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Todo apunta a que habrá primarias

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01 febrero de 2021

Por Augusto Milano

A medida de que pasan los días y el Congreso no reanuda sus sesiones, la posibilidad de que se suspendan las PASO disminuye. Los gobernadores, con el argumento de la pandemia y su costo económico, quieren suspenderlas. Está claro que también tienen un interés político en que así sea para no darle a la oposición en sus distritos una oportunidad de organizarse y para armar las listas de candidatos sin rendirle cuentas a nadie.

Para el Gobierno, suspender las PASO implicaría un gran costo político porque sería un cambio de las reglas de juego cuando ya comenzó el año electoral. Por eso, con lógica, Alberto Fernández habilitó el tema en extraordinarias, pero sin acompañar un proyecto y dejó en los gobernadores la responsabilidad de conseguir los votos necesarios para modificar la ley.

El problema es que, aun si los consiguiesen, algunos distritos seguirían adelante con sus propias primarias para elegir a los candidatos locales, entre ellos, la provincia de Buenos Aires y la CABA.

En ese contexto, al Gobierno no le convendría que no haya primarias en distritos en los que sus candidatos ganarían y sí las haya allí donde todo tiene todo para perder, como en la CABA. Además, si hay PASO en Buenos Aires, que es el principal escenario político del país, el impacto político será el mismo que si se votase en todas partes.

La posibilidad de no hacer las primarias obligatorias o reservarlas para los casos en que haya competencia, tiene poco sustento. En todo caso, podría acortarse a un mes el período que media entre las primarias y las generales, pero tampoco tiene demasiado sentido si se trata de elecciones meramente legislativas.

Eso tendría razón de ser en el caso de comicios para cargos ejecutivos para evitar lo que ocurrió en 2019, cuando el Gobierno de Mauricio Macri virtualmente concluyó en agosto. Formalmente le quedaban cuatro meses de gestión, pero políticamente estaba terminado.

Si finalmente hay primarias, la discusión sobre las candidaturas, que ya se produce al interior de cada fuerza política, empezarán a acelerarse y hacerse pública porque antes de mitad d año deberán oficializarse. Además, las decisiones que se tomen en 2021 tienen que hacerse pensando en 2023 porque debe haber compatibilidad entre los que se pretenda ahora y las aspiraciones que se tengan para dentro de dos años. El mayor desafío lo tiene la oposición, que necesitará un candidato para la CABA, que es su principal vidriera y al mismo tiempo encontrar un candidato competitivo en la PBA.

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