porque ya empezaremos a comparar con un mes con inicio del Covid y despliegue de la cuarentena más larga del mundo.

Con esta realidad, ahorristas e inversores de todos los colores salieron a preguntar qué precio del dólar podremos tener a fin de año, cuando pasen las elecciones legislativas. En este contexto, Leonardo Chialva, de Delphos Investment, salió a decir: por delante tenemos una sola certeza y es que el peso argentino siempre va a valer menos.

La administración local vive tan al día que el ministro de Economía, Martín Guzmán, se ve obligado a realizar mañana una nueva licitación de bonos en pesos. Intentará colocar cinco papeles: una Lete en pesos a descuento con vencimiento a dos meses, una letra en pesos a tasa variable más 2,25% extra también a dos meses, una letra a descuento a seis meses, una letra a tasa variable más 2,75% a seis meses y una ajustada por CER a descuento a un año de plazo.

Y, tal como pasó en los últimos dos llamados, además de ir pagando cada vez más tasa de interés (que en los hechos ya empieza a estar en la zona del 42,5% anual), Guzmán se juega otro round muy complicado, ya que necesita captar $122.000 millones para pagar vencimientos cortos de deuda en pesos.

Y ayer, varios fondos de inversión internacionales, que siguen teniendo posiciones de bonos en pesos que vienen achicando lentamente, salieron de sus posiciones, se fueron a los dólares financieros, haciéndolos subir, con el contado con liquidación ya más cerca de los máximos de octubre, pero esta vez con un agravante, empezando a despertar el movimiento de los pequeños inversores, que venían dormidos, confiando en la tasa de los plazos fijos, y ayer se siguieron pasando al dólar blue, que volvió a marcar una suba ciertamente importante.

Esta clara señal de desconfianza se da con dos elementos bien contrapuestos. Por un lado volvió a haber un mal día por el virus: hubo 18.793 nuevos contagios y 443 fallecidos, con una ocupación de camas de terapia intensiva en el 67,7% a nivel nacional y 76,2% a nivel AMBA. Y por otra parte, mientras el virus aprieta, la debilidad global del dólar, volvió a empinar las materias primas, poniendo a hervir a los metales, pero haciendo saltar a los bonos sobre todo en Chicago, situación que le permitió al Banco Central sumar reservas, en un día en el que los dólares financieros volaron.

Por supuesto, de fondo hay otros elementos que también están en juego. El escenario está cada vez más inestable y el Gobierno va tomando medidas que parecen manotazos de ahogado que, en vez de sumar confianza, generan más nerviosismo. Ayer por ejemplo (mientras volvió a reeditarse el rumor de tensión entre Pesce y Guzmán por estar aplastando al dólar y generando inflación en dólares), la autoridad monetaria decidió suspender a a Vicentin para operar en el mercado de cambios.

Con esa situación, el mercado cambiario tuvo ayer el peor día del año. Mientras en el exterior el dólar subió 0,2% contra el yen y 0,1% contra el mexicano, no cambió contra el euro y bajó 0,2% contra la libra y también lo hizo contra el real y en Chile, en Buenos Aires los seis dólares de Alberto apuntaron para arriba. El dólar turista subió 16 centavos hasta $163,15, el oficial subió 10 centavos hasta $98,88 pesos, el blue saltó $6 hasta $158 y el mayorista subió 15 centavos hasta $93,27. El Banco Central sumó US$ 28 millones a las reservas, hasta US$ 40.284 millones. El dólar MEP saltó $1,91 hasta $150,27 y el contado con liquidación saltó 97 centavos hasta $154,12. La brecha entre el dólar oficial y el blue trepó hasta el 59,8% y la del CCL y el mayorista a 65,2%. Y, medidos en pesos, la libra sube 36 centavos hasta $129,68, el real avanza 14 centavos hasta $17,15 y el euro subió 8 centavos hasta $112,76.

Además de tensar su discusión cambiaria con Pesce, Guzmán tuvo un fuerte cruce con el ministro de Economía de Brasil por la apertura comercial del Mercosur.

Lo que parece pedirle el ala dura del Gobierno es que con estos precios de la soja y el maíz se vayan cubriendo los pagos internos, aguantando la situación hasta las elecciones. Con lo que los bonos subieron en pesos (no en dólares), pero como la base de medición del riesgo 0 de EE.UU. se va levantando, el riesgo argentino cedió 17 unidades, hasta 1.561 puntos básicos.

Y con la acciones pasó algo parecido. Con todos esperando el discurso que dará Powell, la Bolsa de New York bajó apenas en el caso del Dow industrial, mejoró casi nada en el S&P y el único índice que parece imbatible es el Nasdaq, que volvió a subir 0,9%, con las tecnológicas haciendo todo tipo de anuncios para seguir navegando en la espuma de la burbuja que todos ven amenazada. Frente a eso, la Bolsa de San Pablo ni se movió y la de México achicó 0,3%, con muchos preguntándose hasta cuándo durarán estas cotizaciones festivas de las commodities.

Y el más claro ejemplo de la realidad que vivimos ayer se vio en la Bolsa porteña. Con $695 millones operados en acciones y $1.340 millones en Cedears, subió 1,18%. Pero mientras los índices en pesos parecían mostrar un día positivo, el mismo índice medido en dólares bajó y se ubicó en zona de piso anual nuevamente, rozando un valor de casi US$ 300, otra vez por el piso.

En realidad, todos los mercados tienen un gran temor. Ayer las tasas largas de EE.UU. no dieron mucha sorpresa (estuvieron en 0,83% anual a 5 años, 1,57% a 10 años y 2,25% a 30 años), pero todos se preguntan en qué momento la Fed le pondrá fin a esta película. EE.UU. está vacunando muy rápido. Para julio espera tener a todos vacunados. Si en ese momento la economía repunte a gran velocidad, la tasa corta del 0% desaparecerá y todo lo que subió podrá volver a apagarse.

Por lo pronto, ayer el petróleo cedió apenas. Los metales preciosos siguieron sostenidos. Los metales básicos están festejando, con los valores más altos de los últimos diez años. En Chicago el trigo y el maíz pegaron un brinco de casi 4% con la soja marcando otro récord de siete años, con buen día para el trigo y el maíz en Rosario, no tanto para la soja. Y los que temen que el paradigma mundial del dólar pueda entrar en una crisis aún mayor volvieron a apostar por el refugio de las criptomonedas: el bitcoin, que había rozado los US$ 64.000 y luego caído hasta US$ 47.000, ayer resucitó, acercándose otra vez a los US$ 54.000, reflejando que el Covid, además de muertes, está generando una verdadera montaña rusa en las inversiones de todas partes.

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