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“Hemos aprendido a producir en pandemia”, dicen en el Gobierno

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31 marzo de 2021

La llamada “segunda ola” de Covid-19 ya es una realidad, o por lo menos así lo muestran las declaraciones del Gobierno y los datos. Por ejemplo, sólo el lunes se confirmaron 14.014 nuevos casos de coronavirus, la cifra más alta en 5 meses. Ayer, fueron más de 10.000. Están arranando los primeros fríos y han ingresado cuatro de las cinco cepas que andaban dando vueltas por el mundo.

Ante esto, los distintos gobiernos, tanto provinciales como municipales, evalúan y aplican distintas restricciones que tendrán un impacto principalmente en las actividades relacionadas a la gastronomía, hotelería y turismo.

La actividad productiva, aunque con cierta heterogeneidad, parece haber dejado atrás lo peor de la pandemia y todo indica que, aún en un contexto de “segunda ola”, las restricciones productivas, directas o indirectas, serán menores que en 2020. No habría, por poner un ejemplo nítido, un mes de producción cero, como tuvieron las terminales automotrices en abril de 2020.

“La industria manufacturera, en todos sus rubros, se mantiene pujante y prevemos siga así, incluso en pandemia”, explicó el secretario de Industria, Ariel Schale, ante El Economista. “Hemos aprendido a producir en pandemia y una segunda ola haría que tomemos más recaudos, pero hoy en día la producción no volvería a cero como sucedió en abril de 2020”, añadió el funcionario.

Desde la Unión Industrial Argentina coincidieron con esta visión. Desde la entidad industrial, dijeron a El Economista, que “después de un año de protocolos, las empresas del sector están listas para afrontar los desafíos, es poco probable que se afecte la producción ante una segunda ola”.

“Las fábricas también han sido lugares donde se detecta de manera temprana los casos de coronavirus, parecería ser que es más conveniente que los empleados estén con actividades que ordenen la circulación y permitan saber dónde se originaron los casos”, destacaron.

Actividades comprometidas

Por su parte, las actividades más ligadas a la movilidad y/o el contacto, los grandes perdedores de la era Covid-19, seguramente sentirán más el impacto de una “segunda ola”. En este caso, son sectores que aún no pudieron siquiera tener rebotes en su actividad, ni siquiera con las aperturas o la temporada de verano. También preocupa para el sector comercio y servicios.

Para tener en cuenta, según informó ayer el Indec, la actividad en hoteles y restaurantes cayó 39% en enero, con respecto al mismo mes de 2020, pese a que hubo una normalización de la movilidad en el inicio de 2021.

Para la presidenta de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra), Graciela Fresno, “la caída de la actividad es impactante, pero además la recuperación está siendo mucho más lenta que en el resto de los sectores económicos”.

Según sus datos, durante el aislamiento, el 90% de los establecimientos se endeudó “para mantener la empresa viva”. De no contar con asistencia estatal, calculó que el 95% “no podrá afrontar sus costos” y agregó que “por eso, insistimos en la importancia de seguir teniendo asistencia del Gobierno”. Desde enero, agregó, “ya no estamos accediendo a los ATP, una herramienta que durante estos meses fue imprescindible para que no haya aún más destrucción de empleo”.

“A pesar del desastre socioeconómico que fue el 2020 nos dejó la enseñanza de que no se puede paralizar del todo la economía”, explicó el director de la consultora LCG, Guido Lorenzo, ante El Economista. “Las actividades que más pueden sufrir son el turismo y las aerolíneas, aunque florecen otras actividades como el comercio electrónico”, añadió.

“El impacto va a ser importante, sobre todo si las restricciones se parecen al 2020”, aseguró el economista en jefe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Matías Wilson, ante El Economista. “Todo depende del manejo por parte del Gobierno, aunque también influyen las expectativas de consumo en un contexto pandémico, que hace a la gente consumir menos en actividades ligadas a la movilidad”, agregó.

Desde Ecolatina proyectaron que, dado el contexto, se aplicarán más restricciones a la circulación aunque se intentará evitar restringir las actividades productivas. “El virus tendrá un impacto económico moderado: afectará principalmente a las actividades turísticas y recreativas, pero no impactará fuertemente en la producción de bienes”, aclararon.

“La economía en general se viene recuperando, pero está signada por una muy fuerte heterogeneidad, hay sectores, como turismo y hoteles, que están a la baja”, destacó el economista en jefe de Analytica, Claudio Caprarulo, ante El Economista. “Un recrudecimiento en el distanciamiento o las restricciones de circulación ponen en jaque mate algunos rubros o empresas que pudieron sobrevivir este último año”, estimó.

Para Caprarulo, en nuestro país hay municipios o pueblos enteros que dependen del turismo. “El Gobierno deberá encontrar la forma de asistirlos y, además, cada sector deberá buscar una forma de reconversión ante una pandemia que perjudica su actividad”, finalizó.

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