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El Gobierno debe empezar a brindar certezas en materia productiva

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15 abril de 2021

Por Juan Carrara Diputado provincial de Juntos por el Cambio

La provincia de Buenos Aires representa el 95% del entramado productivo nacional, lo que la convierte en el corazón de la economía de nuestro país. Por eso es de vital importancia, y más en tiempos de pandemia, mantener el corazón productivo protegido y latiendo. Sin embargo, en el último año y medio, la provincia experimentó una caída estrepitosa en la actividad económica y, en términos generales, los niveles de actividad hoy son inferiores a los de 2019.

Esa es una realidad que nadie puede negar y que, más allá del impacto de la pandemia, es el resultado de una serie de errores no forzados que cometieron el gobierno nacional y el de la provincia. Equivocaciones que, como oposición responsable, hemos alertado e intentando enmendar, a través del diálogo, con ideas y propuestas, que el oficialismo descartó por completo. El error más grave, sin dudas, fue haber sostenido la cuarentena más larga del mundo, sin un plan económico de contingencia que permitiera sostener el empleo y la producción.

En este sentido, propuse debatir una Ley Pyme en la Legislatura bonaerense, con aportes fundamentales para esta pandemia, con el objetivo de lograr que la provincia salga del rol asistencialista fomentado por el Estado Nacional, que sólo provocó un letargo en la caída. El Gobierno se equivoca si piensa que las Pymes quieren asistencialismo. Al contrario: quieren oportunidades para poder producir más, quieren estar abiertas al mundo para poder competir tecnológicamente exportando creatividad argentina, y no impuestos.

Por eso es necesario que el gobernador Axel Kicillof abandone de una vez está lógica que ha mantenido durante año y medio de hacer grandes anuncios que luego quedan en la nada misma o que no tienen un correlato directo con la realidad. Déficit de gestión, falta de decisión política, “funcionarios que no funcionan”: múltiples pueden haber sido las causas que condujeron a esta situación pero, al margen de ese análisis, como oposición responsable siempre mostramos nuestra esencia de contribuir con soluciones, mediante propuestas concretas.

Y todo eso fue posible gracias al diálogo que mantuvimos con amplios sectores: cámaras, pymes, emprendedores; escuchando a los que todos los días abren la persiana para pelear contra la inseguridad, contra la inflación, contra la incertidumbre, contra el negocio del juicio laboral, contra la pesada carga impositiva. Somos la voz responsable de todos ellos dentro del recinto.

Pero, para salir de la crisis, es necesario retomar el camino de profundas transformaciones que inició María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Nocomo una propuesta sui generis, sino a partir de una experiencia de gestión en donde vastos sectores pusimos las cartas sobre la mesa y avanzamos en un camino de cambios estructurales en base a consensos institucionales. Empresarios, trabajadores, universidades, representantes de los tres poderes del Estado, entidades gremiales, sentados en una misma mesa para debatir y acordar puntos en común, indiscutibles, para avanzar y construir, conjuntamente, la posibilidad de confiar en un proyecto de mediano y largo plazo. La pandemia la sufrimos todos, eso es innegable, pero tenemos la posibilidad de actuar con el diario del lunes y adelantarnos a las consecuencias de esta segunda ola, de acuerdo a cómo el mundo se mueve.

Los empresarios, acá y en la China, invierten cuando las condiciones objetivas están dadas: un marco jurídico sólido, legislación específica para el ámbito laboral, menor presión tributaria, vehículos óptimos que faciliten un esquema de importaciones y exportaciones.

En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, las pymes representan el 95% del aparato productivo. Emplean a 1,2 millones de personas, lo cual representa casi el 70% del empleo formal. Hoy debemos dar batalla a un 42% de pobreza, a una inflación acumulada en los primeros 3 meses del 11,5% y una proyección anual por arriba del 50%. Con una inseguridad que preocupa, con un país de nuevo cerrándose al mundo.

Con este panorama, no podemos quedarnos callados. Vamos a seguir convocando a la discusión de un plan integral, que facilite el financiamiento, la generación de créditos para inversiones, mayor capacitación, menor presión tributaria y equilibrio fiscal macroeconómico, para dotar de previsibilidad y mayor confianza a los bonaerenses, pero también a emprendedores de otras provincias e incluso de otras latitudes, que elijan nuestra provincia para invertir y generar trabajo. Necesitamos volver a discutir una provincia dinámica, con un Estado que no entorpezca la inversión, y que acompañe.

La situación, sin dudas, demanda un diálogo amplio. Ya no hay más lugar para la cerrazón ni la discusión cortoplacista. La provincia, y sobre todo los bonaerenses, están esperando un plan productivo, un GPS que marque lo que va a hacer el gobierno en los próximos 2 años. Una hoja de ruta creíble donde se pueda invertir, crecer, generar empleo y que, finalmente, se ponga en marcha la economía. De una vez y para siempre.

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