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Se precisa crecer siete años al 3% para recuperar el empleo

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03 febrero de 2021

En el tercer trimestre de 2020 (último dato oficial disponible), la desocupación fue de 11,7%, según datos del Indec. Sin embargo, esta cifra está “subestimada” por cuestiones estadísticas de la coyuntura, por lo que los especialistas señalan que la tasa “real” estuvo en torno al 20%. Durante el segundo trimestre, cuando se aplicó la cuarentena más estricta en el país, la desocupación informada por el Indec fue del 13,1%, aunque la tasa “real” se estima en 29%.

Además, la reducción de la desocupación durante el tercer trimestre de 2020 respecto al trimestre anterior, la cual se dio en parte como consecuencia de la flexibilización de los controles a la movilidad y la reapertura de los sectores productivos, se produjo mayoritariamente con la recuperación de puestos de trabajo en el sector informal y en los trabajadores autónomos, lo que indica que aumentó la precariedad laboral.

Los economistas privados prevén que este año se recuperará algo, luego del récord de desempleo en términos “reales” que se registró en 2020 en medio de la extensa y estricta cuarentena que se aplicó en el país, en la que además se destruyeron miles de empresas, principalmente pymes. No obstante, proyectan que volver a los niveles de 2019 llevará tiempo.

La consultora Abeceb proyecta que para retornar al mismo número de ocupados que en 2019 se requerirán cinco años de crecimiento por encima del 3%, que sería “un escenario positivo teniendo en cuenta los profundos desequilibrios macroeconómicos actuales”. Para que el 43% de la población (tasa de ocupación de 2019) vuelva a trabajar, se requerirán dos años más, al incorporar al análisis el crecimiento poblacional, según estimó.

“El principal riesgo es que 2021 se convierta en un año de rebote (económico) sin empleo. Si avanza la normalización en las horas trabajadas, entonces la economía podría crecer entre 3,6% y 5,3% en el año sin generar ningún puesto de trabajo. Incluso, en un escenario de normalización parcial el piso de crecimiento es del 3,6%. Asumiendo un crecimiento del 5,9% en promedio, se generarán menos de 500.000 nuevos puestos”, indicó en un informe publicado ayer.

De acuerdo con el análisis, la construcción podría explicar entre la mitad y más de tres cuartos de la creación neta de empleo. En la otra vereda, el comercio y la intermediación financiera muestran un “panorama neutro”, mientras que en los servicios sociales, de minas y canteras, y en los de hoteles y restaurantes la recuperación no sería suficiente para impedir un ajuste mayor de los puestos de trabajo.

En el caso del empleo industrial, las perspectivas son de un ligero crecimiento, según Abeceb, impulsadas por el peso de alimentos y bebidas y de químicos. No obstante, agrega, las alertas en la debilidad de generación de empleo aparecen en textiles y confecciones, productos del metal y aparatos eléctricos. También, en las agencias temporales de empleo, que en general son puerta de ingreso para jóvenes al mercado laboral.

“La recuperación más rápida de los 'bienes brecha' contribuiría a moderar las bajas en el sector automotriz, de metales y de minerales no metálicos”, indicó la consultora en su informe, en referencia a aquellos que de alguna manera se ven impulsados por la amplia brecha cambiaria que hay actualmente en el país.

Abeceb sostiene que el desafío de la recuperación del empleo en el país no es sólo la velocidad, sino también la calidad. “Los asalariados formales han perdido cerca de un punto de participación en el total del empleo desde 2012. En la pandemia, la doble indemnización, los límites a las suspensiones y la prohibición de despedir pueden haber contribuido a limitar las desvinculaciones en el empleo formal, pero a la vez desmotivaron las incorporaciones y los refuerzos del personal que rota normalmente, con efectos negativos en el mediano plazo”, señaló.

Además, afirma que la paulatina extinción del ATP y su conversión al REPRO II también presionan sobre las empresas, sincerando los costos de la menor intensidad horaria, a lo que se suma el descongelamiento salarial, requerido en medio de altos registros de inflación.

“El cierre de 2020 muestra algunas señales de normalización de los procesos de desvinculación y vinculación entre los formales, aunque lejanos al nivel de rotación previos a la pandemia. Las formas más flexibles de trabajo, a tiempo parcial, con contratos por tiempo determinado o tercerizados, continuarán tomando relevancia en el mundo del trabajo, sin que nuestro país cuente con un marco moderno que encauce este tipo de relaciones laborales”, resaltó.

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