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Los ingresos disponibles de las familias caerán 2% en 2021

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29 marzo de 2021

Los salarios del sector privado cayeron 3% en términos reales en diciembre pasado y no crecen desde hace 35 meses. Para la consultora Ecolatina, 2021 no será la excepción. “Será el cuarto año consecutivo de reducción del poder de compra del salario”, consideraron.

Ecolatina explicó que los salarios del sector privado crecieron en diciembre pasado sólo 1,9% en términos nominales, es decir, menos de la mitad de la inflación de ese mes, cuando llegó al 4%. De esta manera el poder de compra del salario cayó, respecto a diciembre del 2019, más de 3% y se mantiene en terreno negativo desde febrero de 2018 (35 meses) y no creen que esta situación cambie hasta, por lo menos, junio de 2021.

“El crecimiento que esperamos para el segundo semestre no compensará la caída previa y, por lo tanto, 2021 será el cuarto año consecutivo de reducción del poder de compra del salario”, afirmaron. En base al nuevo “Indicador de Ingreso Disponible Ecolatina”, en 2021 habrá una contracción promedio anual cercana a 2%

Para la consultora, esta variable es incompleta para analizar “la salud” del poder adquisitivo de las familias. Los ingresos de los asalariados formales del sector privado representan 27 de cada 100 “perceptores de ingresos”, o $39 de cada $100 de la masa de ingresos. Si se tiene en cuenta a los empleados públicos se eleva a $55. “Ver solo el salario real del sector privado registrado implica no ver 73 de cada 100 perceptores de ingresos y $61 de cada $100 de la demanda potencial”, señala Ecolatina.

El problema radica en que la evolución de los ingresos no es homogénea para todos los sectores (jubilaciones, asalariados informales, cuentapropistas y entre otros). Según destaca el informe, por ejemplo, las jubilaciones crecían en torno al 35% mientras que el salario formal lo hacía al 27% a fines de 2017. Durante los años siguientes la magnitud de esas diferencias se acentuó, aunque la posición de cada variable cambió.

Además, la importancia de cada fuente de ingreso no es la misma para todo tipo de hogar ni se mantiene fija en el tiempo. Previo a la pandemia, un hogar de nivel educativo bajo, lo cual impacta en el nivel de ingresos, dependía solo en 30% del salario registrado, mientras que la ayuda social alcanzaba el 17% del total y las jubilaciones otro 30%.

Mientras tanto, la situación de un hogar de alto nivel educativo fue diametralmente opuesta: la ayuda social, el empleo no registrado o el cuentapropismo no profesional fueron prácticamente irrelevantes mientras que el salario registrado explicó casi el 60% de la masa de ingresos. “Un único indicador no podrá captar esta heterogeneidad tan olvidada como relevante a la hora de hacer foco en los distintos grupos sociales”, objetaron.

Otro factor determinante es la estructura de ingresos de cada hogar y cuál es la prioridad de consumo. Por eso, el Indice de Precios al Consumidor (IPC), que mide el Indec, no es preciso, ya que asume una misma estructura de ingresos para todos los hogares. “No es lo mismo un salario real estancado en un contexto en el que suben las tarifas de servicios públicos en relación a uno en el que no lo hacen. En el primer caso, los hogares deberán pagar servicios públicos más caros con un mismo poder de compra y, por lo tanto, destinarán menos recursos a comprar otros bienes”, subraya Ecolatina.

Por todo lo anterior, la consultora desarrolló el “Indicador de Ingreso Disponible”, que incluye ingresos no laborales. Este dato permitirá obtener información más profunda y detallada sobre un hogar objetivo al mismo tiempo que brinda información precisa respecto a cuándo y quiénes tienen una mayor o menor capacidad de compra. “Su seguimiento ayudará al sector público a entender la situación de cada grupo de hogar y al sector privado a analizar el timing correcto para su política de precios, lanzamientos y producción”, describieron.

A partir del nuevo Indicador, Ecolatina proyectó una contracción promedio anual cercana a 2%, explicada por un comienzo muy negativo (comparando contra el último período prepandemia) que a partir de abril mostrará un crecimiento interanual sostenido, el cual recién se desacelerará durante el último trimestre del año.

Detrás de estos números se esconden dinámicas heterogéneas, entre las cuales encontramos que las jubilaciones podrían retroceder más del 5% mientras que el salario real del sector privado le empataría a la inflación y tendría lugar una recuperación del empleo del orden del 7%, motorizada por los puestos de trabajo no registrados y cuentapropistas.

Impuesto a las Ganancias y consumo

Una de las medidas que el Gobierno impulsó para los asalariados privados es la reforma del Impuesto a las Ganancias, que tuvo ayer media sanción en la Cámara de Diputados. La iniciativa prevé subir el mínimo no imponible para salarios de $150.000 brutos, lo que beneficiaría a más de 1,2 millones de trabajadores y jubilados.

Al respecto, la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca Bocco, afirmó que el proyecto de Ganancias “permitirá generar un nuevo impulso sobre la demanda, producto del aumento en los ingresos del bolsillo de los trabajadores que queden excluidos del tributo”.

La funcionaria destacó que “la iniciativa es parte de las medidas para estimular el consumo y, de esa forma, contribuir a la recuperación general de la economía”.

“Necesitamos que los ingresos reales de las familias se recuperen para poder crecer”, expresó Todesca Bocco. Una inflación más alta de lo previsto en el arranque de 2021 puso en jaque el plan.

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