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Crece la minería en Argentina, un posible golpe regulatorio y un casamiento en la blockchain

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Por Gonzalo Martínez Mosquera

El BCRA pidió a bancos y otras entidades financieras información acerca de si sus clientes operaban con criptomonedas.

De acuerdo con la autoridad monetaria, el objetivo de tal consulta es entender si es necesario regulaciones adicionales para el ecosistema. Lo hizo en su carácter de “vigilancia de los sistemas de pagos”.

Mientras el BCRA trata de encontrar a los bitcoiners locales, un negocio florece en los patios traseros de las empresas industriales. Es el de la minería de criptomonedas, que encuentra buenos incentivos para la inversión.

Por un lado, los componentes especializados para minar criptos se pueden importar al tipo de cambio oficial, un precio subsidiado que (se supone) sirve para frenar las tensiones inflacionarias.

El costo de la energía, el principal costo variable para minar, está subsidiado por el atraso de las tarifas, que no se corregirá en 2021 y con muchos en la coalición gobernante que presionan para atrasarlas aún más.

Como si fuera poco la renta de la minería es “en dólares” (en realidad es en criptos) y en el exterior. La venta de las mismas se puede hacer tranquilamente en el país con 3% por sobre el precio internacional que refleja la demanda por tener dinero fuera de las fronteras.

Para terminar de cerrar la fiesta si alguien quisiera evadir impuestos tiene todo a su servicio.

Una opción es informar que la minería se realizó en un paraíso fiscal para pagar menos y asociar el gasto energético incurrido a una actividad industrial paralela generando un crédito fiscal que se pueda aplicar a la misma.

Atrasar y controlar precios relativos, como se ve, tiene sus riesgos incluso en el mundo cripto. De hecho, se dice que la razón principal por la cual China es por lejos el centro de la minería mundial es justamente para poder saltear el control de capitales en dicho país.

Una forma más en la cual las criptomonedas están disrumpiendo las finanzas y las políticas monetarias tradicionales.

Por su parte, la autoridad fiscal del Reino Unido publicó una guía para el tratamiento impositivo de los cripto activos en ese país.

Entre otras definiciones informó que la actividad de “staking” podría ser pasible de generar obligaciones impositivas. El “staking” es la actividad mediante la cual una persona o empresa recibe intereses por la sola posesión de criptos, un formato muy común elegido para la emisión de las mismas.

Por su parte la recepción de criptos por minería será considerado un ingreso al valor en libras de la cripto al momento de recibirla, al cual se le podrán deducir los gastos asociados como, por ejemplo, la electricidad incurrida.

En caso de que se vendiera una criptomoneda se le aplicarán los impuestos a las transacciones habituales.

La presión de los reguladores se hace sentir cada vez más.

Tether (USDT), el criptodólar de mayor capitalización de mercado con US$ 43.000 millones informados, mostró la semana pasada una atestación de sus fondos donde asegura que todos sus pasivos están debidamente respaldados.

La stablecoin tiene muy mala fama en el mercado y muchos la acusan de que en caso de que sufriera una corrida en la cual los tenedores del token le reclamaran los dólares, aquella no podría cumplir con los retiros solicitados.

El informe lo realizó el estudio de contadores Moore situado en las Islas Caimán. Recordemos que una atestación no es una auditoría. La primera solo verifica que los activos de respaldo existan en un determinado momento (en este caso, fue el 28 de febrero).

En cambio, la auditoría busca encontrar riesgos inherentes al funcionamiento de la empresa. Por ejemplo, podría suceder que alguien le hubiese prestado al emisor de Tether los fondos sólo por el día que se realizó la atestación.

Es exactamente lo que descubrió el fiscal general de Nueva York cuando estaba investigando a aquella criptomoneda y que le valió una multa de US$ 18 millones y la prohibición para operar en dicho Estado.

No se sabe si esta movida que realizó Tether aclara o oscurece el panorama.

Tal vez el que le dé el golpe de gracia a ese criptodolar (en caso de que no tenga activos suficientes) sea la FATF (Financial Action Task Force), organismo de control mundial contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.

La semana pasada publicó una consulta general en anticipo de las nuevas reglamentaciones para referentes a activos digitales y proveedores de servicios de dichos activos.

Dichas normativas incluirían a los exchanges descentralizados, algunas aplicaciones criptos y a emisores de criptodólares como VASPs (Proveedores de Servicios para Activos Digitales por sus siglas en inglés).

En caso de que prosperaran esas iniciativas, aquellos tendrían la obligación de realizar supervisión de KYC y AML (“Conozca a su Cliente” y “Anti Lavado de Dinero” por sus siglas en inglés).

Esto representa todo un desafío para el ecosistema.

En primer lugar, los emisores de criptodólares tendrían que adaptar sus sistemas para poder realizar las consultas pertinentes. Por otro lado, podrían perder una (¿gran?) parte de sus clientes.

Pero más difícil aún la tendrían la tendrían los “dueños” de aplicaciones descentralizadas.

¿Cómo hacer para adaptar los sistemas y aplicar los cambios en un mundo donde una de las principales ventajas es el anonimato?

Para aquellos casos en donde el ownership sea hecho a través de una DAO (organizaciones que funcionan en la Blockchain sin reflejo en el mundo “real”), los accionistas de dicha DAO pasarían a operar en la ilegalidad.

Quedamos a la espera de la definición que realice la FATF pero podría implicar un lindo golpe para las criptos en caso de prosperar la propuesta.

Dentro de todas estas incógnitas al menos se supo que Coinbase, uno de los Exchanges más importante del mundo, recibió la aprobación de la SEC (Securities and Exchange Commision) para cotizar en el Nasdaq a partir del 14 de Abril.

El ticker symbol será el de COIN y será importante ver cuál es la capitalización de mercado resultante dado que la misma será una buena medida del respaldo institucional al ecosistema cripto.

Por lo pronto nuevas señales de crecimiento se vieron en el mercado.

Mientras en el mercado tradicional pareciera haber una tendencia a la suba de tasas en la parte larga de la curva, las compañías Genesis, BlockFi y Ledn, que intermedian entre prestamistas y prestatarios criptos, anunciaron que bajarán las tasas que pagan a sus depositantes de Bitcoin.

Hasta ahora las tasas habituales eran del 4% al 6% y pasarán al rango del 2% al 3,5%. La liquidez de la criptomoneda habría subido en el mercado lo cual redujo la tasa activa que pueden cobrar dichas empresas.

Por su parte se conoció que BlackRock, el fondo más grande del mundo y muy conocido por estas pampas, invirtió uno de sus fondos en futuros de Bitcoin.

La información surgió de un reporte de la SEC, el cual muestra un monto alocado vía la CME (Chicago Mercantile Exchange) de unos 6 millones de dólares. No es nada para dicho fondo pero lo relevante es la señal que lanza al mercado.

Hasta que la muerte o un hacker nos separe

Dentro de las curiosidades del mundo cripto, se supo que el pasado 14 de marzo, Rebecca Rose y Peter Kacherginsky dieron el sí en el mundo tradicional y en la blockchain de Ethereum.

// Qué es blockchain y por qué llegó para quedarse en Argentina

Los cónyuges son empleados de Coinbase y firmaron el acta matrimonial mediante un Smart Contract que les costó aproximadamente unos US$ 600 en comisiones.

Refiriéndose al matrimonio, Jesús dijo alguna vez “ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.

Si bien Rebecca y Peter son judíos, pareciera que se tomaron en serio aquellas palabras y mientras exista la red de Ethereum nadie podrá borrar su promesa.

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